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XBOX ONE
PopCap Games
Electronic Arts
23/02/2016
PopCap Games es sin duda alguna una fábrica de éxitos. Desde su fundación en el año 2000, el estudio nos ha entregado series maravillosas, virales y adictivas como Bejeweled, Peggle, Zuma y por supuesto, Plants vs. Zombies; y sobre esta última no hemos visto más que crecimiento y experimentación exitosa desde su adquisición por Electronic Arts en 2011.
Ahora con Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2, vemos el ejemplo perfecto de una secuela que mejora aspectos criticados en la primera entrega, y al mismo tiempo mantiene el fresco y adictivo gameplay que caracterizó a este spin-off del tower defense que impactó al mundo entero.
La primera gran novedad de este título que traslada el clásico tower defense a un juego de disparos en tercera persona es el modo para un solo jugador. Se incluyó un centro de actividades que consiste en mini mundo abierto en el que tanto plantas como zombis ocupan ciertas áreas del territorio. Podemos navegar por este vecindario tanto como queramos, y siempre están ocurriendo cosas como batallas a las que podemos unirnos con sólo disparar. Es más, podemos escalar la intensidad y la dificultad del enfrentamiento hasta niveles extremos si le dedicamos el tiempo suficiente, algo que no necesariamente tiene que ver con algún modo de juego ni repercute en la progresión real en la experiencia.
Tan sofisticado es este pequeño mundo abierto, que cuenta con todas sus respectivas zonas llenas de personalidad y color como un parque, alcantarillas, conjuntos habitacionales y hasta complejos comerciales. Ninguno de estos lugares está vacío, ya que en todas partes existen objetos coleccionables como gnomos de jardín que podemos recolectar para completar misiones secundarias. En cualquier momento podemos dirigirnos a los muelles y participar en mini juegos como campos de tiro en el que debemos disparar a tantos objetivos como sea posible para obtener recompensas únicas. En fin, siempre hay algo que hacer si no queremos entrarle directo al multijugador.
Aunado a esta experiencia para un solo jugador, se añadieron unas especies de campañas tanto para plantas como para zombis. Podemos elegir cuando sea pertenecer a cualquiera de las dos facciones y experimentar todo lo que tienen que ofrecer para nosotros: personajes únicos, misiones exclusivas, y gameplay totalmente diferente al del bando contrario. Las cortas campañas consisten en una serie de misiones otorgadas por diferentes personajes no jugables, como un robot de Dave, un sargento elote o un científico zombie si jugamos del lado de los no muertos.
Las misiones no son nada del otro mundo, y ocurren siempre tanto en el vecindario principal como en los 12 mapas que conforman el juego, por lo que no veremos escenarios únicos y exclusivos del modo historia. Los objetivos siempre giran en torno a recuperar objetos en el mapa, o ganar una partida con oleadas predeterminadas de Garden Ops o Graveyard Ops. Realmente no son nada del otro mundo, y en ocasiones llegan a ser repetitivas o tediosas a excepción de ciertos momentos brillantes, como una misión en la que tenemos que encontrar un pergamino mientras nos van guiando con una barra que nos dice: “frío o caliente” dependiendo de qué tan lejos o cerca estemos.
Pese a las asperezas de las campañas para un jugador, se agradece que se le haya brindado atención al aspecto narrativo, ya que ayuda a establecer un contexto un poco más significativo al universo del juego, en el que los zombis se han apoderado de la ciudad y es trabajo de las plantas recuperar su territorio perdido.
Respecto al gameplay, el juego se mantiene igual de pintoresco y divertido en como la primera entrega. Están de regreso las Garden Ops en las que controlamos plantas que tienen que defender una base de oleadas de zombis que van aumentando en dificultad, sólo que ahora se añadieron las Graveyard Ops, en las que básicamente hacemos lo mismo pero ahora del lado de los no muertos. Curiosamente, la experiencia se siente totalmente distinta gracias a la diversidad de clases entre ambos bandos, además de que los esbirros que podemos plantar tienen aspectos y características únicas que le dan personalidad a cada facción.
