La representación de cualquier disciplina dentro de un videojuego siempre ha sido una tarea por demás complicada, sobre todo en la actualidad gracias a que las nuevas tecnologías permiten un nivel de realismo visual verdaderamente impactante. Debido a lo anterior, nosotros esperamos que la parte estética se vea igualada por la forma en la que se comporta la obra en cuestión si hablamos de gameplay, y es justo ahí en donde muchos se tropiezan. Los simuladores de carreras comerciales están en la disyuntiva de hasta qué punto deben buscar emular a la categoría en cuestión y hasta dónde deben buscar tener mecánicas divertidas. WRC 6 es ejemplo claro de lo anterior, quedándose en un punto medio que como experiencia, no le viene nada bien.