Por: Erick Amaro –Lunir–
¿Qué se viene a tu mente cuando hablamos de Nintendo? Seguramente, una compañía que ha logrado establecerse como una de los tres grandes pilares en la industria del gaming. Posiblemente pienses en el próximo lanzamiento de Super Mario Odyssey con un plomero bonachón en un mundo de color; de igual forma, títulos como The Legend of Zelda, Kirby, Pokémon y Donkey Kong vengan a tu mente.
Esos son algunos de los referentes inmediatos que todos nosotros tenemos de la compañía que busca ser “Apta para toda la familia”. Desde sus inicios en el mundo de los videojuegos, eso es lo que Nintendo ha querido reflejar a su consumidor y ha logrado que terceras compañías y estudios propios censuren su trabajo. Sin embargo, ¿Te has dado cuenta que esto sólo pasa afuera de Japón? De forma más precisa, en el continente americano.
Podemos recordar la era del NES en donde las estatuas de Castlevania III fueron censuradas para no mostrar los pechos de las mujeres; incluso, cambiaron de género a la Medusa para mostrar su torso desnudo. Durante la época del SNES hay más referencias, como enemigos de Final Fantasy VI que tuvieron que cubrir mucho más de su cuerpo desnudo, o el pequeño Ness en Earthbound que logró viajar a su subconsciente con todo y pijama cuando en Japón se encontraba disfrutando al aire libre.
Sin embargo, no solo hablamos de censura al cuerpo humano. Los lineamientos de Nintendo de América en aquel tiempo también prohibían el uso explícito de simbología que fuera propia de una religión; por ejemplo: el uso de cruces para las tumbas en DuckTales (NES) que cambiaron a un fatídico RIP. Asimismo, no permitían el uso de emblemas que alentara grupos de odio, racismo o violencia en contra de conglomerados sociales: Bionic Commando (NES) vio la esvástica cambiada por un símbolo acorde y ¡Qué decir de Wolfenstein 3D! Con su llegada al SNES tuvo que cambiar todo su concepto base, así como la desaparición de Adolf Hitler como enemigo. ¿Y podemos hablar de Mortal Kombat? El título que se hizo famoso por una enorme cantidad de violencia vio reemplazada la sangre por lo que simulaban ser gotas de sudor.
Ha sido un largo camino. No sólo para nosotros como consumidores, sino para los desarrolladores que han intentado tener un alcance global con sus títulos. Con el tiempo, las políticas de sus competidores en el mercado de consolas los dejaron atrás como una compañía retrógrada que no se movía con el mundo.
Ya para la época del Nintendo Gamecube y Nintendo Wii, la compañía había progresado. Mientras que en PlayStation 3 los usuarios habían visto el torso desnudo de Aphrodite en God of War III; Nintendo daba el paso de no censurar juegos. ¡Sí! Al menos, los estudios que quisieran lanzar sus títulos en la consola podían hacerlo sin cambios.
Pero… ¿Qué pasaba con los juegos de la propia Nintendo? Sobre todo, durante la época del Nintendo Wii, nos quedamos sin experimentar muchas grandes entregas que, Nintendo de América, consideró no eran propias para el continente. ¿Zangeki no Reignleiv? ¡Mucha sangre! ¿Captain Rainbow? ¡Demasiado vulgar! Y no me hagan empezar con Project Zero (conocido acá como Fatal Frame) ¡Fantasmas, horror y mucha waifu! No es algo que se pudieran permitir en una consola familiar. En vez de censurar, simplemente los juegos no llegaban a este lado del charco.
Lo peor es que, a pesar del escándalo de los fanáticos, la historia siguió y quejas empezaron a salir con nuevas entregas en la era del Nintendo 3DS y el Nintendo Wii U: Censura a Tharja en el contenido descargable de Fire Emblem Awakening; no poder acariciar a tu esposo o esposa en Fire Emblem Fates, trajes censurados en Tokyo Mirage Sessions #FE, Fatal Frame: Maiden of Black Water sin lanzamiento físico y trajes de bikini censurados, aunque los cambiaron por trajes de personajes de Nintendo parecía algo ilógico que lo censuraran cuando el título ya toca temas bastante serios como suicidios en masa; de igual forma, algunos trajes fueron censurados en Xenoblade Chronicles X a un personaje que es menor de edad.
Como si el Wii U necesitara más críticas de las que recibió, se vio muy afectada por la forma en que Nintendo se aproximaba a sus propios títulos.
Incluso, juegos de Square Enix publicados por Nintendo para Nintendo 3DS como Bravely Default y Dragon Quest VIII fueron víctimas de esta censura. Sin embargo, la mayoría de estos cambios son de índole sexual, sin apelar a controversias externas. Bravely Second, por ejemplo, vio cambiada una clase que hacía referencia a los indios americanos por un vaquero, lo cual cae en la máxima ironía pero que está medianamente justificado por la sensibilidad de los grupos nativos en Estados Unidos; y la llegada de Binding of Isaac a Wii U y Nintendo 3DS que se retrasó por los temas religiosos que tocaba y con los que Nintendo no quería lidiar en sus consolas.
¿Para qué recopilar este cúmulo de recatados actos por parte de la compañía? Con el éxito del Nintendo Switch y los cambios de política, tal es el caso de la desaparición del bloqueo de región, parece que podemos ver mucha más libertad en los videojuegos que se presentan en la nueva consola.
Vemos a Link corriendo en calzones por los prados de Hyrule en The Legend of Zelda: Breath of the Wild, el diseño de ambos protagonistas en Xenoblade Chronicles 2 que no dejan nada a la imaginación del espectador, el traje exclusivo de Nero en Fate/Extella: The Umbral Star, un abuso por la ropa entallada y un culto a la figura femenina como lo es Twintelle en ARMS, la exploración de temas escabrosos con doncellas de compañía en Project Octopath Traveler y el regreso de clásicos como Doom y Wolfenstein con las ideas originales, sin censura en la sangre, con temas de ideología religiosa y política que, hasta ahora parece, se mantienen intactos.
¿Es este un nuevo paso para la compañía japonesa que precede el éxito en ventas que está siendo la consola híbrido? De igual forma, adquirir juegos de otras regiones, sin esa censura, es posible para nosotros ahora en Nintendo Switch (Claro, la barrera de idioma será un problema pero es algo que el consumidor habrá de determinar).
Ahora, ¿Afecta en algo que no pueda ver a las chicas y chicos sin ropa en el juego? Mientras que la censura no interfiera directamente con el gameplay, creo que los consumidores no tenemos mayor problema (No me voy a morir por no poder acariciar a los personajes en Fire Emblem Fates). Sin embargo, cuando jugamos queremos experimentar la verdadera intención de las personas que están detrás del juego: Si Wolfenstein es sobre cultos e ideología, el juego debería mantenerse intacto. De igual forma, las limitantes que tuvieron los primeros títulos de Shin Megami Tensei lo alejaron de nuestro continente y, los que alcanzaron a llegar, sufrieron cambios severos. Existe un mar de ejemplos.
La molestia general del público en contra de Nintendo es cómo subestima y protege a usuarios que no se lo pidieron. Sin embargo, mucha de la cultura en Estados Unidos es bastante recatada y evitan entrar en discusión o problemas con contenido que parece sensible para grandes conglomerados. Entonces, ¿Es culpa de los grupos alarmistas que no juegan videojuegos el hecho de que nos censuren de esta forma? ¿Está justificado? ¡No olvides dejar tu comentario!