Microsoft consigue hacerse con Activision Blizzard

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De manera sorpresiva, en enero de 2022, el mundo era testigo de la intención de compra de Microsoft para hacerse con Activision Blizzard, lo cual generó multitud de debates en torno a un eventual monopolio y a cómo un acuerdo de esta naturaleza podría afectar negativamente en la industria del entretenimiento.

La travesía no fue fácil y aunque un amplio espectro de naciones aprobó la fusión sin ninguna complicación, el plan comenzaba a torcerse cuando la Autoridad de Competencia y Mercados de Reino Unido (CMA por sus siglas en inglés) bloqueaba tal transacción, bajo el argumento de que la casa propietaria de Xbox sería una empresa preponderante en los servicios de streaming.

El organismo regulador en Estados Unidos de América, la Comisión Federal de Comercio (FTC), mantuvo una postura similar e incluso, entabló diversos acercamientos con su homóloga en territorio europeo, pero jamás fueron capaces de coordinarse, propiciando que existieran contradicciones entre las aportaciones de cada una de ellas.

A finales de junio del año en curso, la FTC solicitó una orden para obtener una suspensión temporal que impidiera cerrar el acuerdo entre Microsoft y Activision Blizzard y tal entramado se quedara en el limbo de manera indefinida. El juicio duró cinco días y dejó momentos hasta cierto punto, surrealistas.

En su intento por conseguir su cometido, la FTC sufrió severos reveses en diferentes apartados. El primero fue cuando Phil Spencer se comprometió a jurar frente a la Constitución americana que Call of Duty sería multi plataforma; en segundo, porque un exempleado de Google Stadia refirió que el mercado de los juegos en la nube no se puede ver de manera independiente, sino como un segmento global.

Asimismo, quedó patente que Call of Duty es una franquicia muy importante pero que no posee un papel determinante para afectar o beneficiar a una compañía en específico, siendo el caso de Nintendo, cuya consola híbrida es la más vendida del mercado y hasta la fecha, no ha recibido ningún título de la referida saga bélica.

El veredicto de la juez de distrito, Jacqueline Scott Corley, fue tajante y demoledor, haciendo énfasis en que la orden de suspensión promovida por la FTC había sido rechazada, pues la integración de Activision Blizzard con Microsoft, podría dañar a la competencia (en específico a PlayStation), pero no a los consumidores, mismos que se verán beneficiados.

Como era de esperarse, la FTC ha decidido apelar, sin embargo, su historial de derrotas ante la corte y la falta de argumentos sólidos, hace pensar que solamente será un petardo para defenderse y hacer un control de daños apegado a protocolos juristas pero sin ningún impacto de fondo.

Llama la atención que la CMA, después de haberse enterado del veredicto, decidió pausar la apelación promovida por Microsoft, con el propósito de llegar a una solución que beneficie a todas las partes, evidenciando que su capacidad de negociación se vio sumamente mermada cuando el gigante tecnológico de Redmond sí convenció a los reguladores de Europa y Estados Unidos.

Es previsible que la multimillonaria compra pueda quedar concretada a inicios de la próxima semana (antes de que venza el plazo previsto para el día 18) o se prolongue un poco más de tiempo, cerrando un nuevo capítulo en la historia de los videojuegos. Gracias a esta maniobra, Microsoft se posicionará como la tercera compañía más grande en el sector del gaming por detrás de Tencent y Sony.

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José Celorio