Madden es una serie importantísima para EA. Al final del día, se trata de la única franquicia oficial de la NFL en los videojuegos de consola. Estados Unidos, el mercado más grande para la industria, ha construido a esta liga como la más poderosa del planeta en términos financieros pese a que sus aficionados se encuentran, en una muy buena parte, dentro de sus fronteras. Además, celebra esta temporada la edición número 50 del Súper Tazón. Alguna vez más relevante que un fenómeno como FIFA para el publisher, esta saga toca en su más reciente entrega una etapa crucial: el asentamiento definitivo en una nueva generación de consolas justo cuando la liga puede alcanzar un nicho de mercado más grande de lo que nunca lo ha hecho.
Madden, sin embargo, ha encontrado también ese tradicional punto de confort en el que diversas series deportivas de EA llegan a estar. Uno donde lo logrado en una entrega es el estándar, con la misión en las siguientes dos o tres por perfeccionar puntos a su alrededor. No es un reclamo: en una era donde un juego de alto calibre requiere más de dos años de desarrollo, están obligados a crear en menos de 12 meses. Madden 15 representó ese punto de equilibrio, aunque es claro que EA Tiburon ha hecho esfuerzos por que esos aspectos nuevos sean lo suficientemente valiosos por llamar la atención.
¿Está Madden 16 al nivel de los grandes acontecimientos que vienen para la NFL? ¿Se acerca lo suficiente pero no le dan el balón a Marshawn Lynch en la jugada final?
La jugabilidad base presenta, de entrada, los detalles más importantes de las más recientes entregas. Desde el control más profundo de tu línea defensiva, basado en tu reacción al saque del balón, hasta un control más realista de tus corredores. Sin embargo, la modificación estrella es en un aspecto que había sido dejado de lado durante títulos y títulos hasta que por fin se le puso atención: el enfrentamiento entre el receptor y los defensivos al disputar un balón aéreo.
No es secreto que el futbol americano contemporáneo está construido alrededor de los mariscales de campo superestrella que acumulan de manera brutal yardaje por aire. Los libros de jugada de hoy están cimentados en los pases, en una situación que no es realmente nueva. Por ello, era más que necesario dotar al juego de un retrato más intenso (y, al final del día, realista) de las jugadas de pase. Más cuando vemos a los receptores y esquineros hacer piruetas, contorsiones y demás maravillas bajo un lema: el balón o la vida.
El sistema es sencillo: al acercarse el balón, podrás elegir si te lanzas con todo para atraparlo, si aseguras la posesión o si apuestas por correr luego de recibir. Este sencillo esquema de opciones abre la ventana para elegir la situación más adecuada y sacarle mejor provecho a un buen pase. Aunque no estás sólo, ya que los defensivos también poseen esta posibilidad de reacción. Es más, por hacer estos duelos más intensos el sistema está desbalanceado. Si presionas el botón tendrás mucha ventaja respecto a quien no lo hace, pese a que esté mejor colocado. Y, a la defensiva, en los duelos sueles tener ventaja ya que basta con golpear al receptor o golpear el balón para salir avante y romper la jugada. De cualquier modo, es una función totalmente necesaria para esta serie y que, seguramente, será crucial en futuras entregas.
Por supuesto, este avance viene con animaciones mejoradas que retratan de mejor forma la lucha por la pelota. Desde la disputa por el espacio, hasta el momento en que se lanzan a los aires para una atrapada espectacular, este aspecto luce muy bien. A esto hay que sumar las mejoras vistas en cuestiones como la disputa entre los linieros por avanzar unos centímetros, el movimiento de los corredores o el desplazamiento de los quarterbacks. Aún queda a deber un tanto en detalles como los choques o golpes, los cuales aún distan de lucir tan bien como los elementos antes mencionados. Pero es claro que, entrega a entrega, se trabaja para dar una mejor perspectiva del juego.
