La nueva película de Pixels es la muestra perfecta de cómo no se deben hacer las cosas. Lejos de ser un viaje nostálgico por la era dorada de las arcades, resulta en una comedia floja, mal realizada y que terminará por hacer enfadar a los verdaderos fans de los videojuegos.
En 2010, un usuario de Youtube llamado Patrick Jean subió un cortometraje llamado Pixels, en el que personajes clásicos de videojuegos como Donkey Kong, Pac Man y hasta los bloques de Tetris, crean caos en la ciudad de Nueva York sin razón alguna convirtiendo a todo lo que tocan en versiones de 8 bits. Ese corto se volvió extremadamente popular, ya que aparte de divertido, contó con muy buenos efectos especiales (o por lo menos para el estándar de los cineastas amateur).
Hollywood no tardó en querer su rebanada del pastel, y rápidamente se adquirieron los derechos de ese corto. Sin embargo, lejos de adaptarlo con una historia interesante y coherente, parece que se enfocaron a expandir su duración hasta ser un largometraje, tratando de explotar los efectos especiales lo más que pudieron. El resultado, es una película sin contenido y enfocada a un público que no conoce nada de videojuegos.
La cinta inicia a principios de los 80, cuando los arcade estaban de moda. El personaje principal es Sam Brenner (Adam Sandler), quien se convierte en un experto en todos los juegos que toca después de tan solo unos segundos de haber tocado el control. Su explicación, es que puede reconocer patrones en la programación de los enemigos y por ello nunca es derrotado. Pero…¿qué no eso le quita el chiste a cada juego? Entonces nos están diciendo que no se trata de un verdadero jugador, sino de alguien que simplemente juega sin divertirse. Casi como un Rainman de los videojuegos.
Brenner participa gracias a su talento en un torneo “Mundial” de videojuegos. Su amigo de toda la vida, Will Cooper (Kevin James), se convierte en Presidente de los Estados Unidos. Mientras que su gran rival, Eddie Plant (Peter Dinklage), es un excéntrico bravucón que termina en prisión. Este equipo es a quien le dan la confianza de ser la salvación de toda la humanidad. Es decir, que en lugar de recurrir a expertos programadores de videojuegos, simplemente son elegidos por ser amigos del Presidente.
En esa competencia de videojuegos, se encontraban representantes de la NASA, quienes enviaron una grabación de todos los juegos en los que compitieron en una nave en busca de inteligencia artificial. Esos extraterrestres (sin explicación alguna) toman ese único fragmento de la grabación de la NASA como ejemplo para atacar a la Tierra. Envían coordenadas y la fecha en la que se realizará un duelo, donde los humanos tienen la oportunidad de defenderse. El primer equipo en ganar 3 de los 5 juegos, será el triunfador.
De ahí en fuera, todo lo demás resulta absurdo. Por ejemplo, los protagonistas llegan de un lugar de la Tierra a otro en cuestión de horas, acuden a fiestas entre competencias a pesar de que la humanidad está a punto de ser destruida y entrenan a soldados con videojuegos en cuestión de minutos. De momentos como esos, está llena la película.
Como mencionaba anteriormente, no parece ser una película para aficionados a los videojuegos. Los personajes caen en el estereotipo de Nerds, siendo antisociales, raros, malos con las relaciones con mujeres y, por supuesto, expertos en videojuegos. Pero no lo hacen de una forma agradable como lo vemos por ejemplo, en The Big Bang Theory donde los protagonistas son parecidos pero no dejan de tener diálogos inteligentes. Los tipos de Pixels son verdaderos inadaptados que reaccionan ante las situaciones de la peor forma posible con humor muy…pero muy forzado.
La película sí está plagada de referencias a juegos clásicos, e incluso hacen su aparición algunos personajes de Nintendo sin sentido alguno. Por citar un caso, (ADVERTENCIA DE SPOILER) en algún momento hace su aparición el perro de Duck Hunt, lo cual no encaja en la historia ya que el torneo del inicio de la película se realizó en 1982, mientras que el personaje salió varios años después en el Famicom y NES.
Al ser una película producida por Sony, no podían dejar de mencionar al PlayStation 4 en algún momento, y también vemos gameplay de The Last of Us, del cual hablan mal diciendo que se trata de un juego muy violento y sin ser tan bueno como los viejitos. Está bien que quieran justificar lo más destacado de los clásicos, pero no significa que desprestigien a los nuevos.
El único dato educativo de la cinta, es la participación de Toru Iwatani, creador de Pac-Man, quien aparece en pocas ocasiones pero es interpretado por un actor.
Quizá lo único rescatable de la película sean sus efectos especiales. Los modelos de los personajes en tres dimensiones lucen muy bien. Somos testigos de cómo cobran vida personajes que siempre vimos en pixeles, de tamaño muy pequeño y de los que prácticamente teníamos que imaginar o adivinar su verdadera forma.
También está muy bien lograda la forma en la que los extraterrestres se comunican con los humanos, que es por medio de mensajes televisivos en los que actores de programas de los 80 anuncian los retos. Como los protagonistas de La Isla de la Fantasía y Madonna con su look juvenil, entre varios otros.
Otro aspecto que no termina por encajar, es la banda sonora. Aunque a todos nos gusta escuchar clásicos del pop y rock de los 80, aquí las utilizan de forma exagerada llegando a saturar el audio e incluso las propias melodías de los juegos originales. Durante la pelea con Donkey Kong, hubiera estado genial el escuchar la música original de fondo, pero prefirieron poner en su lugar “We will Rock You” de Queen que no tiene nada que ver con la película.
Pixels es una película que desea ser atractiva para los fans de videojuegos, pero resulta en todo lo contrario. Da la impresión de que fue hecha por personas que no conocen nada acerca de esta industria y que creen que los videojuegos deben ser infantiles. Es por ello que recurrieron a un humor burdo y forzado.
La trama es absurda, incoherente, simplista y nada atractiva, ya que a pesar de ser fantasía, no logra convencerte.
Las actuaciones son de la misma calidad que hemos visto en otras películas de Adam Sandler y ni siquiera se salva el gran Peter Dinklage de una mala interpretación. La verdad sí nos extraña que el resultado haya sido tan malo, siendo que fue dirigida por Chris Colombus.
Si deseas ver una buena película de videojuegos, mejor enfócate en Tron, Wreck-It Ralph, Wargames e incluso Scott Pilgrim vs. The World. De verdad te recomendamos alejarte de este mal intento por llevar al cine a los clásicos de los videojuegos. No es entretenida, ni graciosa y mucho menos nostálgica.