Un día como hoy pero del memorable 1998, The Legend of Zelda: Ocarina of Time se lanzó de manera oficial en el mercado americano para el amado Nintendo 64, convirtiéndose en todo un fenómeno mediático del que todo el mundo hablaba. Tanto los jugadores más veteranos de la saga, como los que apenas le iban entrando, quedaron completamente impactados ante la magnitud de esta aventura que seguramente, siempre se mantendrá dentro de las listas de lo Mejor de todos los Tiempos.
Los elementos que hicieron tan grande a este título son por demás variados, no obstante, creemos que su impecable gameplay y muy profunda atmósfera, hicieron que rápidamente se convirtiera en el favorito de muchos. La espera por una nueva entrega de la serie desde The Legend of Zelda: Link’s Awakening de 1993, fue por demás extensa, no obstante, valió la pena.
Cuando a mediados de los años noventa, la industria de los videojuegos comenzó con la transición del 2D al 3D, muchas de las franquicias más reconocidas se vieron afectadas de manera muy importante, pues el cambio fue mucho más doloroso de lo que algunos podrían haber pensado por diferentes razones. Para fortuna de todos los amantes de Nintendo, las principales series de esta marca mutaron de manera casi perfecta, sobre todo si hablamos de algo como The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
El principal problema de todo juego que buscaba tocar la tercera dimensión, tenía que ver conque prácticamente todo lo aprendido a lo largo de los años, debía de ser desechado, pues tanto los controles, como el diseño de niveles y gameplay en general, funcionan de manera muy diferente en este tipo de juegos.
Hacer que The Legend of Zelda funcionara en un ambiente 3D, no sería una tarea nada sencilla, por lo que Nintendo debía caminar con mucho cuidado cuando hiciera el intento. El hombre elegido para llevar a cabo tan compleja tarea fue Eiji Aonuma, joven diseñador que para ese momento, ya tenía bastante experiencia en el medio gracias a sus participaciones en múltiples juegos de la serie.
Nintendo decidió no complicarse tanto al tomar un camino seguro, pues para Ocarina of Time, básicamente agarró el núcleo de todo lo que hizo tan grande a A Link to the Past para transportarlo a un ambiente 3D. Después del excelente resultado que se tuvo con Super Mario 64, se echó mano de una versión modificada de ese mismo motor gráfico para construir la nueva aventura de Link.
Uno de los elementos que más preocupaban dentro de este nuevo proyecto tenía que ver con el combate, pues simplemente no se podía entregar una experiencia con mira aérea cuando todo el mundo estaba esperando moverse en un mundo compuestos por tres ejes. La solución fue simple, pero brillante. El Lock On mode permitía que las peleas con la espada y escudo se sintieran fluidas y muy bien logradas, pues el complicado tema de la cámara se resolvía al momento de que ésta se ponía fija detrás del jugador sin perder de la mira al enemigo al que se estuviera enfrentando.
El uso de la mayoría de los ítems funcionaba a la perfección cuando usábamos el botón Z para fijar nuestra mira sobre los enemigos, mientras que cosas como el Hookshot o el Arco, los cuales, requerían de mayor precisión para ejecutar ciertas acciones, se podían poner en primera persona. Ni qué decir de la maravillosa interfaz que aprovechaba a la perfección el manto del Nintendo 64. ¿Recuerdas lo genial que era acomodar tus herramientas en los botones de C?
Otra parte del juego que tuvo que ser repensada casi por completo, fue el diseño de los niveles y escenarios en los que nos desenvolvíamos como jugadores. Construir un templo en 3D, por ejemplo, no tiene nada que ver con hacerlo en 2D, por lo que Nintendo tuvo que aprender muchas nuevas técnicas. Los ambientes de Ocarina of Time no son de lo mejor de esta serie si uno los compara fríamente con otras cosas, sin embargo, hay que reconocer el grandísimo trabajo que se hizo para entregarnos cosas como el Water Temple o Spirit Temple.
Si todo lo anterior lo combinabas con su más que sobresaliente dirección de arte, gráficas impresionantes para su tiempo y por su puesto, su más que épica música, teníamos como resultado uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos de acuerdo con la opinión general del público. Incluso se convirtió en el primer 10 perfecto que muchos de los sitios y revistas especializadas más importante del mundo, daban en toda su historia.
La revolución que Ocarina of Time trajo a toda la industria, dejó una huella imborrable que sigue teniendo eco hasta nuestros tiempos. La forma en la que todo el proyecto fue concebido en un inicio, tan solo se vio superado por la más que sobresaliente ejecución que se tuvo. Esto, evidentemente causó que muchos desarrolladores alrededor del mundo tomaran inspiración para crear obras futuras.
Sin lugar a dudas, la parte más importante del legado de Ocarina of Time tiene que ver con le hecho de que hacer juegos en 3D de la calidad de lo habíamos visto en 2D hasta 1998, era completamente posible. Cosas como los problemas de cámara y controles en general, fueron resueltos con verdadera maestría para que la dura transición de tecnologías, fuera un poco más llevadera para el resto de la industria.
El Nintendo 64 siempre fue una consola muy criticada por sus limitaciones técnicas y altos costos de producción. Sí, Ocarina of Time fue uno de los proyectos a los que más dinero se les puso en aquellos años y la verdad, es que cada dólar invertido quedó de manifiesto cuando ese cartucho comenzó a correr en nuestras consolas.
Algo de lo más impresionante técnicamente tenía que ver con la parte sonora del juego, pues la consola sobre la cual funcionaba, no contaba con chip dedicado al audio, por lo que Koji Kondo tuvo que hacer autenticas maravillas para entregarnos esas melodías que pasaron a la historia.
Obviamente, Ocarina of Time se terminó convirtiendo en la plantilla para prácticamente todos los Zelda venideros, marcando el camino que la serie debía tomar desde ese momento. No fue sino hasta Skyward Sword que vimos que la cosa se empezaba a mover hacia nuevos horizontes. Incluso se habla de que este juego inició con una escuela completamente nueva de diseño dentro de Nintendo, pues vale la pena recordar que se empezó a acuñar el término “Aonuma Zelda” entre los fanáticos más apasionados de la franquicia.
Cuesta trabajo voltear hacia atrás y ver todo lo que ha pasado dentro del medio durante los últimos años 17 años y el avance que se ha tenido a partir de todo lo que nos dejó el legendario The Legend of Zelda: Ocarina of Time. Puede que existan fuertes argumentos para sostener que no es la mejor entrega de esta maravillosa franquicia, sin embargo, creo que sin temor a equivocarme, podemos decir que además del que lo inició todo en 1987, este sí es el más influyente en prácticamente todo sentido.
El futuro de la serie es bastante incierto gracias a la compleja situación en la que se encuentra Nintendo como compañía, no obstante, creo que The Legend of Zelda sigue siendo una de las joyas más brillantes de la corona de la Gran N, la cual, seguramente se seguirá tratando con el cuidado que le ha llevado al trono que ocupa actualmente.
Podemos estar seguros de que en un futuro no tan lejano, volveremos a ver a Ocarina of Time corriendo en una consola de última generación. Si eres de los que ha cometido el imperdonable pecado de jamás haberle puesto las manos encima a este autentico gigante de la industria, tienes que ir corriendo en este mismo momento por alguna de sus versiones. Si la llegas a conseguir, sin lugar a dudas la de 3DS es en donde tendrás la mejor experiencia.
Esperamos tus comentarios al respecto. ¿Cuál es el momento más feliz que tuviste con Ocarina of Time? El mío, sin duda es cuando bajé a mi árbol la navidad de 1998 y por fin vi esa preciosa caja dorada esperándome.