Los personajes son de lo más carismáticos que hay en los videojuegos. Evidentemente tenemos de vuelta a los clásicos lanza guisantes con movimientos super normales, plantas carnívoras perfectas para combate a corto alcance y girasoles que curan a quien lo necesite; pero llegan otros héroes llenos de personalidad como Rose que puede convertir a sus oponentes en cabras, Citron que puede desplazarse hecho bola cual Samus Aran, y del lado de los zombis Super Brainz con su versatilidad para el combate tanto a corto como largo alcance, o Imp con su Z-Mech que muy a la Titanfall provoca el caos subido en su robot.
Son en total 14 personajes que podemos subir hasta nivel 50 y personalizar con los objetos que vayamos obteniendo a través de máquinas expendedoras. Contando variaciones existen más de 100 tipos de héroes y antihéroes que harán de cada partida única e inigualable. Lamentablemente, habiendo tanta variedad, resulta increíblemente difícil progresar, obtener y subir de nivel a cada una, por lo que podemos estar preparados para nunca ver el contenido completo del juego a menos que tengamos mucha paciencia y bastante tiempo libre.
Simplemente desbloquear personajes nuevos tiene que ver más con la suerte que con una progresión justa basada en nuestro desempeño y tiempo de juego. La manera de adquirir tanto personajes como accesorios y esbirros para plantar en el campo de batalla es a través de paquetes de tarjetas en máquinas expendedoras. Es en los distintos modos de juego que ganamos monedas para invertirlas en estas máquinas, pero los resultados de los distintos paquetes de tarjetas siempre son aleatorios y en general toma demasiado tiempo ahorrar lo suficiente para desbloquear por fin un soldado tanto para el ejército de plantas como el de zombis.
Una vez que por fin logramos desbloquear un personaje con el que nos sentimos cómodos, toca la difícil tarea de subirlo de nivel, algo tedioso si tomamos en cuenta que el juego motiva la diversidad y la experimentación a la hora de usar a varios personajes. Con toques de RPG, existen diversas clases de soldados como tanques, curadores y expertos en corto o largo alcance que tendremos que malabarear en cada partida dependiendo del setup del equipo contrario, y desafortunadamente en muchas ocasiones nos podemos ver muy pobres en cuanto a nuestra variedad de habilidades o de personajes a los que tengamos bien entrenados para ser versátiles en cualquier situación.
No obstante, Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2 es un juego de disparos alegre y ligero muy a la Splatoon, en el que las partidas no se toman tan en serio y realmente no hay consecuencias negativas al perder. Existen nuevos modos de juego como Turf Takeover en el que hay que controlar y mantener puntos por el mayor tiempo posible, o Backyard Battleground en el que se liberan batallas campales entre 24 jugadores por ver quién se queda con el control del vecindario. Todos los modos pueden ser tan caóticos como divertidos y cada partida siempre nos dejará con una sonrisa, sin importar si ganamos o perdimos. Además, si lo nuestro no es estar escuchando niños gritando en el micrófono, siempre existe la opción de jugar cualquier modo de juego contra una inteligencia artificial bastante sofisticada… o simplemente desactivar el chat.
Respetando y motivando a los jugadores del primer juego a que continúen su aventura aquí, existe la posibilidad de transferir a cualquier personaje con todo y sus accesorios, nivel y habilidades desde el archivo de guardado del primer título.
Respecto a los escenarios, no importa si queremos estar horas invirtiendo tiempo y esfuerzo en subir de nivel a nuestros personajes, o si simplemente nos aventamos una o dos partidas para bajar el estrés, nunca nos aburriremos de visitar los diversos mapas que conforman el juego. Desde jardines de lo más normales, pasando por zonas basadas en Egipto y hasta la Luna, los escenarios son únicos, creativos y llenos de elementos interesantes como cuellos de botella, peligros ambientales y verticalidad que nos harán pensar dos veces antes de salir a disparar a lo loco.
Se agradece el desempeño de PopCap Games en cuestión de gráficos, ya que en vez de apelar al realismo, aprovecharon el poder del motor Frostbite 3 para entregarnos un juego con un estilo de arte único que difícilmente envejecerá en cuestión visual. Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2 es un juego que podremos reproducir en varios años y seguirnos divirtiendo de la misma manera sin notar drásticos cambios gracias a su pintoresco y caricaturesco apartado artístico.
Aunque no es perfecto, Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2 incluye toneladas de contenido que no apela tan intensamente a las micro transacciones para ser disfrutado en su totalidad. Con un potencial de cientos de horas de diversión, el título de disparos sólo sufre parcialmente por su injusto ritmo de progresión y su limitado aspecto narrativo.