Más de cuatro años tuvieron que pasar desde que Ready At Dawn comenzó a trabajar en un juego que luciera impresionante en la más reciente consola de Sony. Esta semana durante una entrevista, el director de operaciones del estudio, nos comentó que una de las filosofías básicas de su equipo es que sin importar la plataforma en la que estuvieran trabajando, siempre tratan de exprimir al máximo sus capacidades, aspecto del que no tenemos ninguna queja al respecto con The Order: 1886, pues realmente el juego luce impresionante a nivel gráfico y hace justicia a lo que vimos en sus tráilers.
Mucha polémica causó el hecho de que The Order: 1886 es un juego corto para los estándares de los juegos similares, algunos estiman que tardas entre 6 y 7 horas en pasar una campaña que poco te motiva a regresar, caso que para nada se cumple en todos los casos puesto que habemos quienes nos tardamos mucho más en esa primer vuelta al juego.
¿The Order: 1886 tiene problemas? Sí, como bien lo comentaba el buen Clau en su detallada reseña del juego, pero distan de ser su duración. Si bien este elemento influye para que las reseñas del título sean mixtas, problemas más profundos en The Order 1886 son los responsables de que no sea el primer gran juego del año entre las exclusivas de PS4.
Después de jugar The Order: 1886 reflexioné en torno a una serie de elementos que van mucho más allá de la duración del juego y que no nos permiten aclamarlo como el gran título que muchos hubieran esperado; algunas fallas que son responsable de que un juego que quizá pudiera haber sido aclamado con ochos y nueves entre la prensa haya tenido números entre los seises, sietes o inferiores.
Es bien sabido por muchos de ustedes que soy amante de la historia, por lo que me parece muy atractivo cada vez que un videojuego se convierte en esa máquina del tiempo que me hace sumergirme en una época que sólo imaginaba al ver documentos u objetos relacionados a la misma. A diferencia de experiencias como el cine, en los videojuegos tienes la libertad de explorar, aunque sea de forma limitada, el entorno que te rodea.
Mis primeros minutos con The Order: 1886 fueron fascinantes, apreciar Londres de la época victoriana con el impresionante logro gráfico que tuvo Ready At Dawn fue una experiencia realmente agradable. Los reflejos en las ventanas y la transparencia de los vidrios, la textura de las telas, los efectos de iluminación difusa y muchos otros detalles excelentemente cuidados me hicieron sentir muy bien con el juego.
Lo que más me sorprendió fue el detalle de todos los objetos con los que podía interactuar. Fuera un arma, un artefacto, un documento –con caligrafía preciosa– o lo que sea, me pareció fascinante la atención al detalle de los objetos que podía examinar en las manos de Sir Galahad; me parece que el equilibrio perfecto de detalle en sus texturas con la iluminación adecuada lograron detalles prácticamente fotorrealistas que jamás había visto dentro de un videojuego.
Los personajes me agradaron, las actuaciones de voz estuvieron bastante decentes tanto en su idioma original como en su adaptación al español latino. La historia me enganchó y me hizo sentir como en una serie de TV en la que quieres acabarte todos los capítulos en una sola noche de desvelo. La primera impresión fue muy cinematográfica y agradable en general, aunque se fue convirtiendo en algo mucho más gris con el paso de los minutos, y la razón fue el gameplay.
A diferencia de muchos, soy de los que disfrutaron Knack cuando el PS4 llegó al mercado, no es un juego perfecto pero me recordó mucho la manera en que funcionaban los juegos de plataformas en tres dimensiones en la época del primer PlayStation. El principal problema de este título al lado de otros juegos del género que evolucionaron en sus mecánicas de forma muy evidente en más de 20 años, es que se sentía muy anticuado para lo que pudiéramos haber esperado de un título de nueva generación.
Se preguntarán a qué viene esta comparación, me parece que tiene todo el sentido porque a The Order: 1886 le pasa algo muy similar: sus mecánicas se sienten muy poco refinadas y hasta anticuadas para los estándares de género en nuestros días. Me imagino que si hubiera salido en tiempos del PlayStation 2 pudiera haberse sentido correcto, pero los estándares contemporáneos para este género provocan que sus fallas salgan a relucir de forma muy evidente.
