Es muy común creer que los medios masivos de entretenimiento viven en constante crisis gracias a los fuertes compromisos comerciales con los que sus obras deben de cumplir, los cuales, terminan afectando de maneras muy importantes la visión del autor, si es que en un inicio la hay. Si bien lo anterior aplica para la mayoría de los casos, sobre todo cuando uno habla de una industria del tamaña de Hollywood, también hay que recalcar que de vez en cuando, vemos a uno o dos cineastas que demuestran que el éxito en taquilla no tiene que ir ligado precisamente con cine prefabricado de dudosa calidad. Ejemplo de lo anterior es lo que Christopher Nolan ha logrado durante los últimos años, incluso demostrando que se pueden hacer buenas películas de súper héroes con lo que fue The Dark Knight Trilogy. Este año el director británico regresa con una nueva y muy fresca propuesta que como era de esperarse, cumple con creces todo lo que los fanáticos de su trabajo estábamos esperando.
Buena parte de la segunda mitad del siglo pasado se vio marcada por una autentica avalancha de cintas basadas en conflictos bélicos, principalmente de la Segunda Guerra Mundial. Dicho género fue explotado de mil y un maneras hasta desgastarse y pasar a tercer término dentro del medio, esto hasta que grandes como Steven Spielberg lo revivieron con Saving Private Ryan, por ejemplo. Ahora, Nolan nos presenta Dunkirk, un filme que se va por un camino bastante impredecible para contar uno de los épicos relatos que se desprendieron de la más grande guerra que el mundo ha visto en su historia, esto por medio de una cinematografía sin igual filmada totalmente en IMAX, y con un guión que se siente diferente en cada uno de sus aspectos, dejando claro que este cineasta puede ser mucho más versátil de lo que pensábamos en parte gracias a que ahora, no colaboró de ninguna forma con su hermano Jonathan.
Dunkirk es una película ambientada en 1940 en el pueblo costero francés del mismo nombre, esto cuando las fuerzas aliadas sin Estados Unidos aún involucrado en el conflicto, vivían sus momentos más oscuros, teniendo a las fuerzas de Hitler tocando en sus puertas listas para dar el último golpe sobre Europa y así, dar el primer paso importante en su búsqueda de la dominación global. Más de 300 mil hombres del ejército británico y francés se encuentran replegados contra el mar mientras los alemanas se acercan peligrosamente para acabar con ellos. La evacuación es lenta y el tiempo se acaba.
Sin lugar a dudas, lo más interesante de toda la historia que nos cuenta Dunkirk, es su forma tan poco común de llevar la narrativa. Esta película se va desenvolviendo desde tres perspectivas diferentes: mar, tierra y cielo, cada una con sus propios personajes y a diferentes ritmos. Por ejemplo, el relato del cielo que es protagonizado por Tom Hardy, quien magistralmente le da vida a un piloto de la Real Fuerza Área, se da en tan sólo un lapso de una hora, mientras que los eventos en tierra, llevan varios días. En un momento más te hablaré de la estructura del guión del Dunkirk, el cual es simplemente genial.
Podríamos decir que más que una cinta bélica llena de acción y violencia, Dunkirk es una película de suspenso y supervivencia que echa mano de muchos recursos cinematográficos para expresar todos los sentimientos que busca. No es una historia de gloria, pero sí de grandes hazañas hechas por personas comunes y corrientes que se aferran a la vida de diferentes maneras. Me temo que si estás buscando una película tipo Saving Private Ryan y Hacksaw Ridge, aquí no lo encontrarás. Christopher Nolan toma al género y más bien lo lleva hacia zonas del drama muy bien contado con métodos que sólo el cine puede alcanzar, lo cual, en mi opinión, es verdaderamente maravilloso.
Otro elemento en el que la cinta se centra fuertemente, es en como el simple hecho de sobrevivir a una campaña militar durante la Segunda Guerra Mundial, ya era motivo de festejo, dejando claro que el concepto de derrota no siempre tiene que ser visto como algo negativo. Dunkirk representa a uno de los desastres militares más grandes de nuestra historia para quienes luchaban contra la tiranía Nazi, pero al mismo tiempo, es la cara de cómo es que cientos de miles de hombres encontraron milagrosamente su camino de regreso a casa.
A diferencia de lo que pasó con Inception o Interstellar, Dunkirk fue escrita por Christopher Nolan, esto sin la participación activa de Jonathan, su hermano menor, quien básicamente ha desarrollado los guiones de las antes mencionadas, así como el de The Dark Knight Trilogy. De inicio, esto es algo sumamente palpable en la forma en la funciona esta nueva cinta, pues su estructura y en general esencia, dista bastante de lo que le habíamos visto al británico últimamente. Claro que lo anterior no es necesariamente malo ni necesariamente bueno, tan sólo es algo diferente.
El guión de Dunkirk está partido en tres perspectivas diferentes como te había comentado. Cada una de ellas se desarrolla en lapsos de tiempo distintos, aunque la narrativa nos los va presentando de manera secuencial y mezclada, asunto que probablemente te vaya a causar algo de confusión. Había momentos en los que no sabía bien en qué parte de la historia me encontraba pero de alguna manera, otra secuencia me orientaba de nueva cuenta para seguir entendiendo todo lo que pasaba en pantalla. Me parece que el cine justamente necesita de este tipo de guiones que se salen completamente de lo convencional para experimentar con nuevas estructuras. Al inicio podrías sentir que todo está un tanto disperso, sobre todo por la falta de un claro protagonista y por la falta de un rostro para este peligro que asecha a los personajes de la historia, sin embargo, te puedo decir que todo termina haciendo sentido de una gran forma.
