Bandai Namco se encuentra decidida a revivir a su serie de God Eater la cual, pese a que cuenta con una idea genial y gameplay por demás increíble, por desgracia no ha conseguido cautivar a las masas que la compañía esperaba atrapar con ella. Por ello y a la par de encontrarse analizando el futuro de la misma, la compañía nipona ha decidido relanzar los dos primeros juegos que componen a la franquicia aunque ahora en un formato mucho más amplio que aquel en el que originalmente salieron a la venta.
Hace poco tuvimos la oportunidad de volver a adentrarnos a la serie por medio de God Eater Resurrection, el remake del primer título que salió en PSP pero ahora para el PS Vita y PS4. Ahora y para continuar con ese camino que la desarrolladora se ha encontrado preparando para el relanzamiento de su IP, Bandai Namco por fin ha decidido traer a Occidente la segunda entrega de la franquicia, God Eater 2. Esto a través de la versión mejorada y más completa del título, GE2: Rage Burst.
Recientemente y con motivo de su próximo lanzamiento en nuestra región, tuvimos la oportunidad de probar una versión prueba de esta secuela que, hasta ahora, se había mantenido como una exclusiva más de Japón. A continuación te dejamos algunas de nuestras impresiones.
¿Qué es God Eater 2? Tal y como se podría intuir por su nombre, ésta es una secuela directa del primer God Eater que pudimos probar hace ya algunos años en el PSP y, más recientemente, en el PS Vita y PS4. Por ello y si ya jugaste cualquiera de sus versiones, puede que ya sepas que esperar de antemano con esta nueva entrega.
Dentro del demo del título pudimos jugar una versión muy general y básica del juego que nos permitía ver cómo es que operará su gameplay, sin ahondar mucho en su trama. Al inicio el juego nos colocó dentro de la sala principal del nuevo hub desde el que tomaremos nuestras misiones, mismas que en esta ocasión se limitaban solamente a dos diferentes tipos de ellas: las de tutorial y las de cacería de monstruos.
Obviamente y como su nombre lo indicaba, las primeras de éstas se enfocaban en explicarnos en dos sesiones las mecánicas de juego más básicas e importantes del título. La primera sesión abordaba los controles fundamentales tales como el manejo de nuestras armas (las God Arcs), el uso de los ítems, técnicas de desplazamiento, evasión y habilidades y transformaciones especiales de nuestras armas. Por su parte la segunda nos mostraba de lo que irá la Blood Rage, una nueva barra que añade un movimiento especial a nuestro repertorio de ataques (en breve hablaré de ella).
Pasando del lado de las misiones de cacería, en total teníamos a cuatro diferentes misiones aunque con un objetivo similar: el de cazar a un Aragami (las bestias a las que nos enfrentamos en los juegos). Sin embargo y lo que las diferenciaba entre sí era la dificultad de cada unas de ellas; fácil, regular, difícil y muy difícil. De más está decir que entre mayor fuese el nivel de la misión, el reto que ofrecía era más grande y el tiempo que ocupábamos para llevarla a cabo aumentaba notablemente.
Más allá de los cambios visuales notorios y de los nuevos personajes que controlamos, tras probar cada una de las misiones disponibles en el demo nos percatamos de que, como tal, ésta nueva entrega pinta para convertirse en un juego que ofrece más de esa fórmula que conocimos en el primer juego; es decir más de lo mismo. Pero ojo, con ello no queremos decir que esto sea algo necesariamente malo sino que Bandai Namco prefirió usar esa fórmula de controles que tanto funcionó a la perfección en su juego previo.
En lo que respecta a los nuevos contenidos, lo único nuevo que pude conocer fue la Blood Rage que previamente les mencioné. Ésta consiste en una nueva barra localizada a un costado de la pantalla que, tras llenarse al 100%, nos permitía adentrarnos a una nueva fase, muy similar a la de un bonus stage. Una vez que la activábamos se nos pedía que seleccionáramos al enemigo que queríamos atacar junto a algunos requerimientos básicos a cumplir dentro de un breve periodo de tiempo -atacar a las bestias con ciertos ataques o en un número determinado de veces y bajarle cierto número de su HP eran sólo algunos de esos requisitos- .
Si conseguíamos cumplir con todos estos rubros dentro de un breve periodo de tiempo (por lo general 20 segundos), entonces el juego automáticamente nos adentraba en un periodo limitado de invencibilidad. Obviamente nos permitía atacar con mayor fuerza a los Aragami al tiempo que nos volvía inmunes y resistentes a todas sus agresiones, aunque por un breve lapso. Visto de otra forma, el Blood Rage consistió en un minijuego cuyo premio principal era la adquisición de invencibilidad temporal.
Esa fue toda nuestra experiencia con el demo de God Eater 2 Rage Burst. Aunque breve en tiempo, lo que pudimos probar nos permitió conocer de antemano lo que nos esperará en esta nueva entrega. Sí, no vamos a negar que lo que vimos nos pareció demasiado familiar y los cambios que ofrece se enfocaban a apartados meramente estéticos y de presentación. No obstante eso fue lo que más nos gusto puesto que con ello nos dimos cuenta de que la experiencia del primer juego, que era muy buena, se mantendrá casi intacta dentro de esta continuación.
Ya queremos ver qué sorpresas nos depararán en la versión final del juego, misma que saldrá a la venta el próximo 30 de agosto para el PS4.