Esta semana termina la espera por The Revenant, la última película de Alejandro González Iñárritu, el mexicano que podría repetir en el Oscar por Mejor Dirección, y junto a él, Emmanuel Lubezki podría hacerlo por tercer vez como cinematógrafo. Lo interesante, será el tono existencialista e introspectivo que abordará en este proyecto, pues como él mismo lo dijo, su carrera cada vez está más lejos del cine comercial.
“Casi todas las películas deben cumplir ciertos parámetros: que sean claras, que no incomoden, que no sean misteriosas, que no sean difíciles de leer. Cualquier ambición de otro lado es castigada, así que cada día estoy más lejos del cine populista. Mi gusto personal cada vez se aleja más del de la gente, y me gusta estar lejos de lo que está sucediendo ahora”, afirmó para la agencia EFE.
Con estas palabras, podemos abordar más claramente el contexto de la película. The Revenant se ha intentado vender con la etiqueta de un Western, lo cual es incorrecto. Cuando se habla de Estados Unidos durante el siglo XIX en Hollywood, pensamos primariamente en la segunda mitad. De ahí blockbusters sobre la esclavitud negra como Django, Lincoln, y 12 Years a Slave. Respecto a las primeras décadas del XIX, el cine se ha enfocado más a Europa con adaptaciones de Les Misérables, Oliver Twist y Montecristo.
Hablando en términos cinematográficos, hay un espacio poco explorado de los EE.UU. entre la Guerra de Independencia en The Patriot, y la Guerra Civil en Gone With The Wind. Durante esa etapa, compañías de exploración se fueron encargando de colonizar el oeste, pues aunque en California El Zorro ya se presentaba como uno de los primeros héroes de ficción en la cultura moderna, en ese entonces el estado era de territorio mexicano. Y poco antes de que Santa Anna firmará la independencia de Texas en El Álamo en 1836, aparece la historia de The Revenant en el año 1820.
Mucho tiempo después de las bestias mitológicas de los relatos antiguos, y más de un siglo antes de los robots, los alienígenas y terroristas, The Revenant presenta uno de los encuentros más orgánicos y eternos de la humanidad, el de Hombre contra la Bestia, en este caso el oso, un animal que se ha convertido en todo un tótem de confrontamiento humano a la naturaleza. Pero antes de adentrar en la figura del oso, recordemos otras de las bestias que han retado a la figura humana.
Para caer en conciencia de lo antiguo que resulta este conflicto en la historia, recurriremos a la Biblia, donde todavía en el Viejo Testamento aparece la figura de Sansón, uno de los últimos jueces israelitas conocido por su fuerza brutal. Este personaje, derrotó a un león sin el uso de ninguna arma más que sus manos limpias. En 1949, Cecil B. DeMille (The Ten Commandments) dirigió Samson and Delilah, donde podemos ver una climática escena de este pasaje.
En la pantalla grande, uno de los enfrentamientos de mayor suspenso entre un hombre y un león se da en The Ghost and the Darkness, donde Michael Douglas da vida a un cazador inglés con la misión de matar a un par de leones que rondan la construcción de un ferrocarril en Kenya. Las escenas de cacería, con Douglas esperando en la noche con su rifle escondido en un árbol, se volvieron muy icónicas, e incluso le valieron el Oscar por Mejor Edición de Sonido.
Si pudiera haber algo peor que enfrentar a un león, eso sería enfrentar a un depredador en el agua, donde él está en su hábitat y el hombre es un intruso inadaptado. Plasmado en el papel, la referencia obligatoria es Moby Dick, la novela de Herman Melville donde el Capitán Ahab se obsesiona por atrapar a la enorme ballena blanca, misma con la que se hunde poéticamente como lo haría un capitán con su barco. De entre todas sus adaptaciones, destaca la de John Huston en 1956 con el cameo de Orson Welles.
Dejando fuera la poesía, y utilizando la sangre y el terror como volante de la historia, Steven Spielberg nos regaló Jaws, donde en lugar de un equipo de arponeros, Richard Dreyfuss y Roy Scheider encabezan una cacería moderna para atrapar al Tiburón, que horrorizó a más de una generación por presentar la personalidad de un asesino serial. Al igual que The Ghost and the The Darkness, se llevó la misma categoría de sonido en su momento.
Ahora que hemos llegado a la figura del oso, podemos hablar de Hugh Glass, nuestro protagonista interpretado por Leonardo DiCaprio. Sin entrar en detalles para evitar cualquier tipo de spoiler, el drama gira en torno al ataque de un oso a la figura de este personaje, un explorador y comerciante de pieles en la zona noroeste de Montana y Dakota. Comparado con las otras bestias, la pelea con el oso resulta en la imagen más pareja. En el agua, la desventaja es total, y ante un León, su agilidad y su velocidad están muy por encima de la de un humano. Ante el oso, la diferencia de fuerza es brutal, pero no la agilidad ni la velocidad, y al ver a un oso en dos patas, probablemente sea la imagen más parecida a la de un combate mano a mano entre dos hombres.
El primer acercamiento que haremos a esta rivalidad está en el drama, para el cual utilizaremos como ejemplo Legends of the Fall, novela de Jim Harrison y película de Edward Zwick. El protagonista, interpretado por Brad Pitt, se enfrenta a un oso dos veces, una muy joven y una muy viejo, a manera de paréntesis en una biografía que se desarrolló durante la primera mitad del siglo XX en Montana (misma área geográfica a la de The Revenant).
Otro acercamiento, y quizás el más interesante, es el que hizo Werner Herzog en Grizzly Man, un documental sobre el ecologista y entusiasta de osos grizzly, Timothy Treadwell, quien en 2003 murió junto a su novia en un ataque de oso capturado en video. Aunque en el documental no aparece el material explícito (por decisión del director y respeto a la familia de Treadwell), sí se ve a Herzog escuchando el material evidentemente perturbado. Un documental muy triste, pues si bien en la primera parte se desarrolla un vínculo de confianza con estas bestias, al final todo se viene abajo.
En las caricaturas, y como era de esperarse, Disney nos presentó el lado colorido de la relación entre humano y oso en Brother Bear, pues aunque también aborda el combate entre ambos, al final nos deja con un mensaje de hermandad con la naturaleza. Pero si hablamos de Hugh Glass, la referencia más obvia es la de Jeremías Springfield en The Simpsons, uno de los fundadores de América que se inmortalizó por derrotar a un oso con sus propias manos, y aunque nunca se ha dicho oficialmente que el personaje está inspirado en Glass, su vestimenta y su historia lo hacen muy obvio.
Para concluir, es imperativo recordar las palabras de Iñárritu, “cada día estoy más lejos del cine populista”, por lo que sería un error esperar un enfrentamiento climático de acción entre DiCaprio y el oso con tintes de heroísmo. Si habíamos mencionado que The Revenant no es un Western, mucho menos debe ser una película de Acción. Pero si tuviéramos que encasillarla en un nicho, este sería en el de las películas de Venganza.