Bethesda Softworks es el claro ejemplo de que las franquicias pueden evolucionar y ofrecer con cada entrega más contenido y nuevas propuestas al jugador. Hablando de manera más específica, The Elder Scrolls es una saga que nació como un experimento, que fue tomando forma durante su desarrollo y que, hasta la fecha, se ha convertido en su propio universo de High Fantasy, comparado incluso con series como The Lord of the Rings o A Song of Ice and Fire. Bethesda no queda exento de tropiezos: ya antes con títulos como Battlespire o Redguards se dio cuenta de qué quiere la gente y qué no, enmendó sus errores y se enfocó en lo que sabe hacer bien: juegos de mundo abierto que se enfocan en la personalización y en las misiones secundarias.
Con The Elder Scrolls Online, Bethesda Softworks y ZeniMax Online Studios asumieron la titánica tarea de traer el universo tan querido de The Elder Scrolls a un Massive Multiplayer Online Role-Playing Game, decisión que es tan emocionante como controversial. No es la primera incursión de la saga a la conectividad en línea, ya con Battlespire habían incursionado al combate de uno a uno a través de internet, sin embargo, tras el fracaso de éste, Bethesda se enfocó en la aventura para un solo jugador con Morrowind, Oblivion y Skyrim.
Recientemente, se reveló que Skyrim ha vendido ya más de 20 millones de copias en sus diferentes plataformas, lo que indica que efectivamente sí hay espacio para las aventuras épicas de un solo jugador. Contrario al sentir general de la industria, que engañosamente indica que todos los videojuegos avanzan hacia la conectividad y hacia el multijugador, ¿cuál habrá sido el factor decisivo que llevó a Bethesda a trasladar su franquicia hacia el mercado de los MMO? Varias interrogantes y conflictos surgen a la hora de digerir esa idea: la decisión de hacerlo con modelo de suscripción mensual, el no incluir micro transacciones y, básicamente, traer un modelo existente, desde hace más de una década, que orgánicamente ha avanzado hacia un modelo más permisivo como el free-to-play. Cabe destacar que aún existen juegos que sustenta el modelo clásico de los MMORPG, como Final Fantasy XIV: A Realm Reborn y World of Warcraft, los cuales siguen con muy buena recepción.
¿Será que Bethesda quiere entrar a la competencia y ser parte de una nueva trinidad? Tuve la oportunidad de jugar la versión beta del título; y éstas son mis impresiones.
Para empezar, cabe aclarar que The Elder Scrolls Online aún no está terminado y que, aunque se asemeja mucho a la edición final, todavía le faltan bastantes correcciones, balances, retoques y contenido, por lo que este texto es sólo una experiencia de acercamiento a lo que el título puede ofrecer. Con eso dicho, podría resumir toda mi experiencia con la siguiente oración: The Elder Scrolls Online es Skyrim con funciones en línea.
Bethesda tiene dos objetivos concretos con este nuevo título: complacer al público fiel a la saga y atraer a un público nuevo que quiera probar un MMO robusto y con una tonalidad madura. Recordemos que The Elder Scrolls Online fue clasificado M por la ESRB, un hecho único en comparación con el resto de los MMORPG disponibles. Lo anterior se imprime directamente en el juego desde la historia: Molag Bal, un principe Daedra, quiere acabar con el mundo de Nirn y consumirlo para luego fusionarlo con Coldharbour, uno de los reinos más inhóspitos de Oblivion.
Con esta historia épica empieza el juego. Como en todos los Elder Scrolls anteriores, comenzamos como prisioneros, manteniendo así la tradición de todos los juegos de la saga. Un extenso diseñador de personajes nos recibe al empezar por primera vez una partida: podremos seleccionar una de las nueve razas y, dependiendo de cuál escojamos, iniciaremos el juego en un área distinta de Tamriel. Cabe destacar que, por primera vez en la historia, todo el reino estará disponible para visitar en este juego, por ello es el más ambicioso de toda la serie. Obviamente no todas las zonas estarán abiertas desde el principio: lógicamente se tendrán que ir desbloqueando conforme aparecen expansiones o terminamos contenido.
La historia del título se ubica mil años antes de Skyrim y, al mismo tiempo, 800 años antes de Oblivion y Morrowind. Así, por medio de esta precuela, podremos experimentar todo el trasfondo que da vida a los otros títulos y vivir, de primera mano, lo que pudimos escuchar en las historias de los personajes con los que ya habíamos interactuado en los otros juegos.
