En la actualidad las opciones que existen en el mercado de los videojuegos son muy amplias, desde proyectos triple A con presupuestos millonarios que llegan a las consolas caseras y PC hasta experiencias casuales que llegan a los teléfonos móviles. Al final del día lo que más importa es la experiencia que te dejó el juego: desde entretención por 10 minutos en el camión hasta una interesante historia que no puedes dejar de seguir hasta que termina. Considero que lo más importante en un videojuego es la interacción que tienes con el mismo proporcionándote diversión, quizá por ello el gameplay y el diseño de niveles es lo que más nos importa a los jugadores entusiastas; el objetivo es que tengas en las manos un producto que por la manera en la que lo juegas, no quieres dejar de jugarlo hasta terminarlo, y ese sabor me dejó Shovel Knight.
Los videojuegos contemporáneos pueden caer en vicios como el abuso de escenas cinemáticas queriendo hacer del juego una experiencia cinematográfica (lo que tampoco es malo), o un apoyo tan grande al usuario que tanto trámite en preámbulos y tutoriales puede alejarte pronto de un videojuego. Es por ello que quizá hay quienes viven sólo de viejos recuerdos diciendo que antes sólo te ponías a jugar sin tanto problema y podías quedarte enganchado al divertido gameplay hasta acabar el juego en una sola sesión.
Shovel Knight es un gran respiro precisamente para todos esos jugadores, una humilde demostración de un proyecto que surgió de la financiación de los fans a través de Kickstarter que puso las expectativas muy altas y sin ningún problema las superó al llegar a nuestras manos. No sólo es un homenaje a los juegos de la vieja escuela en una excelente presentación, sino toda una fiesta de gameplay que nos resume toda una época de grandes aventuras en 8 y 16 bits.
Por muchos de sus elementos, Shovel Knight destaca entre todos esos miles de juegos que tenemos en la actualidad y lo recomiendo como un indispensable para todos aquellos que deseen una grata y divertida experiencia en un videojuego. Este título no sólo es una ventana a una época dorada de los videojeuegos, sino que retoma elementos contemporáneos que lo hacen sentirse fresco y no sólo como un intento de negociar con la nostalgia.
Jamás hubiera imaginado que golpear con una pala sería tan divertido. Como en los juegos de NES sólo tienes la cruz de control y dos botones con los que se hacen combinaciones muy buenas en un gameplay adictivo. Salto y ataque, no hay más.
El ataque va desde golpes lineales con la pala hasta ataques mágicos con reliquias especiales que irás encontrando durante el camino. Quizá uno de los elementos más sobresalientes del gameplay es el palazo hacia abajo que nos recuerda al movimiento del bastón de Rico McPato en Ducktales, el cuál no sólo te servirá para atacar, sino también para alcanzar rincones escondidos en el mapa.
Las habilidades del personaje se van mejorando, desde modificaciones a la armadura hasta golpes cargados pueden irse actualizando; a diferencia del desgastante grinding de muchos RPGs, en este caso todo lo tendrás que comprar con el dinero que encuentras en los niveles.
Hablando de dinero, todo gira en torno a éste en mecánicas que nos recuerdan a Borderlands. A lo largo de todos los niveles, prácticamente todo te da dinero para comprar mejoras o nuevas habilidades. Si mueres, pierdes dinero a menos que regreses al lugar de la muerte a recuperarlo, por lo que cada vez que cometes un error sentirás muy fuerte cómo el juego te castiga.
Todo lo anterior se combina en una mezcla perfecta que nos deja un sabor muy parecido a muchos títulos de plataformas y de acción de hace más de 20 años. Es simple, adictivo y perfectamente diseñado, actualizar las habildades de tu personaje resultará en una experiencia profunda.
Aunque no me gusta tanto hacer comparativas, en títulos como éste son inevitables. La exploración de sus niveles y variedad en los ataques podrá recordarte a Castlevania, mientras que su combate y pueblos podrán darte un sabor a Zelda II: The Adventures of Link. Su gama de jefes y enemigos con distintas habilidades podrá darle un toque de Mega Man, mientras que un mapa de los stages con libertad de elección y eventos aleatoriso te recordará a Super Mario Bros. 3.
Los castigos ante tus fallas y la flexibilidad del juego tienen un sabor moderno como a Borderlands o Dark Souls.
