Antes de compartirles mis impresiones de Guitar Hero Live debo aclararles que siempre he sido fan de los juegos de ritmo, por lo que el regreso de quien inauguró la primer etapa de los plásticos y la invasión de instrumentos musicales es algo que me causa un poco de nostalgia ante una de mis etapas como videojugador y por otro lado una curiosidad hasta morbosa de ver si de nuevo les funcionará la fórmula.
2015 se convierte oficialmente en el año de los plásticos, pues además de varios contendientes en la carrera de juguetes con NFC los instrumentos musicales para los juegos están de regreso y quieren ser de nuevo el centro de la fiesta.
Rock Band se fue a la segura y nos presentó no sólo instrumentos prácticamente idénticos a los anteriores, sino también retrocompatibilidad total con todos los DLCs del juego. Guitar Hero va en una apuesta muy diferente en varios sentidos de los que dudamos inicialmente con toda razón, pero luego de probar el juego en E3 no podemos dejar de darle el beneficio de la duda puesto que la pasamos muy bien en lo poco que jugamos del mismo.
Quizá lo que más nos golpeó cuando vimos el anuncio de Guitar Hero Live fue el hecho de que perdió todo ese caricaturismo de la franquicia y lo cambió por personas reales en un juego que te da una nueva perspectiva en primera persona con reacciones en tiempo real de tus compañeros de banda y de la audiencia ante tus éxitos o fallos. Hay otras ocasiones en que es más bien un video musical el que sale como fondo mientras juegas, y eso nos hace extrañar con mucha razón esa época en la que había hasta personajes rockeros muy reconocibles de varios títulos en el tono de ser un videojuego.
Nos guste o no lo anterior tenemos que aceptarlo y si finalmente el juego es divertido y tu vista siempre está en las notas, lo que pase a tu alrededor sale sobrando.
Donde sí podemos reconocer una buena labor es en el diseño de menús e interfaz. Todo está en orden, todo está claro, todo es fácil de acceder y se siente muy bien ordenado; el diseño gráfico de los logos y todo lo que pretende darte una experiencia de vivir un concierto desde el lado de los talentos se siente bien ubicado.
Cuando vi por primera vez la guitarra con seis botones dudé que se sintiera cómodo jugar con ella, yo quería conservar mis cinco botones a los que me acostumbré en generaciones pasadas de la serie, un sistema que hasta Rock Band retomó en su más reciente juego que llegará este año.
Cuando me puse a jugar me fui muy valiente al nivel avanzado de dificultad y lo único que sucedió fue que perdí rápidamente al no estar acostumbrado a la nueva disposición de los botones y porque mi cerebro no fue capaz de procesar a la primera el hecho de que ahora mis dedos se están concentrando tanto en la parte superior como inferior del traste de la guitarra de plástico. Bajando de dificultad, el juego me enseñó en el transcurso de una sola partida a hacer algunos cambios rápidos con mis dedos, a oprimir botones de ambos lados del traste en combinaciones que al principio sentía inusuales pero que sorpresivamente me dieron una curva de aprendizaje muy suave y accesible por extraño que eso parezca.
En cuanto me sentí con dominio de la nueva mecánica de los botones me surgió ese sentimiento adictivo que tuve en pasadas generaciones de la franquicia y me vi el próximo mes de octubre teniendo en mis manos una vez más este “gusto culposo”.
Tuvimos la oportunidad de jugar en las dos modalidades del título. Por una parte está “Live” que es básicamente lo que incluían los juegos anteriores como el elegir la canción que quieras, hacer un playlist o hasta seguir una campaña prediseñada, todo ello con esta “experiencia” de primera persona y con público a tu alrededor. Por otro lado está la modalidad TV que promete tener cientos de videos musicales jugables organizados en canales que incluyen desde canciones de moda hasta clásicos que se actualizarán constantemente proveyendo a los usuarios de retos diarios y una experiencia fresca y aleatoria que también te permitirá desbloquear nuevas canciones y videos en tu biblioteca.
Con una sola partida es imposible ver que tan fina es la atención al cuidadoso diseño de la manera en que se juega cada una de las canciones, aunque nos da un poco de desconfianza la ambiciosa promesa de Guitar Hero Live, sobre todo en la modalidad TV donde habrá muchos contenidos.
Contrario a mis bajas expectativas iniciales me di cuenta que quizá Guitar Hero tiene más mérito que Rock Band sobre todo por la nueva experimentación con una guitarra que nos rompe nuestras convenciones respecto al género y nos da una vez más cientos de posibilidades y combinaciones que se aplican al gameplay.
Obviamente, Guitar Hero, como muchos de los juegos de Activision, apela por completo al nicho que le es fiel a este tipo de series, pero al presentar esta nueva forma de jugarse quizá provoque que el interés regrese entre veteranos de la franquicia y que sea atractivo también a los nuevos jugadores.
No podemos decir “Juego del Show” o “Revelación del año”, pero al menos ese mérito en modificarnos el gameplay y despertar de nuevo nuestra curiosidad nos parece interesante y se queda por encima de su presentación que no a todos agradó o su promesa de contenidos infinitos en el modo TV que podría llegar a no cumplirse como podría esperarse.
