Hablar de Gears of War a casi una década de su lanzamiento es detenerse a recordar lo increíblemente bien diseñado que estaba el juego; pero una vez que nos enfrentamos de nuevo a él, es más fácil señalar las múltiples áreas de oportunidad con las que contaba, algunas de las cuales siguen presentes aún con el lavado de cara y la adición de contenido que recibe la remasterización.
Hasta la fecha, Gears of War se mantiene como una de las mejores -si no es que la mejor- serie de disparos en tercera persona, aún con su tropezado desarrollo. La capacidad del estudio Epic Games de entregar el producto final con un limitado tiempo de producción y varias asperezas sin limar en 2006 es admirable, y es por esas mismas condiciones que el nuevo estudio The Coalition y su director Rod Fergusson decidieron revisitar dicho proyecto y ponerlo a la altura de sus secuelas; además de que se trata de una gran oportunidad para conocer a fondo las capacidad del Xbox One para la esperada quinta entrega de la serie.
Regresamos entonces a liderar al Escuadrón Delta en una misión por mapear el interior del planeta Sera utilizando un resonador. A lo largo de cinco actos viviremos de nuevo cerca de 10 horas de acción imparable, mientras presenciamos cómo se desarrolla la relación entre los protagonistas, sobre todo entre Marcus Fenix y Dominic Santiago.
Episodios extra hasta ahora exclusivos de la versión de PC del juego original están presentes para rellenar agujeros argumentales, añadiendo un par de horas más dependiendo de la dificultad que elijamos. Al respecto, se han reestructurado los niveles de dificultad del juego, siendo la mayoría más fáciles y accesibles para los nuevos públicos y dejando los modos Hardcore e Insane para quienes buscan el reto máximo.
Más allá de la adición de contenido, los cambios más notables vienen de la parte visual. Los tonos sepia y grisáceos del juego original ahora son actualizados por colores más vivos y brillantes. Vegetación, utilería y más elementos decorativos han sido añadidos a cada nivel, mostrando una alta cantidad de detalles que hacen sentir al jugador que está en un mundo más consistente.
En cuestión narrativa, se han reemplazado todas las cinemáticas por nuevos videos rendereados por completo desde cero, eliminando así las molestas caídas de framerate que invadían al juego original. Además, se han añadido nuevas escenas que conectan de manera impecable cada segmento de la historia.
Elementos como la captura de movimiento y la completa remodelación de los personajes tanto principales como secundarios ponen a Gears of War: Ultimate Collection a la altura de cualquier juego moderno, y el que el título corra a 1080p nativos sin ningún bajón de framerate en ningún momento habla muy bien del Xbox One.
Si de por sí Gears of War era un título visualmente impactante y que mostraba las capacidades del motor gráfico Unreal Engine 3, con esta nueva versión The Coalition demuestra que técnicamente puede ser aún mejor, más allá de que el juego no haya envejecido gracias a sus sólidas mecánicas que siguen vigentes.
Los fanáticos realmente nunca se han ido de Gears of War, sobre todo, no han abandonado consistente y frenético multijugador. Probablemente el del primer juego sea el más flojo, y es por ello que con esta remasterización regresa con un catálogo de contenido más amplio.
No se trata del mejor multijugador de la serie, ya que nos enfrentamos a la imperdonable ausencia del modo Horda, por ejemplo. Por otro lado, nuevos modos como Team Deathmatch y King of the Hill de Gears of War 3, además de Blitz y Gnasher Execution engalanan el menú con sus inéditas maneras de jugar.
Blitz consiste en una especie de King of The Hill pero con algunas modificaciones. Para salir victoriosos debemos permanecer dentro de una zona en movimiento el mayor tiempo posible, y mientras más jugadores haya en el área, más puntos se obtienen.
Gnasher Execution es tal vez el más emocionante: partidas de 2 contra 2 al estilo Warzone pero con escopetas obligatorias. Todos los modos se disfrutan a constantes 60 cuadros por segundo y en servidores dedicados -que aseguran una experiencia ininterrumpida y sin ventajas para el anfitrión de las partidas-, posicionando así al juego a una candidatura por ser de los favoritos en cuestión de eSports en el Xbox One.
Lo que se propuso el nuevo estudio The Coalition con Gears of War: Ultimate Edition es logrado de manera impecable. Elementos como la vibración de los gatillos del control del Xbox One cada vez que cortamos a un Locust en dos con nuestra Lancer me hicieron sonreír como la primera vez que me enfrenté al juego en 2006.
Lamentablemente, en puerta se dejaron ignoradas áreas de oportunidad que saltan a la vista mientras progresamos en la campaña. Elementos como la inteligencia artificial siguen en un estado bastante precario; en muchas ocasiones veremos a Dom corriendo directo hacia el peligro simplemente para morir inmediatamente y quitarnos tiempo tratando de revivirlo.
Ligeros cambios como el re posicionamiento de puntos de guardado y la capacidad de pisotear a nuestros enemigos moribundos le hubieran venido increíble a esta remasterización, misma que le da prioridad a la afinación de detalles como el sistema de cobertura, el cual que no fue corregido del todo.
Gears of War no deja de ser un juego increíblemente bien diseñado. Cada enfrentamiento es diferente y las batallas con jefes no dejan bien en claro que estamos frente a un videojuego, por más varoniles, corpulentos y violentos que sean sus protagonistas. La remasterización demuestra ser diferente de otros juegos con tratamientos similares, y abre el espacio para debatir realmente qué se debe esperar de la actualización técnica de un juego.
Estamos frente a la versión más completa de Gears of War, que pese a haber dejado en el tintero algunas oportunidades de mejora, engalana al Xbox One con sus ambiciosos logros técnicos y contenidos adicionales. Finalmente, trae el doblaje a español latino original, uno de los mejores en la historia de los videojuegos.
