Nosotros, como jugadores, siempre tendemos a defender a los videojuegos como respuesta casi natural ante personas o argumentos que los etiquetan como cosas que son “sólo para niños” o algo que sirve “sólo para perder el tiempo”. Esto ha generado debates que siempre dan mucho de que hablar, como el famoso “los videojuegos hacen a los chicos más violentos”. Pues resulta que un estudio reciente hecho por la universidad Brock, en Canada, demuestra que en efecto, los juegos con alto contenido de violencia tienden a incrementar la agresividad entre los niños.
Según el estudio, hay una relación el incremento de agresión física con el paso del tiempo y el jugar videojuegos violentos. Para comprobar su teoría, hicieron una encuesta a 1,500 adolescentes en una secundaría de Ontario, la mitad eran hombres y la otra mitad mujeres. Les pedían que ellos mismos reportaran sus comportamientos agresivos, como con qué regularidad habían pateado o golpeado a otras personas en un transcurso de cuatro años.
Resulta que mientras los estudiantes pasaron de los 14 y 15 años a los 17 y 18, el análisis mostró que los adolescentes que jugaban videojuegos violentos por un largo número de años, incrementaron sus números de agresividad durante el estudio.
Pero ojo, también tomaron en cuenta otros factores que podrían influir en el comportamiento agresivo de los chicos, como el vivir con padres separados, el género, el uso de marihuana, etcétera. Aún así, el estudio dejó abierta la posibilidad y lo mejor de todo es que planteó otra interrogante: ¿Los juegos violentos hacen a los adolescentes violentos? ¿O los adolescentes con predisposición a la agresividad deciden jugar títulos violentos?
A final de cuentas, creo que ningún estudio, ni teniendo todas las condiciones controladas, podrá definir este tipo de situaciones. Aunque eso sí, pienso que un videojuego violento, como Gears of War o Grand Theft Auto, no debe ser jugado por un niño menor de edad, pero es para eso que tenemos la ESRB y en Europa la clasificación PEGI. Y es aquí en donde los padres tienen el deber de intervenir e informarse.