El apartado gráfico tiene dos vertientes: el modelado y la presentación. La primera es muy convincente esta entrega, con los atletas construidos de forma muy detallada. Desde sus rostros, con o sin casco, hasta su figura corporal. Incluso las texturas en los uniformes se miran muy bien elaboradas, los cuales lucen en estadios que se ven mejor en su hechura que muchos de los que la saga FIFA presenta. Ahora, elementos como la iluminación están también trabajados de forma más que grata y hacen lucir aún más el trabajo ya mencionado. Aún dista un tanto del fotorrealismo, pero al menos está al nivel de lo que esperaríamos de la nueva generación.
La presentación, a su vez, es sobria. Menús que se fundamentan en los ya infaltables mosaicos, pero con un estilo más elegante y colorido. En cuanto al juego, este tema no es tan entrañable o emocionante como el de juegos anteriores. Sin embargo, pese a que faltan elementos que le den emoción a la narrativa (como un recuento profundo de lo que podríamos esperar o una semblanza de los equipos), el equipo de desarrollo apostó por adornar las estadísticas, tanto de jugadores en momentos importantes como del juego en general, con globos o plecas integrados en la transmisión como si fueran de realidad aumentada.
La adición más importante en los modos de juego es Draft Champions. Para quien esto escribe es una combinación entre la franquicia y el Ultimate Team, dado que te ofrece, a la vez, la posibilidad de construir a tu propio equipo con piezas al azar de la forma mejor pensada posible, pero sin perder de vista los objetivos a cumplir. Se basa en que tienes un número limitado de turnos para mejorar tu equipo. En cada una de estas oportunidades tendrás opciones muy diversas, tanto en calidad como en posición. Deberás pensar cuál jugador necesitas más, ya sea para potenciar una zona del campo o para llenar un hueco de vida o muerte. Si no lo haces correctamente, lo pagarás al ver cómo el jugador que salta al campo no está a la altura del reto. Podrás jugar esta modalidad en solitario o en línea.
El modo franquicia permanece casi sin cambios, aunque esta vez los objetivos son más variados y brindan mayor desafío al jugador. Además, puedes ver de forma más sencilla y útil las características de tus jugadores, tanto aquellos que vas a draftear como los que tienes en tu roster. Checar estas cuestiones es importantísimo, pues de ellas depende qué tan rápido puede ganar experiencia tu equipo al cumplir las diversas metas.
El juego cuenta, además, con una serie de desafíos de habilidad muy diversos, los cuales fueron creados con base en los juegos y retos que los diversos equipos realizan para entrenar. Muy entretenidos, pensados además para facilitar el aprendizaje en áreas importantes del juego tanto a la defensiva como a la ofensiva.
Los partidos rápidos y los desafíos en línea vuelven. Sí, no te preocupes, en línea el juego es muy estable. Hay momentos de lag, pero no son frecuentes y, por tanto, no suelen arruinar la experiencia. De esta manera, podrás batirte en duelo contra el mundo del ovoide sin mucho problema.
Madden NFL 16 es un juego bueno, digno de la serie y presenta propuestas valederas. Si no has jugado el título en sus entregas recientes, es el título a elegir. También si sus propuestas como Draft Champions te convencen. Sin embargo, no es un juego revolucionario para la serie, sino la muestra de que se ha asentado ya en esa zona de confort en la cual sólo añade cambios a necesidad. Eso sí, los ajustes son muy correctos.
El juego tiene buena hechura, pero en cuestiones como la presentación ha sido claramente superado por otras franquicias. La falta de un competidor por la preferencia de los fans del futbol americano le han impedido dar ese estirón que sagas como NBA 2K ya dieron, o como aquel que FIFA amenaza con dar entrega por entrega, para ser ese juego espectacular que sus fans esperan.
De cualquier modo, es un juego a la altura de ese Super Bowl 50. Las oportunidades para superar esa barrera se ven claramente, pero no las han tomado porque al final del día, pase lo que pase, en el tocho Madden es rey.
