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PS4
Platinum Games
Activision
24/05/2016
Recuerdo una etapa de mi vida en que las Tortugas Ninja eran prácticamente todo para mi, además de disfrutar de la serie animada y tener mi ropa deportiva de Leonardo que llevaba a la escuela, mi mayor ilusión era tener algunas monedas de $100 pesos –obviamente antes de la devaluación– para poder gastarlas en la vistosa arcade que me permitía hasta con otros cuatro niños disfrutar de una fabulosa aventura de Konami en la que las tortugas cobraban vida en uno de los beat’em up cooperativos que con más cariño recuerdo.
Estoy seguro que para muchos de los que crecieron durante la década de los años noventa del siglo pasado, las Tortugas tuvieron la misma importancia y es por ello que hago la referencia, no todos los días se estrena un juego de la serie y mucho menos uno que realmente se vea interesante.
Con ese sabor de nostalgia tuve la oportunidad de probar esta semana el más reciente juego de Las Tortugas Ninja publicado por Activision y desarrollado por Platinum Games (Bayonetta, Metal Gear Rising: Revengeance), mis esperanzas estaban por los cielos al conocer el buen trabajo del desarrollador japonés que no decepcionó mucho con su reciente juego de Transformers que tenía un formato similar y que en general siempre ha presumido de un dominio de los hack’n’slash y los títulos de acción.
Cuando supe que me tocaría la reseña estaba muy emocionado, se terminó la descarga del juego digital y prácticamente mis manos temblaban de emoción en cuanto vi su estilo de cómic en la pantalla, que aunque claramente no eran las Tortugas que me tocaron de niño si tenían esa esencia “cool” que las caracterizan y además lucían muy bien sobre la pantalla. Arranqué mi sesión con el tutorial que me enseñó las bases de su sistema de combate y a mi mente llegó el pensamiento “Claro, se siente toda la mano de Platinum en los combos y el sistema de combate”. Terminé el tutorial y arrancando el primer nivel tomé una captura de pantalla que compartí en mis redes sociales con la emoción de que mi aventura me recordara esos legendarios juegos noventeros, desafortunadamente no fue así, y un par de horas después me estaba quedando dormido de la aburrición y completamente triste de que ese juego al que le tenía mucha fe terminó siendo algo que recordaremos como una de las grandes decepciones del año, sobre todo porque el panorama parecía muy prometedor y habemos nostálgicos a los que un buen juego de las Tortugas nos hubiera gustado bastante.
Voy a hacer algo especial para esta reseña que espero sea de su agrado, aprovechando que ya desde el principio estoy rompiendo con mi formato tradicional al haber iniciado con una anécdota. Al estar muy marcadas las luces y las sombras que nos deja Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutants in Manhattan voy a enlistar las cosas rescatables del título por un lado y por otro sus abundantes problemas para que vean que desafortunadamente para este título la balanza se va de un solo lado muy desfavorable.
Antes de proceder a esa parte quiero resumir que el juego en su núcleo –entendiendo por ello sus mecánicas básicas– se siente muy bien pero se arruina por completo por su prácticamente inexistente diseño de niveles que se sustituye por varias horas de actividades repetitivas aleatorias que nos arruinaron la experiencia.
Se trata de un juego hack’n’slash con claro enfoque hacia el juego cooperativo que incluye nueve misiones en las que repites hasta el cansancio actividades aleatorias que pueden consistir en acabar con oleadas de enemigos, desactivar bombas o proteger zonas. Una vez que has logrado pasar el suficiente número de tediosas tareas para llenar una barra, estarás listo para enfrentar al jefe del nivel en específico, una serie de personajes que reconocerán inmediatamente todos los fans de la serie.
El juego tiene un selector de cuatro dificultades sintiéndose claramente escalado hacia la progresión de tus personajes; cada fase hará que tus Tortugas suban de nivel por puntos de experiencia y aprendan nuevas habilidades especiales o fortalezcan las que ya tienen para poder enfrentar los retos más grandes, aunque desafortunadamente no pasan de ser repetitivas actividades que aburren muy pronto.
Su duración es muy corta pues en unas cuántas horas habrás superado los 9 niveles disponibles y fuera de ello pues no queda más que reunir algunos cómics coleccionables colocados también de forma aleatoria dentro de sus genéricos niveles.
Quizá la parte más divertida del juego es cuando sustituyes a tu equipo de Tortugas controladas por una inteligencia artificial bastante mejorable por personas reales que te ayuden en su modo multijugador en línea. Sobre todo con amigos podría pasarse mejor el rato.
Es Platinum Games y se nota en un sistema de combate que los primeros minutos te dejará sorprendido. Controles responsivos, rápidos y frenéticos, animaciones limpias, un sistema de bloqueo bastante bien diseñado que se corona con un parry que te puede hacer desatar un ataque sorpresivo por la espalda a tu rival o una buena cantidad de movimientos especiales nos hacen ver que el juego pudo haber dado mucho más de sí mismo si tuviera un buen diseño de niveles.
Debemos mencionar que además de que el sistema de combate se siente bien, tiene elementos bastante creativos y hasta graciosox en el momento en que las tortugas hacen movimientos especiales que van completamente con su humor y estilo
El juego se ve bastante bien a pesar de que esté pensado todavía para atender a las consolas de generación pasada. Es una crítica infundamentada decir que se ve mal su estilo gráfico porque tiene su encanto el hecho de que se vea como un cómic en movimiento, con todo y que las tortugas tengan todo el humor y estilo de los personajes contemporáneos en lugar de los de hace un par de décadas. Se extraña que no corra a 60fps por la naturaleza del juego pero al menos los 30fps en que se presenta son estables.
