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Psyonix
Psyonix
17/02/2016
Desde el desarrollo cancelado de Proteus, el estudio californiano Psyonix ha tenido la inquietud de trabajar en juegos que involucren vehículos y eventos competitivos que provoquen adrenalina pura en el jugador. Con Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle-Cars en PlayStation 3 se acercaron a su meta y acariciaron el éxito, mientras que con la fórmula perfeccionada de Rocket League lograron revolucionar el género de deportes, obteniendo incluso varios premios a lo mejor del año alrededor del mundo.
Tal vez la idea de que unos carritos persigan a una pelota gigante en un campo cerrado en la que hay turbos en la cancha con los que pueden volar suena infantil y descabellado, pero el hecho de que el videojuego centre sus mecánicas en física pura lo hace de lo más justo, divertido y adictivo en la industria.
A poco más de medio año de su lanzamiento original en PlayStation 4 y PC, Rocket League llega a Xbox One con todos los irresistibles atributos que lo caracterizan: un control impecable, reglas fáciles de entender y un gameplay adictivo que siempre nos hará regresar por una partida más. Este port del juego es el mismo en cuestión técnica, pues ofrece la experiencia que ya conocemos pero para una nueva base de jugadores.
Una novedad que hace atractiva a esta versión sobre sus contrapartes en otras plataformas, es la inclusión de todo el contenido descargable lanzado hasta el momento. Una vez que instalamos el juego digital en nuestro disco duro, tenemos acceso a Supersonic Fury, Revenge of the Battle-Cars y Chaos Run. Tal vez este último es el más importante gracias al mapa “Wasteland”, en el que cambian las dimensiones de la cancha y por lo tanto la experiencia de juego. De igual manera, el título está actualizado con todos los parches gratuitos existentes, por lo que también podemos jugar partidos con modificadores como menor gravedad o cambio en el tamaño de la pelota.
Entre algunos de los muchos artículos cosméticos exclusivos que acompañan a esta versión se encuentran flamas con el logo de Gears of War color Imulsión, la bebida energética OverCharge de Sunset Overdrive para cuando usamos el turbo, y un par de vehículos inspirados tanto en Halo como en Gears of War. El hecho de que el juego nos ofrezca progresión al estilo RPG permitiéndonos subir de nivel como jugadores con cada partida hace del insuperable gameplay una experiencia aún mejor.
Y es que aunque no seamos tan buenos metiendo goles, siempre podemos ganar puntos dando pases para anotar, desviar un balón hacia la portería contraria o ganar el juego junto a nuestro equipo. Una gran cantidad de artículos desbloqueables le dan una larga vida al juego, que independientemente de incluir una zanahoria y una vara para mantenernos enganchados, cuenta con elementos como tablas de clasificaciones y temporadas deportivas para darnos siempre una excusa para regresar.
Tal vez Rocket League en Xbox One sea la oportunidad perfecta para que los usuarios de la consola de Microsoft entren por primera vez a esta increíble experiencia, pero si ya le dedicamos decenas de horas en otras plataformas, no es tan recomendable invertir otros 19.99 dólares en una juego que ya vivimos de manera exhaustiva.
Desafortunada y misteriosamente, esta versión del juego no es cross-platform con las de otras consolas. De manera extraña, los usuarios de PlayStation 4 y PC sí pueden interactuar y enfrentarse en partidas en línea gracias a la inclusión de esta característica, pero los jugadores de Xbox One cuentan con sus propios servidores, quedándose fuera de la comunidad de 11 millones de personas que disfrutan Rocket League continuamente.
Hablando de servidores, el juego corre tan fluido y suave como en cualquiera de las versiones que ya hayamos jugado, solo que en línea presenta esporádicos problemas con los que nos enfrentamos a inicios del título en su lanzamiento original durante julio del 2015. No son tan constantes ni llegan a arruinar por completo nuestra experiencia de juego, ya que la mayoría de las veces lo solucionamos encontrando otra partida en cuestión de segundos, pero es un área de oportunidad que Psyonix no debe dejar de atender en el futuro cercano.
Aunque nos seguimos muriendo por un modo espectáculo y más modos de juego, Rocket League en Xbox One presenta la misma maravillosa experiencia que ya conocemos con algunas adiciones exclusivas, a un excelente precio y con solo 2.55GB de peso. Definitivamente si no lo has jugado, no lo debes dejar pasar.