Luego de una semana en la que no hubo Dragon Ball Super (cof, cof.. ni One Piece… cof, cof), ayer por fin fueron reanudadas las transmisiones de la nueva serie de Gokú y sus amigos. Sin embargo y para el infortunio de muchos -en lo personal no es mi caso- , el episodio que se proyectó en Japón se enfocó casi en su totalidad a la comedia, dejando relegada a la acción para mejor ocasión.
Aunque hubo segmentos en los que pudimos ver a varios de los personajes desenvolverse en pantalla, el cuarto episodio que se tituló ¡Vamos por las esferas del dragón! La gran estrategia de la banda de Pilaf! se enfocó en su mayor parte a la aparición de Pilaf y su banda, los primeros grandes villanos a los que nuestro héroe se enfrentó en su niñez. Y sí, al igual que como ocurrió en las dos películas pasadas, volvieron con su look de niños.
Luego de haber naufragado en el mar al ir en búsqueda de un tesoro falso, Pilaf, Mai y Shu quedaron varados en una isla sumamente pequeña sin recursos o alimento alguno. Al ir perdiendo poco a poco las esperanzas de encontrar el prometido botín o tan siquiera algo para comer, el radar del dragón del pequeño emperador comenzó a detectar la presencia de las esferas del dragón, mismas que curiosamente se acercaban a ellos y a bordo del crucero en el cual se está celebrando la fiesta de cumpleaños de Bulma.
Luego de una secuencia cómica en la que su de por sí destartalado bote se hunde poco a poco y en la que fueron perseguidos por un tiburón hambriento, los malvados niños logran abordar el barco con la ayuda de Goten y Trunks quienes para su sorpresa los reciben con comida. ¡Maldita suerte la del enano azul y su banda!
Otros de los que acapararon un poco más de tiempo en el capítulo fueron Gokú y Kaiosama. Por un lado, nuestro héroe continúa entrenando arduamente mientras que el simpático Kaio, aún con temor por el próximo arribo de Bills, sigue intentando ocultar la identidad del dios al saiyajin.
Para su mala fortuna, al maestro pronto se le escapará el nombre de la deidad, por lo que no le quedará mayor remedio que revelarle todo a Gokú. Y como si las cosas no pudiesen empeorar todavía más, tras explicarle todo hace su arribo al planeta del Kaio del norte el destructor Bills, lo cual nos deja servida la mesa para un combate impresionante.
Además de Pilaf y Gokú, también toman un poco de protagonismo Bulma y Vegeta. Mientras que la científica se sigue mostrando molesta por la ausencia de su esposo y su mejor amigo en su fiesta de cumpleaños, el príncipe de los saiyajin continúa entrenando en su casa. Sin embargo y luego de que ella le hablase para reclamarle por su falta de interés, éste acepta acudir de inmediato a la celebración aunque de muy mala gana.
Es así como termina el cuarto episodio de Dragon Ball Super, uno en el cual la comedia volvió a tomar el protagonismo sobre la acción y en donde se continuaron presentando más personajes.
Más allá de las obvias críticas y observaciones que se puedan hacer a la serie hasta ahora me gustaría mencionar algunos aspectos que, siento, serán fundamentales para lograr comprender (o al menos intuir) la forma en la que se llevará a cabo el desenvolvimiento de los siguientes episodios.
Creo que queda más que claro que, aunque canónico con lo que ocurrió en la cinta La batalla de los dioses, este episodio podría ser tratado por muchos como uno de relleno. Pero esto no lo digo basándome en lo visto hasta ahora, sino por lo expuesto en el manga que acompaña al anime. Aunque solamente se han lanzado dos capítulos de la versión impresa, en ésta intentan saltarse la mayoría de los momentos cómicos que hemos presenciado en la animación y, en su lugar, se ha enfocado en exponer sólo los aspectos más importantes del argumento principal.
Si la situación seguirá siendo así y dado que el manga solamente es publicado de manera mensual, podemos esperar que un capítulo del cómic sea abordado en el anime a lo largo de un mes. Es decir que podría resultar posible ver más momentos o situaciones que, a la postre, pudiesen no ser tan importantes al momento de evaluar su trama.
Aunado a lo anterior y como observación adicional, no pude dejar de percatarme de que sobre todo en este episodio los contornos de los personajes fueron marcados a sobremanera. Quizá sea para hacer notar con mayor fuerza las expresiones o para darle mayor color a la animación. Si bien esto no resulta ser tan trascendente, en definitiva fue algo que me saltó a la vista a lo largo de la transmisión.
A muchos podrá haberles gustado o no la forma en la que el episodio se desarrollo pero, pese a todo, éste dejó todo puesto para que en el siguiente capítulo se desarrolle el primer combate trepidante de esta nueva serie. Y de eso estamos seguros nadie se va a quejar.
¿Preparados para el primer round de Gokú vs. Bills? Puede que ya sepamos el resultado de la pelea de antemano, pero aún así eso no le quita lo emocionante que será.