Para quien no lo sepa, de vez en cuando muchas grandes empresas reciben demandas ya sea legítimas o falsas debido a las cuestiones de propiedad intelectual, y normalmente van orientadas hacia plagios de productos ya existentes que son muy parecidos entre ellos. Esto pasó con la franquicia de Moana de Disney hace no mucho, donde una persona está segura que le han robado sus ideas y por eso deseaba una compensación económica de la talla de algunos millones.
ras dos años de batalla legal, el ratón ha salido victorioso. Un jurado federal en Los Ángeles determinó que la historia de la película animada no fue copiada de la obra Bucky the Surfer Boy, escrita por Buck Woodall, quien presentó la denuncia en 2020. El fallo concluyó que los creadores nunca tuvieron acceso al guión ni a los esquemas de Woodall, descartando cualquier posibilidad de infracción de derechos de autor.
El hombre argumentó que su historia y la de Moana compartían elementos clave, como un protagonista adolescente que desobedece a sus padres para embarcarse en un peligroso viaje por las aguas polinesias, la presencia de un semidiós con un gancho gigante y tatuajes, y la exploración de creencias polinesias ancestrales. Sin embargo, el jurado determinó que estas similitudes son parte de la mitología y la cultura polinesia en general, por lo que no pueden considerarse exclusivas de la obra del demandante.
Uno de los puntos clave fue que Disney nunca tuvo acceso directo a la historia de Woodall. Según el demandante, su historia llegó a manos de una trabajadora de Mandeville Films, una productora con contrato con Disney. Sin embargo, se comprobó que la empresa rechazó cualquier propuesta , por lo que el jurado concluyó que no existía una conexión real entre Moana y Bucky the Surfer Boy.
A pesar de las coincidencias entre ambas historias, el tribunal respaldó la versión del ratón, argumentando que la obra fue creada a partir de una combinación de inspiración, investigación y creatividad original. Con este fallo, la compañía reafirma la autenticidad de su exitosa película de 2016, que ha sido reconocida por su representación de la cultura polinesia y su impacto en la animación contemporánea.
De hecho, la secuela está a nada de aparecer en Disney+.
Vía: SPD