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Después de darse cuenta de que su Refracto y el RenderWare simplemente no serían opciones viables para las fuertes exigencias de la era HD dentro del desarrollo de videojuegos, DICE puso manos a la obra para crear una de las herramientas que le permitiera a los desarrolladores crear los FPS más avanzados del mundo. Así, en 2008 con Battlefield: Bad Company, conocimos la primera versión de Frostbite, motor gráfico que deslumbró por la calidad gráfica de la que era capaz. Dicha tecnología se convirtió en estándar y a pesar de la polémica, la mayor parte de los estudios de EA la han adoptado como propia. Su evolución ha sido marcada y sumamente interesante dentro de la franquicia de Battlefield y a continuación te contamos un poco más de ella.
Luego de una buena cantidad de tiempo en el que los FPS más populares tan solo se centraban en la segunda guerra mundial, EA y DICE decidieron darle un giro a su ya icónica franquicia para llevarla a la modernidad con un concepto bastante alocado y fuera de lo común. Battlefield: Bad Company desbordaba personalidad en todo sentido y claro, hacía gala de las capacidades del Frostbite 1.0, sobre todo las posibilidades que ahora se tenían para crear escenarios casi completamente destructibles. Un juego sumamente impresionante para su época.
Lo conseguido con el primer Battlefield: Bad Company generó bastante entusiasmo al interior de EA, por lo que casi de manera instantánea, se ordenó que se comenzara con una secuela directa. Battlefield: Bad Company 2 apreció con una versión nueva y actualizada de Frostbite, la cual, llevaba un poco más lejos lo que su antecesor había conseguido un par de años antes. Lo único que los fans extrañaron es que de alguna manera, la personalidad mucho más juguetona y menos seria que vimos al inicio de lo que podría ser considerada una serie de spin-offs, se había removido con el objetivo de introducir un rostro mucho más realista y serio, esto claro, gracias a las tendencias del mercado.
Ya totalmente entrada la era HD de los videojuegos y con las principales marcas de tarjetas gráficas fabricando dispositivos verdaderamente potentes, además de lo que un PS3 y Xbox 360 permitían, DICE decidió llevar al siguiente nivel a su Frostbite retomando la línea principal de Battlefield. El primer vistazo que se dio de Battlefield 3 le voló la mente a todo el mundo, no solo por su impresionante apartado gráfico, sino por la manera en la que hacía posible tener mapas masivos multiplayer repletos de jugadores haciendo todo tipo de cosas al mismo tiempo. Podríamos decir que dicha entrega fue la que sentó las bases sobre las cuales ha funcionado esta serie hasta nuestros días.
Nuevo Battlefield, nueva versión de Frostbite. Los excelentes resultados que se habían conseguido con la tercera entrega mayor de la serie, indicó que por ahora, debería de mantenerse por la misma línea, no sin antes presentar lo que hasta la actualidad, es la versión más avanzada de Frostbite. Si Battlefield 3 nos había impresionado por cómo es que lucía, Battlefield 4 dejó claro que nos encontrábamos en una época totalmente distinta del gaming. Algo que es muy interesante puntuar es que por primera vez, el motor gráfico comenzó a ser usado y adaptado por otros estudios de EA en juegos muy distintos a un FPS. El camino no ha sido simple por poco a poco se comenzaron a ver resultados de mucho mejor forma.
Debido a que EA había ganado la posibilidad de usar los derechos para hacer juegos de Star Wars, DICE tenía las manos completamente llenas con el reboot de Star Wars: Battlefront que vimos en 2015, sin embargo, no se quería que Battlefield se detuviera por otro año. Por tal motivo, el extinto Visceral Games entró al ruedo para encargarse del desarrollo de Battlefield: Hardline, spin-off de la serie que dejaba de lado el ambiente militar para experimentar con un estilo policíaco pero sin dejar las bases de la franquicia. El resultado fue verdaderamente mixto y generalmente negativo en apartados de jugabilidad, sin embargo, el Frostbite 3.0 demostró que incluso en manos que no fueran las de sus creadores, podía lucir muy bien.
El público se había cansado de ver FPS en escenarios de guerra modernos. Se requería de un fuerte cambio para recuperar audiencia. Dicha lectura fue hecha completamente a tiempo por EA y para 2016, ya tenía una propuesta fresca para su serie estrella. Battlefield 1 nos llevaba de regreso a un contexto histórico, en esta ocasión yendo a la Primera Guerra Mundial, época que rara vez hemos visto dentro del medio. Con todo el poder de las consolas y tarjetas gráficas de actual generación, el resultado técnico que se tuvo fue simplemente impresionante, entregándonos uno de los juegos más impactantes en términos gráficos. Algo que es muy importante resaltar es que a pesar de que seguimos hablando de Frostbite 3.0, la optimización del motor le permitía correr de una manera sumamente limpia sin importar del hardware en el que se encontrara funcionando.
A pesar de que indudablemente, las decisiones tomadas con Battlefield 1 fueron las correctas en todo sentido, EA y DICE consideraron que este 2018 era el momento de verdaderamente regresar a las raíces de la franquicia, por tal motivo, Battlefield V nos lleva de vuelta a la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión para contarnos historias que nunca antes se habían escuchado dentro del medio. Tomando como base lo logrado por Battlefield 1, esta nueva entrega de la serie hace que el Frostbite 3.0 vuelva a brillar de manera intensa dentro de una de las experiencias de gaming más sofisticadas jamás creadas.
Para más información visita: https://www.ea.com/es-mx/games/battlefield