Feature – Super Mario World es mi juego favorito, ¿y qué?

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super-mario-world-favoritoSiempre llega un momento en el cual te preguntan cuál es tu videojuego favorito, y es que trabajando en la industria es casi imperativo que tengas un buen título pensado en tu cabeza o si no los defraudarás.

La realidad es que más allá de los clichés yo divido mis juegos favoritos por gusto y por nostalgia; aquellos que se encuentran en este segundo ramo simplemente me ganaron el corazón y forjaron el camino de mi gusto por los videojuegos –sin importar lo cliché que sean-, por eso hablaré de aquel videojuego que encabeza la lista de la nostalgia y que sin dudar es uno de mis juegos favoritos: Super Mario World.

A pesar de mi pésima memoria, aún recuerdo el primer viaje a Disney (diciembre del ’91) donde uno de los temas principales era mi hermana tratando de convencer a mis padres de tener un Super Nintendo como regalo de Navidad. Por la misma razón de que uno siempre se siente influenciado por sus hermanos mayores, yo también quería tener una consola –aunque tuviera casi cuatro años y apenas mis manos aprendieran un poco las mecánicas del Atari-. Finalmente, mi hermana y yo lo logramos ¡teníamos un Super Nintendo en casa!

Aún recuerdo la caja, los colores, el slogan anunciando “Nintendo’s most advanced entertainment system”, todo era tan moderno a mi manera de verlo; allí también aparecía el cartucho del anhelado juego. Yo ya había probado los tres títulos anteriores de Super Mario Bros, sin embargo era tan pequeña como para involucrarme tanto en estos juegos y apenas descubría la historia de los hermanos plomeros.

Es por eso que en cuanto empecé a jugar, mi mundo cambió completamente.

¿Por qué?

yoshi-world-marioPrimero, las mecánicas son sumamente sencillas… basta con entender que hay un botón para saltar, otro para correr, las flechas básicas y, si me voy a cosas avanzadas bastaría entender la manera de poder mantener el vuelo con la capa la mayor cantidad del tiempo posible –y que una vez que lo lograbas podías retar a tus amigos a ver quién terminaba todo un nivel sin casi tocar el piso, ¡bendita capa de pluma!-,

La segunda cosa –y creo la más importante– que me fascinó fue ver por primera vez incluido a Yoshi en la historia. Siempre tuve una especie de amor/odio por los dinosaurios y el ver una representación tan “linda” de un dinosaurio verde que podía sacar diferentes poderes dependiendo el color de caparazón que metiera en su boca era algo increíble, ¡y qué decir del momento en el que descubrí que tenía que salvar a sus hermanos de diferentes colores a través de siete mundos diferentes! En ese momento Nintendo obtuvo mi corazón y mi tiempo.

Otro de los elementos de este título que llamaba la atención –por lo menos a la mente de una niña de 4 años– era ver el mapa del mundo tan grande. Recuerdo que podía perderme horas recorriendo el mapa, viendo la diferencia entre los mundos, pasarme después a los mundos especiales de estrellas o pasar por las tuberías que servían como un atajo a otro mundo –y que también eran una excelente manera de hacerle la vida imposible a la otra persona que estaba jugando contigo porque llevabas ya más de 5 minutos explorando el mapa sin escoger un nivel.

mario-yoshi-azulEsto es algo que incluso en títulos recientes, como en New Super Mario Bros. U, no puedo disfrutar. No sé si es porque ya crecí y no me interesa en lo absoluto lo que sea que aparezca en el mapa a nivel gráfico o que de plano las gráficas de 16 bits eran muchísimo más atractivas para mi al tratarle de encontrar un significado al mapa. Además de que los nombres eran hermosos, ¿un mundo llamado Butter Bridge o Vanilla Dome? ¡Yo quiero!

Continuando con el tema del mapa, algo que siempre estuvo muy clavado en mi cabeza era pensar que había niveles secretos o caminos bloqueados en muchos de los mundos. La inocencia a esa edad te hace pensar de más y estoy segura que llegué a perder una buena cantidad de tiempo tratando de llegar a lo más alto de los niveles volando para descubrir alguna entrada secreta a otra parte de un nivel. Es por eso que de ahí surgió la gran cantidad de “niveles imposibles” que circularon por la web asegurando ser parte secreta de Super Mario World –argumento que después se comprobó que era falso y todos volvimos a dormir tranquilos.

En fin, esos elementos más la convivencia generada cada fin de semana con mis primas y hermana para jugar durante horas Super Mario World lograron que fuera mi incursión a los videojuegos, a entender las mecánicas, a tratar de dibujar en hojas de papel niveles que “yo haría” si pudiera, aunque no tuvieran sentido y sólo se trataran de hacer un mundo “bonito” para una niña que apenas está cumpliendo sus primeros 5 años en el mundo.

mario-y-yoshiDentro de éstas y más cosas, creo que no soy la única de la generación que sintió un gran amor por este videojuego. Shigeru Miyamoto se esforzó durante tres años con un equipo de 16 personas para traer a nosotros la puerta del amor a los videojuegos, y lo digo con tal seguridad porque sé que muchos de nosotros seguimos el camino del mundo gamer a partir de ese videojuego que nos dejó noches sin dormir o con el cual soñábamos porque nuestro cerebro ya se había “configurado” después de más de 8 horas de jugar (¡Gracias mamá por ser tan permisiva!)

Así que es por eso que no tengo reparo en decir que Super Mario World es uno de mis videojuegos favoritos. Aprendí a entender que los videojuegos también tienen una narrativa y no se trata de apretar botones para acabar un nivel sin razón; aprendí que tiempo después Yoshi sería de mis personajes favoritos dentro de la industria de Nintendo y que con tan sólo escuchar el intro de este hermoso videojuego tendría un flashback inmediato a todas esas tardes de sábado en la que dos primas, mi hermana y yo nos reuníamos a continuar jugando sin importar cuántas veces ya hubiéramos acabado la historia y que tanto nuestro archivo tuviera a Luigi y Mario con 99 vidas.

Tal vez ésta sea la razón por la cual cuando salió Super Mario 64 no me sentí tan convencida con un juego en 64 bits cuando yo ya me había involucrado en una narrativa de 16 bits. Nunca más un juego de Mario volvió a significar tanto para mi, ni motivarme a comprarlo en la tienda virtual de Nintendo una vez que tuve mi primer Wii.

Por eso una vez que me entero de que Super Mario Maker es una realidad, la niña de 5 años que vive dentro de mi empieza a saltar de emoción –y también yo.

Por fin podré dar vuelo a la imaginación de la manera que quise hace muchos años para crear los niveles con esas gráficas, y al mismo tiempo podré revivir toda la fascinación de pasar un nuevo nivel –ahora creado por alguien más–, además de que muchos podrán sentirse más ad hoc con todo lo que está detrás de bambalinas en la industria y los estudios de videojuegos al crear sus propios niveles y empezarse a meter en el mundo del game design.

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Amantes del retrogaming y la nostalgia, estoy segura que con este título volveremos a sentirnos como hace muchos años y podremos decir: Glad to see you again!

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg