Entre un mar de estudios que intentan combinar tantos géneros como sea posible en un sólo juego colgándose de la popularidad de los mundos abiertos, Frictional Games busca todo lo contrario, mantener y refinar la esencia de un sólo género que se ha ido perdiendo con el tiempo.

Una compañía que desde 2007 con la serie Penumbra nos ha otorgado experiencias clásicas de survival horror alcanzó la máxima fama con Amnesia The Dark Descent, juego con el que se legitimó como desarrolladora única en su tipo por imprimir su propio estilo en sus creaciones.

En esta ocasión regresan con SOMA, un juego que definitivamente se posiciona como uno de los mejores survival horror contemporáneos y que perfecciona la fórmula de Frictional Games con nuevos elementos que lo hacen más sobrio y ambicioso. Este survival horror de ciencia ficción nos pone en el papel de Simon Jarrett; con un gameplay en primera persona exploramos muchos años en el futuro PATHOS-2, una serie de instalaciones de investigación bajo el agua repleta de máquinas que juran ser humanos.

La historia es totalmente enigmática y se nos va dando en pequeñas dosis a través de las ocho horas de duración de la campaña. Tal y como ocurría con los survival horror de antaño, la información sobre el contexto en el que nos encontramos es encontrada en documentos, fotografías, cintas de audio y a través de conversaciones con Catherine, personaje secundario que nos guía de manera reservada a través de la radio.

“La realidad es aquella que, cuando dejas de creer en ella, no desaparece”.

― Philip K. Dick, I Hope I Shall Arrive Soon

Con esta cita abre el prólogo del juego, de manera bastante acertada ya que SOMA juega todo el tiempo con nuestra percepción de la realidad de manera aterradora. Durante las primeras horas de juego me encontré totalmente confundido sobre lo que sucedía y por qué me encontraba allí. Varias veces dudé sobre si los enemigos eran realmente malvados por naturaleza o si los estaba malinterpretando; personajes secundarios que juraban ser víctimas daban la impresión de tener malas intenciones, y así el horror se iba construyendo más en mi cabeza que en lo que veía en el juego directamente.

Un acierto del estudio definitivamente es el horror atmosférico. A lo largo de los pasillos metálicos y las distintas zonas del centro de investigación nos encontramos con combinaciones nauseabundas de hombres con máquinas. Tanto enemigos como personajes secundarios se mueven en personalidades grises donde no podemos estar seguros de quién es bueno y quién es malo, ya que ambos combinan cuerpos metálicos con orgánicos y la única diferencia es la agresividad con la que te abordan.

A diferencia de otros juegos del género, aquí no tenemos ningún arma ni herramienta con qué defendernos. El gameplay, aparte de la exploración, consiste en niveles laberínticos inteligentemente diseñados para rompernos la cabeza al tratar de descifrar cómo llegar al otro lado sin ser detectados. Masas descomunales de metal oxidado acechan dichos niveles, y la única manera de pasar desapercibidos es aprendiendo sus patrones de movimiento o distraerlos arrojando algún objeto contra una superficie.

Al no tener enemigos sobrenaturales como fantasmas o demonios, SOMA resulta más desconcertante, inquietante y perturbador al enfrentarnos con máquinas que poseen características humanas. Una alta dificultad acompaña a cada reto, por lo que un solo enemigo en la zona bastará para mantenernos ocupados por un largo rato.

Un detalle único del juego es la incapacidad de morir. Si la máquina en cuestión nos detecta, corre hacia nosotros y a menos que logremos escapar (que será increíblemente difícil debido a su alta capacidad de percepción), el enemigo aprovechará su fuerza sobrehumana para azotarnos con gran fuerza y dejarnos medio muertos. Así, tendremos que reiniciar el reto pero con la visión distorsionada, cojeando de un pie y jadeando, lo que vuelve aún más difícil superar con éxito la zona. La distorsión de los sentidos es la marca de Frictional Games que sigue en uso en este juego y se agradece.

También se agradece la sobriedad con la que está construida el juego. Al no utilizar recursos como el gore y el atasque de colores y enemigos en pantalla, el diseño de niveles y la atmósfera son los que reciben toda la atención en SOMA. Pequeños detalles como los impecables cambios auditivos cuando un enemigo nos detecta o las luces parpadeantes de lámparas prendiéndose y apagándose en las extensas zonas subacuáticas son determinantes para guiarnos a través de los niveles.

Hablando de guías, el juego jamás nos lleva de la mano ni nos pone tutoriales obvios para avanzar. Debemos ser lo suficientemente perspicaces para explorar cada zona y descubrir todas las pistas posibles que nos indiquen cómo abrir determinada puerta o accesar cierta terminal en una computadora. Contraseñas, llaves, nombres y ubicaciones de palancas se nos irán dando dependiendo de nuestra capacidad de encontrar pistas al seguir cables eléctricos o tubos de ventilación, por ejemplo. Omnitool es una herramienta indispensable que iremos mejorando conforme avanzamos y nos permitirá activar mecanismos, encender plantas de luz y recopilar información en terminales de computadoras, entre otras cosas.

Aprecié de principio a fin cada aspecto de SOMA, que por más que nos recuerde a Dead Space por tener a una acompañante o a Bioshock por sus elementos subacuáticos, logra trascender por sus propios méritos gracias a su increíble diseño de niveles, su capacidad de crear un mundo creíble con detalles atmosféricos en los que descansa parte del horror y las distintas decisiones que debemos tomar para hacer de la experiencia nuestra y nada más.

Tener la capacidad de salvar sin salir del juego obligatoriamente o algún tipo de log para revisar todos los archivos que hemos recopilado hubieran sido un excelente añadido. Finalmente, es increíble cómo Frictional Games logró hacerse de su propio nombre en el club de los pocos survival horror en el mercado, su sobrio diseño y su alucinante historia son suficientes para posicionarlo como un excelente juego, pero esta última la tendrán que descubrir ustedes mismos.

Pueden encontrar SOMA en PC (269.99 pesos mexicanos) y PlayStation 4 (29.99 USD o 26.99 USD para PS Plus) de manera digital únicamente, cuenta con voces en inglés y subtítulos en varios idiomas incluyendo el español.