En la mayoría de los RPG, en línea o no, te permiten elegir una clase y crecer de manera casi automática con ella: te ofrecen un estilo único de gameplay y un crecimiento asistido que te permite desbloquear habilidades del mismo árbol de oportunidades. Si algo define a la serie The Elder Scrolls, y no es la excepción en la versión en línea es la libertad. Al igual que en títulos anteriores, el tipo de arma y armadura que uses definirá qué habilidades suben de nivel y cuáles no. Ataca con arcos y te harás experto en habilidades de ataque a distancia, subirás así de nivel y desbloquearás habilidades de tu arma preferida. Si te hartas de ese modo de juego, en cualquier momento te puedes cambiar a armadura pesada y doble bastón, lo que cambia tu estilo de juego de manera inmediata y repercutirá en cómo subes de nivel y qué otras posibilidades de ascenso se abren.
Bethesda, a diferencia de otros títulos semejantes, hizo muy buen trabajo en cuanto al combate; éste se maneja a través de acciones donde cada botón corresponde a una habilidad. En The Elder Scrolls Online tenemos un sistema de pelea totalmente enfocado en la acción inmediata: haz click izquierdo y darás un golpe con tu arma, mantenlo presionado y darás un golpe cargado, haz click derecho y te cubrirás. Habilidades como el sigilo también se hacen presentes, podrás acabar con tus enemigos sin que ellos se den cuenta qué les pegó. Obviamente las habilidades pueden ser activadas con ciertas teclas y utilizadas en combinación con los ataques.
Los puntos anteriores, sumados a la capacidad casi registrada por Bethesda de perderte en un mundo abierto con una infinidad de posibilidades que te alejan de la historia principal, le añaden bastantes puntos al elemento de inmersión. Una vez completado el tutorial, podremos explorar y encontrar misiones secundarias que para nada repiten la cansada fórmula de: “ve y mata a 40 ratas para ganarte esta manzana”. Todas y cada una de las misiones secundarias ofrecen un pedazo más de la historia que está con otras, formado así una red de maneras para acercarte al núcleo del juego, que termina siendo completamente diferente cada jugador. Mientras que un amigo podría decirte que la fabricación y venta ilegal de Skooma es lo que mantiene la economía de los Khaajit en el mercado de la región de Elsweyr, otro puede afirmar que el comercio Imperial en las plantaciones de la misma región son los que la mantienen a flote. Al final, cada quien vivirá su propia historia de manera distinta; y las posibilidades son infinitas.
Quienes temían que el modo cooperativo fuera obligatorio en este juego ya pueden estar tranquilos. En ningún momento el jugador es forzado a buscar grupos o unirse a otros. Aunque es inevitable verlos correr en los calabozos buscando los mismos objetivos que tienes, sus caminos pueden variar y no forzosamente tienen que hacerlo juntos. Lo que sí es posible es interferir y ayudar a otros jugadores pues Bethesda incluye elementos de fricción en el gameplay, que si bien no obligan a la cooperación, sí la motivan.
Uno de los aspectos fuertes de este MMO son las voces. Todo el juego, sin excepción, cuenta con actuación de voz, y no cualquier actuación: actores de alto renombre como John Cleese, Michael Gambon, Kate Beckinsale, Malcom McDowell, Alfred Molina y más hacen acto de presencia desde los primeros cinco minutos del juego. Lo anterior ofrece una inmersión profunda al juego, elemento que lo destaca de otros títulos similares. Inmersión es el concepto que más podría identificar a The Elder Scrolls Online. Las voces, junto con la clásica acción en primera persona (que no es obligatoria), la posibilidad de avanzar en la historia a través de las misiones secundarias de tu elección y la formidable personalización de las habilidades y atributos dan al juego un efecto absorbente que pocos títulos te pueden dar.
En general, The Elder Scrolls Online se distingue de manera positiva: ofrece un mundo completo, maduro, oscuro y robusto que justifica la suscripción mensual. Si se preguntan por qué deberían de jugarlo en vez de otros free-to-play, las respuestas son simples: el nivel de detalle, las voces, la inmersión y todo el universo en el continente de Tamriel. El título tiene mucho que ofrecer y, por lo pronto, me quedo con un buen sabor de boca.