Todo lo anterior sumado a otros matices, te proporcionará dosis intensas de recuerdos que más que hacerte estar comparando, te sumergirán de forma natural en un viaje al pasado y al presente en una mezcla muy agradable.
¿Eres speed runner?, quizá puedas pasar el juego en menos de dos horas. ¿Lo tuyo es la exploración? Hay muchos objetos escondidos y habitaciones ocultas en los niveles. ¿Quieres un reto promedio? El juego te ayuda con checkpoints bien ubicados. ¿Quieres alta dificultad? Destruye los checkpoints e incrementa tu botín.
Shovel Knight es muy flexible en el sentido de que se adapta a tu forma de jugar. Sin darte a elegir un nivel de dificultad, tú mismo pones el reto dentro de cada uno de los niveles, y conseguir todos los logros que incluye es algo que si lo consigues es digno de presumirse.
Quizá jugadores muy casuales podrían encontrarlo difícil pero para el jugador promedio no deja de ser siempre disfrutable.
Si lo pasas sin detenerte podrías sentirlo corto, pero hay tantos detalles por observar que quizá sea lo que menos quieras hacer.
Peces cantantes y bailarines, pueblos llenos de vida, el caballero de la pala durmiendo al anochecer, soñar en forma de minijuego, minijefes dentro de los niveles, cofres del tesoro que te engañan, un cantante que reproduce las partituras que le llevas, eventos aleatorios en el mapa, minijuegos en el subterráneo del pueblo. En el juego no sólo tienes que dedicarte a pasar los niveles y derrotar a los jefes, sino que detalles como los anteriores rompen la monotonía de un juego de plataformas y lo convierten en una aventura en toda la extensión de la palabra.
Todo el ambiente que se presenta en el juego me hizo recordar cuentos de la infancia que me transportaban a mundos medievales imaginarios, un viaje que me encantó emprender con este juego.
Cuando conocí el proyecto y el concepto, se me hacía un poco absurdo pensar en un caballero que lleva una pala como arma, pero ya al verlo en acción me parece absolutamente acertado. No sólo el protagonista, cada uno de los jefes pertenecientes a The Order of No Quarter, tienen esa personalidad que se sentía con cada uno de los villanos de Mega Man.
Incluso los enemigos ordinarios o los NPCs que dan vida a los pueblos me recordaron esa maestría con la que Wayforward nos entregó personajes en la serie Mighty o Shantae, haciendo notar el paso de muchos de sus desarrolladores por dicho estudio.
A la persona que más admiro por su trabajo en soundtracks de videojuegos es a Jake “Virt” Kaufman. Amé por completo cada uno de los tracks de las dos entregas que hemos tenido de Shantae, los bellos arreglos de la versión remasterizada de Ducktales y las pegajosas melodías de Mighty Switch Force. No podía haber persona más adecuada para dar vida a este universo de aventura y fantasía con la música que Virt y el trabajo que logró es impresionante.
Hay quienes con sólo escuchar las melodías le dan ganas de probar el juego, y este aspecto es clave para considerarlo como un indispensable.
Para los que les gusta coleccionar objetos dentro del juego, están partituras dispersas por todo el universo de Shovel Knight que al ser entregadas a un músico nos deleitará con las diversas composiciones de Virt.
Aunque también se encuentra en Wii U y PC, es en el 3DS donde brilla Shovel Knight, no sólo por tener una resolución perfectamente adaptada a la portátil, sino por un brillante uso del 3D estereoscópico usando distintas capas en bellas imágenes que parecieran dioramas en los cutscenes y sobre el gameplay.
Es un juego excelente para una portátil, y un indispensable para todo dueño de un 3DS.
Lo mencionado es sólo una pequeña parte de la experiencia que fue para mi recibir Shovel Knight, una proyecto que ya tenía muy altas las expectativas cuando fue financiado en Kickstarter y que las supera por mucho. Pocos proyectos contemporáneos logran capturar la esencia de los clásicos y Shovel Knight lo hace de forma increíble. Mi única recomendación para todos ustedes es que lo adquieran, les aseguro que serán $150 pesos perfectamente invertidos en este indispensable que se encuentra entre lo mejor que he jugado en este 2014.