Funciona bien en modo cooperativo como en aquellos arcades en los que cada jugador tomaba su rol para pasar los distintos niveles. El trabajo en equipo se recompensa con super habilidades que se pueden combinar con resultados bastante interesantes.
Entre lo más rescatable del juego está el enfrentamiento contra nueve jefes que reconocerán quienes siguen la serie y nos recuerdan también todo el etilo de Platinum generando batallas interesantes que de igual forma se disfrutan mejor en modo cooperativo.
No hay modo cooperativo local en un juego que hubiera funcionado de maravilla como juego compartido de sofá. Eso implica que te conectes vía internet con quien desees jugar y muchas veces te atengas a los problemas que eso puede generar como repentinas desconexiones que te dejan fuera de batalla y que están presentes en un juego cuyos servidores no funcionan a la perfección.
El juego está completamente enfocado a que las cuatro tortugas combatan al mismo tiempo, si juegas en solitario puedes cambiar rápidamente entre nuestros héroes reptiles con pulsar un botón para aprovechar todas sus particularidades y habilidades especiales, también puedes darles órdenes como que se queden junto a ti, te esperen, te protejan o te sigan. Desafortunadamente las inteligencias artificiales no funcionan como hubiéramos esperado, generando que te desobedezcan con facilidad muchas veces arruinando misiones de sigilo o que se anden sacrificando de forma muy tonta al atacar a un rival.
Hay otras ocasiones en que tus compañeros controlados por sus inteligencias artificiales toman demasiado protagonismo de forma automatizada y eso tampoco es bueno, por lo que aunque no puedo negar que es jugable, sí tiene deficiencias fuertes al momento en que lo disfrutas en solitario.
Quizá el pecado más grande del juego es carecer completamente de diseño de niveles, esto es, aunque hay espacios abiertos o pasillos interminables en los que aparecen enemigos sin sentido por todos lados no hay realmente un orden, sino más bien un algoritmo aleatorio que genera en todos los casos una serie de misiones repetitivas y tediosas para poder progresar. Este problema es lo que mata al juego y lo deja para muchos con calificaciones reprobables pues de nada nos sirve un vistoso y funcional sistema de combate sin niveles adecuados donde podamos aprovecharlo.
Además de que los rivales tienen muy poca variedad repitiéndose una y otra vez, son esponjas de daño, lo que hace que subir los niveles de dificultad haga que los combates simplemente sean más largos al tener enemigos con más salud y que te bajan más con cada uno de sus golpes en lugar de que actúen de forma más inteligente. El hecho de estar más de 5 minutos combatiendo contra un enemigo resistente simplemente por ser una esponja de daño resulta en un juego tedioso al darnos cuenta que estos enfadosos rivales no dejan de aparecer por los algoritmos aleatorios del juego.
Pasillos interminables. Aunque hay algunos niveles que exploran interesantes mecánicas como uno en el que planeas con tu paracaídas y te elevas dependiendo la dirección del viento, la constante es que ni siquiera son creativos. Dejando a un lado la repetición de misiones y sus rivales esponjas de daño, los escenarios tampoco te motivan al seguir al repetirse una y otra vez el mismo pasillo o área abierta reciclando muy pocos elementos para generar una zona extensa, lo que provoca que rápidamente te canses de estar viendo a tu alrededor lo mismo una y otra vez.
Aburrido, realmente muy aburrido. Quizá al leer todos los puntos anteriores ya te imagines que el juego es realmente una experiencia aburrida; la suma de todos esos elementos genera que aunque resulte divertido el combate los primeros minutos del juego rápidamente se convierta en algo tedioso y entre lo más aburrido que he jugado últimamente, un juego que probado por la noche te dejará dormido rápidamente.
Ya que tiene muchísimo reciclaje de elementos quizá se imaginen que el juego podría haber sido alargado de forma artificial, pero ni siquiera eso, y pensándolo bien no es necesario que lo busque al ser tan aburrida la experiencia. El juego es demasiado corto con tan sólo 9 niveles que en unas 5-6 horas acabarás sin tener ganas de volverlo a pasar en otra dificultad o mejorando tus puntuaciones.
Un juego jamás se califica por su precio, pero debo decirles que es carísimo pagar $50 dólares –que en México superan los $1000 pesos quizá– por una experiencia tan corta, efímera y aburrida. Quizá haberle dado una oportunidad por unos $20 dólares hubiera valido la pena por los elementos que señalamos como positivos pero pagar por algo tan caro que tiene resultados tan mediocres realmente no vale la pena.
Llego a este punto en el que veo mi reseña breve y ni siquiera me quedan ganas de escribir más, porque un juego que se veía muy prometedor resulta siendo una completa decepción. Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutants in Manhattan tiene en sus primeros 15 minutos de juego luces que quizá lo podrían colocar como una de las mejores propuestas de la serie en años, pero todo se queda en un débil espejismo pues no pasa ni media hora cuando te das cuenta de que el juego está completamente vacío.
Se siente como que se le pidió a Platinum que hicieran el juego para coincidir con el estreno de la segunda película de las Tortugas Ninja de Michael Bay y apresuraron un desarrollo en el que hay diseño de algunas mecánicas centrales pero todo lo demás se le dejó al azar sin pensar en el diseño de niveles que es el alma de la mayoría de los juegos, resultando así en una experiencia aburrida.
Por todo lo anterior definitivamente no podemos recomendar el juego si además consideramos su elevado costo. Quizá se convierta en pieza de culto pero realmente es muy poco lo que ofrece para poder decirles que consideren adquirirlo.