Los diálogos y conversaciones en general dentro de Dunkirk también son muy limitados. Me queda claro que Nolan puso todas sus esperanzas en poder decir mucho más con puras imágenes y sonidos que con palabras de manera directa. Siempre es sensacional cuando un director de cine justamente aprovecha todo lo que el medio le puede ofrecer para contar una una historia. El guión de esta cinta toma el camino de usar planos secuencia de larga duración e incluso escenas de mucha contemplación para transmitirnos un sentimiento de desesperación y hasta ansiedad que otras películas que se dicen de suspenso, jamás se logran.
Estoy casi seguro de que todos los que vayan pensando que veremos una locura del tamaño de Inception, sólo que ambientada en la Segunda Guerra Mundial, se llevarán una fuerte decepción, pues Christopher decidió tomar un camino completamente distinto al que habíamos estado recorriendo con los guiones de su hermano. Sí, sin lugar a dudas se siente fuertemente la ausencia de la mano de Jonathan en lo que es Dunkirk, no obstante, el mayor de los Nolan nos demuestra que también tiene mucha madera de guionista como ya lo había presumido en cosas como Memento.
Prácticamente todos los trabajos de Christopher Nolan se destacan por los logros que tienen a nivel de fotografía, diseño, música y edición de sonido. Dunkirk no es la excepción y verla en IMAX es una experiencia que tienes que vivir en cuanto la oportunidad se te presente. Hoyte van Hoytema, fotógrafo holandés que también nos deleitó en Interstellar, regresa como la persona a cargo de la cinematografía de esta nueva película, logrando cosas que no siempre se ven en la pantalla grande y que podría apostar, ya lo colocan como un muy fuerte candidato al Oscar por Mejor Fotografía.
Cada una de las escenas dentro de Dunkirk son una verdadera pintura, esto gracias a que Nolan y su equipo, decidieron utilizar muchísimos efectos prácticos en lugar de elementos generados por computadora. Por ejemplo, las escenas en las que vemos a miles de soldados en la playa esperando ser evacuados, fueron realizadas justamente en las playas del norte de Francia con la ayuda de varios miles de extras, todos ellos enmarcados por los atardeceres naturales de la costa gala. Además, aviones y barcos de la época, también fueron implementados para sumergirnos mucho más en toda la experiencia.
En medio de una era en la que las películas salen como donas en serie de un horno industrial, se agradece enormemente ver una cinta de gran producción hecha casi a mano. Por más que el tema de Dunkirk no te importe demasiado o que ni siquiera seas admirador del trabajo de Nolan, te puedo asegurar la simple experiencia audiovisual de este largometraje, vale completamente la pena lo que vayas a pagar por tu entrada al cine.
Una de las grandes estrellas de Dunkirk es todo el apartado sonoro. La mezcla, edición y diseño de audio es completamente fuera de serie. Cada uno de los disparos, explosiones, gritos y demás sonidos que componen a la cinta, sirven como soporte a toda la narrativa que se nos está presentando. Algo muy impresionante es la manera en la que también se saben manejar los silencios. Puedes pasar de una intensa escena llena de dramatismo y tensión, a una igual de angustiante pero que se vive casi en completo silencio, tan sólo con el choque de las olas contra unas rocas o contra el casco de alguno de los destructores que se encuentran en la playa.
Para rematar todo lo anterior, tenemos a Hanz Zimmer en la parte del score, el cual, juega un papel por demás crucial en toda la experiencia. Gracias a la música, ver Dunkirk es como estar esperando en todo momento a que una bomba estalle, asunto que por supuesto hace que la tensión esté elevada constantemente y que no te puedas soltar de tu asiento en ningún punto. Por fortuna, la sala IMAX en la que me tocó ver lo nuevo de Nolan, estaba muy bien calibrada tanto en lo sonoro, como lo visual, haciendo que el trabajo de este director y su equipo, luciera de manera sensacional.
Las películas son un medio que pueden contar historias a través de imágenes y sonidos como nadie, asunto que a veces llega a ser olvidado por algunos cineastas actuales. Ser espectadores de lo que alguien del talento de Christopher Nolan puede conseguir, es un verdadero privilegio que esperemos, se siga extendiendo por muchos años más en el futuro.
Siempre hablar de lo que es buen cine y de lo que no lo es levanta mucha polémica por lo subjetivos que pueden ser los gustos de cada persona. Mientras hay quien con pasar entretenido un rato dentro de una sala es suficiente, también hay algunos que buscan vivir experiencias que deleiten a los sentidos de múltiples formas siempre que entran a un cine. Dejando de lado lo anterior, tenemos que aceptar que hay directrices bastante puntuales que toda cinta que se haga llamar de calidad, debe cumplir. Christopher Nolan es un director que ha entendido la manera en la que se puede salir de lo convencional y a la vez, nunca perder la línea de los elementos que hacen que una película sea buena. Dunkirk es prueba de lo anterior, pues nos cuenta una historia que se sustenta de todos los recursos que este fantástico medio tiene a la mano: un gran guión, actuaciones sobresalientes, cinematografía impecable y en general, una dirección que sabe perfectamente cómo mezclar los ingredientes que tiene sobre la mesa.
Entiendo perfectamente sientas desencanto por el cine moderno gracias a la invasión de las famosas cintas de súper héroes que generan trillones de dólares cada fin de semana, sin embargo, Hollywood también tiene un par de cartas bajo la manga para quienes aprecian obras de otro tipo que no están buscando cautivar a masas en búsqueda de entretenimiento efímero y sin significado. Si este fin de semana tienes ganas de ir a ver una buena película en toda la extensión de la palabra, entonces te recomendaría que fueras buscando en qué salas IMAX estarán exhibiendo a la fantástica Dunkirk.