¿Qué pensaron, que ya no les daríamos más resúmenes de Dragon Ball Super? ¡Pues se equivocan! Luego de una semana de ausencia en nuestra página, el día de hoy regresamos con la recapitulación de la nueva serie de Akira Toriyama, ¡y por partida doble! Así que relájense y analicen junto a nosotros lo que ocurrió con el capítulo No. 16 de Dragon Ball Super.
Ahora sí, podemos decir que ya estamos dentro de la segunda saga que abarcará la serie: la de la Resurrección de Freezer. Luego de darle cerrojo a lo que fue el arco de La batalla de los dioses, nuestros héroes deciden volver a su estilo de vida rutinario, algunos más a la fuerza que otros que lo hacen sumamente convencidos.
En esta ocasión el episodio se dividió en dos partes. La primera nos mostró lo que ha hecho Gokú tras pelear con Bills y la segunda lo que se puso a hacer Vegeta tras ser testigo de la feroz pelea. En lo que respecta al primero de ellos, durante la primera mitad observamos como nuestro héroe sigue intentando mantener la promesa que le hizo a Milk sobre dedicarse a trabajar en lugar de pelear, muy a pesar de que esto no es lo que en verdad desea hacer.
Luego de algunos días de lo sucedido entre él y el dios de la destrucción y de volver a laborar al campo, Gokú recibe una visita inesperada de Krillin el cual ha acudido con la única intención de comprobar qué tan fuerte se ha vuelto tras su pelea con Bills. Luego de rememorar aquellos viejos tiempos en los cuales entrenó junto a él y al maestro Roshi, le pide de favor que le dé un golpe en la cara para que así pueda corroborar sus fuerzas de manera personal. Obviamente dicho favor no resultó del todo bien ya que, tras recibir un puñetazo en el rostro, el fiel amigo de nuestro héroe sale volando por varios kilómetros hasta topar con pared –o mejor dicho roca-.
Tras este accidental suceso, Krillin llega a la conclusión de un dilema en el cual se había encontrado pensando desde la sorpresiva intervención de Bills en la fiesta de Bulma, misma que se deja entrever consiste en retomar su entrenamiento para luchar en pos de la defensa de la Tierra. Por su parte, Gokú se percata de que debe de continuar con su entrenamiento si es que desea superar al dios destructor.
La segunda parte del capítulo se enfocó en Vegeta, el cual se ha encontrado entrenando tras los sucesos de la fiesta de Bulma para intentar alcanzar a Kakaroto. Un día cuando regresa de uno de sus entrenamientos se percata de que Wiss ha acudido a visitar Bulma para que ella le siga mostrando varias de las delicias culinarias que se cocinan en la Tierra. Obviamente este hecho es algo que a Vegeta no le podría importar menos pero, pese a ello, decide aprovechar la ocasión para resolver varias de sus dudas.
Ante todas las incógnitas que se presentaron tras la pelea entre Gokú y Bills y luego de pedirle que lo llevase con el dios de la destrucción para enfrentarlo, Wiss le confiesa a Vegeta que él en verdad es el maestro del temible dios, algo que toma por por sorpresa tanto al saiyajin como a su esposa.
Ante una revelación tan impactante, el príncipe de los saiyajin observa una oportunidad sumamente valiosa en sus aspiraciones por sobrepasar a Kakaroto. Por ello y de manera casi instintiva, le pide al también asistente que lo convierta en su discípulo, petición a la cual el ahora amigo de Bulma no accede tan fácilmente. Como se podría esperar Vegeta se resiste a aceptar un no como respuesta. Por ello y para convencerlo, decide mostrarle uno de los platillos más deliciosos de este planeta y que, seguramente, no ha podido probar todavía: el ramen.
Tras algunas secuencias sumamente cómicas en las que Vegeta vuelve a hacer el ridículo de nueva cuenta –y en las que se aprecian algunos errores de desproporciones corporales, dicho sea de paso -, Wiss accede a llevarlo con él a su planeta para así entrenarlo, situación que da pie para la conclusión de este episodio.
Una vez más y al igual que como sucedió con el episodio anterior, en esta ocasión la serie continua haciendo gala de la comedia característica de Toriyama para estructurar el puente que conducirá a los sucesos de la más reciente película de Dragon Ball. Por esta razón y como ya muchos esperaban, la acción fue uno de los elementos que menos se hizo presente (por no decir que incluso estuvo ausente por completo).
Si bien esto último podría molestar a muchísimas personas y haters que buscan criticar a la serie por cualquier motivo, en lo personal siento que éste fue uno de esos episodios que, aunque intrascendentes, buscan entretener y complacer a los fans.
Como ya lo he mencionado en algunas ocasiones soy uno de esos fans que ante todo disfruta el desenvolvimiento de los personajes con los demás y ante diversas situaciones que vayan más allá de las peleas. Aunque como tal lo único importante del episodio fue el hecho de ver a Vegeta partir para comenzar su entrenamiento, disfrute en buena medida todas las secuencias que se mostraron. Desde la del golpe de Gokú hacia Krillin o los intentos fallidos de Vegeta por cocinar o de mostrarle nuevas delicias a Wiss, fueron momentos que en definitiva disfrute y con los cuales me divertí bastante.
Pero no todo fue diversión o regocijo. Si bien el episodio lo consideré como bueno, algo que todavía me continúa desconcertando a sobremanera es el tono humorístico con el cual se han abordado varias secuencias. Toriyama siempre se ha caracterizado por contar con un estilo humorístico distintivo, mismos que logra plasmar en la serie. Sin embargo, por momentos se demuestra enormemente que muchos segmentos fueron estructurados casi con la intención de dirigirlos hacia la audiencia infantil. Ojo, con esto no quiero decir que sean malos, pero sí que por momentos se sienten muy burdos, simplones y hasta forzados.
De esta forma concluimos con el resumen del episodio 16 de Dragon Ball Super. ¿Ustedes que opinan, les gustó o de plano prefieren seguir detestando con toda su alma a esta nueva propuesta de Akira Toriyama?
Nos gustaría despedirnos, pero mejor los invitamos a que sigan al pendiente ya que dentro de un rato les compartiremos el resumen del capítulo de esta semana. ¡No se lo pierdan!