Algunos movimientos poco fluidos, inteligencias artificiales malas (tanto de rivales como de aliados), patrones de los rivales predecibles, dificultad para apuntar con muchas armas y otras deficiencias provocan que el juego no se sienta muy bien.
Quizá el pecado más fuerte de The Order: 1886 es que, aunque podemos disfrutar de juegos que se apegan mucho a un guión y te llevan de la mano, este título puede abusar de dicho recurso; el grado de libertad que le da al usuario se siente muy pequeño, todo va fluyendo de manera tan calculada que más que ser un juego libre es un ride al que te subes y quizá nunca te bajas en el tiempo que te dure el juego. A diferencia de otras experiencias muy cinemáticas como Uncharted o The Last of Us que te permitían buscar objetos ocultos o explorar entornos semi-abiertos en The Order: 1886 el túnel por el que vas es muy evidente y aunque puedes detenerte a observar el excelente detalle de los entornos, es realmente poco lo que puedes hacer en ellos.
Cuando el juego explora escenarios muy interesantes o que proponen una que otra mecánica que pudo haberle venido muy bien al juego, esos momentos se sienten cortos y hasta desaprovechados, sintiéndose en general como un experimento que podría explotarse mejor en alguna futura entrega de la franquicia.
Pensando en lo que le pasó a The Order: 1886, me pongo a pensar en la historia del estudio, si bien anteriormente casi todos sus trabajos fueron fuertemente aclamados por la crítica, en esta ocasión les tocaron fuertes críticas sobre todo en cuanto a la manera en que se desempeña el juego.
¿Qué hubiera pasado si se les hubiera pedido que hicieran un juego de la serie God of War? Quizá hubieran aprovechado esos gráficos sorprendentes y los hubieran combinado con un género que ya dominaban ampliamente con un resultado positivo casi asegurado. No obstante la apuesta fue ampliar el abanico de IPs exclusivas de la marca, y el resultado –aunque tiene sus problemas– en general fue bueno.
Los problemas de The Order: 1886 como videojuego –puesto que en aspectos narrativos y técnicos es casi impecable– parecieran fruto de la falta de experiencia de Ready At Dawn con los juegos del género; si consideramos que es su primera gran producción para consolas caseras es hasta cierto punto “comprensible” que el juego tenga algunos problemas.
No todas las primeras entregas de muchas franquicias han sido buenas –recordemos al primer Assassin’s Creed o Uncharted por poner un ejemplo– en muchas ocasiones se sienten como experimentos que terminan consolidándose hasta su segunda entrega donde se nota que aprendieron mucho de los errores que cometieron con el primer juego.
The Order tiene muchas propuestas positivas, por lo que otras historias dentro del mismo universo con el expertise que tomó Ready At Dawn de este primer videojuego pudieran ser realmente buenas y convertirse en muy buenos títulos.
Para nada eso es un pretexto que justifique los errores que tiene el juego, pero nos deja pensando que futuros desarrollos podrían ser más acertados.
No negamos en absoluto que el juego tenga errores, y se los hacemos explícito para todos aquellos que consideren que son lo suficientemente fuertes como para no darle una oportunidad, pero no por ello podemos ser injustos con el mismo.
Descalificar el juego por su duración es la peor injusticia que se puede tener con el mismo.
Tirar por la borda el excelente trabajo gráfico, técnico y narrativo por los errores del juego también es injusto, pues aunque quizá se queda fuera de los candidatos a juego del año es un buen título.
A manera de conclusión de esta reflexión conviene lanzar esta interrogante. The Order: 1886 es un muy buen viaje, una buena historia emocionante y visualmente superior a cualquier otra cosa que hemos visto; si eso es lo que quieres quizá te convenga darle una oportunidad.
Si quieres un buen shooter, o un juego que puedas revisitar una y otra vez con diferentes objetivos, quizá The Order: 1886 no llene tus expectativas.
Yo lo disfruté, aunque ciertamente me duele pensar que pudo haber sido mucho mejor y un parteaguas en la manera en la que se nos cuenta una historia a través de un videojuego.