Si eres fan de los juegos de pelea, seguro has escuchado hablar de Evolution Championship Series, o Evo, para la banda. El mundo del videojuego comienza a generar una nueva realidad, donde la competencia, siempre feroz por naturaleza, es ya considerada un deporte en pleno. Sin embargo, Evo es un caso especial en esta baraja de eventos que constituyen el denominado deporte electrónico.
A diferencia de otros espacios de eSports, es la propia comunidad de jugadores la que ha construido Evo y la que le da un sentido diferente. No se trata de sólo mirar a los mejores. Se trata de desafiar a los mejores y, en el camino, hacer nuevos amigos y conocer un mundo más amplio. Esa es la imagen que siempre tuve de Evo y que durante varios años, como periodista de videojuegos, añoré ver en primera persona.
En la actualidad trabajo como reportero en Pop News, un sitio nuevo de noticias generales. Pese a no dedicar su agenda a los videojuegos, y luego de quedarme en la orilla en intentos anteriores, me di cuenta que era para mi un ahora o nunca. Propuse a la dirección editorial el cubrir el evento,dando especial seguimiento a los jugadores mexicanos. Pedí un acceso de prensa y me lancé a la aventura.
Durante años he jugado títulos de pelea, he visto las subidas y bajadas del género en su popularidad. Por ese amor juego videojuegos en general y llegué a dedicarles parte de mi experiencia profesional. Era el momento de cumplir un objetivo personal: mirar con mis propios ojos a los más grandes jugadores disputarse la corona en el máximo escenario.
Era ahora o nunca. Y así se hizo.
Antes de viajar y como forma de presentar al público en general un evento tan de nicho como Evo, tuve la iniciativa de reunir a varios jugadores y personalidades de la comunidad mexicana del fighting para que nos contaran sus experiencias en un reportaje en video. Parecería para un reportero una labor de rutina, pero ese encuentro desencadenó en muchas experiencias a lo largo de la semana.
De entrada, la comunidad siempre estuvo abierta para contar sus anécdotas y mostrarle al público que para ellos los juegos de pelea son más que un pasatiempo. Eso hizo del reportaje un documento valioso, del cual aprendieron hasta mis colegas en el sitio y emocionó a más de uno. En esa apertura, recibí una invitación muy especial y un contacto que a la postre me daría uno de los momentos más emblemáticos de mi viaje.
Antes, durante y después de Evo la comunidad se reúne para jugar casuales, matches por dinero y hasta duelos entre jugadores de distintas nacionalidades. Los espacios para ello son centros de juegos, suites de hoteles y hasta la casa de alguien en Las Vegas. Para acceder puedes llegar a necesitar de una invitación o pagar un cover.
Al reunir a tantos jugadores de buen nivel, hasta la reta más básica puede dar lugar a un duelo increíble. Violent Kain, jugador mexicano de The King of Fighters, y Zicca, caster de Street Fighter, me contactaron con Romance, un jugador mexicano de KOF afincado en la Unión Americana. Con este acceso llegué a un evento previo a Evo donde los asiáticos E.T., Xiao Hai se enfrentarían a Luis Cha y Romance en un duelo de exhibición en el Gameworks de Las Vegas. A la postre entre ellos de repartirían los tres primeros lugares.
Después me invitaron a la suite de Hellpockets en el Mandalay Bay. Es el narrador de The King of Fighters por excelencia y, en lo personal, uno de mis casters favoritos (cosa que pude decirle personalmente). Al llegar al lugar uno podía encontrarse con las estrellas que ve uno día a día en los Streams: Reynald, Luis Cha, El Rosa, Vicio, M’, entre muchos otros. Todo en una ambiente relajado, con pizza y chelas al por mayor, pero sin que los duelos en la consola perdieran seriedad.
Debo decir que mi momento favorito del viaje es cuando, de la nada, Hellpockets decreta un duelo entre M’, campeón japonés, y Reynald, campeón estadounidense. El primero en ganar cinco encuentros se lleva el triunfo. El anfitrión narrando el encuentro. La banda bien prendida porque sabe que el orgullo está en juego, el nivel de habilidad mostrado fue altísimo y, claro, la carrilla de los mexicanos salía a relucir.
Aunque lo mejor estaba por venir.
Imaginaba Evo como un E3. Con las compañías llevando mucha producción para exponer sus nuevos productos, así como espacios muy elaborados de juego. Sin embargo, es un espacio mucho más austero. Las marcas saben que, a diferencia de E3, los que llegan aquí son los jugadores, nos los vendedores. A ellos no los vas a atraer con tráilers, o con figuras para la foto. A ellos los conquistas con gameplay. Si vas a mostrar un juego que sea jugable o no traigas nada. También estuvieron marcas con productos relacionados con el fighting y los videojuegos en general, productoras de accesorios, artistas y hasta cosplayers profesionales.
Las estaciones de juego también son muy austeras, pero eso no me sorprendió del todo. Lo importante es el competir y demostrar que se es el mejor. No tanto el como. Mesas sencillas con sillas plegables, pantallas económicas. Divididas por secciones dedicadas a cierto juego para no perder el orden. Y, alrededor de ellas, los contendientes y los espectadores.
Cada sección tenía su escenario. en donde llegaban los jugadores que se presentarían en duelos selectos para los diversos streams. Eso era todo. Incluso el escenario principal, fuera de la pantalla principal, no difería mucho en su setup para jugar. El único cambio es un par de sillas cómodas especiales para el juego y, por supuesto, que la gente mira tus aciertos y tus errores.
Si vas como espectador te encontrarás ante un circo de mil pistas. Es mucho para ver. No sólo en los escenarios principales: mientras estaban las finales de KOF aún había duelos interesantes en la otra pantalla, y mientras veías un match interesante entre contendientes de Street Fighter V la corona de Guilty Gear se estaba disputando. A eso súmale las decenas de estaciones de juego con cientos de jugadores dignos de ver. Si no te organizas o si no te pones vivo, vas a perderte matches geniales.
Mi pase de prensa no me permitía jugar en los torneos principales, así que sacié mis ganas de enfrentar a otros jugando las novedades que presentaron las compañías. Ya conté en un texto previo mi parecer de los diversos juegos presentados en el recinto, aunque debo decir que para mí Evo se lo llevó Dragon Ball FighterZ. Fue el que más gente jaló, el que mejores comentarios recibió y el que, incluso, está considerado para tomar el lugar de Ultimate Marvel vs Capcom 3 como joya de la comunidad. Como jugador afín a Guilty Gear, es un título que disfruté mucho y en el que me sentí muy cómodo.
Una de las grandes diferencias de Evo a otros eventos de eSports es que la esencia es servir como punto de encuentro para la comunidad. Si eres afín al género, tendrás la oportunidad de toparte con diversas personalidades. Jugadores, casters, desarrolladores, e incluso pesos pesados en la industria.
Tuve la oportunidad de encontrarme con Yoshinori Ono, productor de la serie Street Fighter, y Katsuhiro Harada, de Tekken. Con Harada, incluso, pude platicar muy brevemente acerca de su pasión por la lucha libre (salió a colación porque llevaba una playera del Bullet Club) y su respeto por las luchas en México.
Puedes notar cuando un jugador estelar está jugando con tan sólo mirar el número de personas que se amontonan alrededor. Puedes acercarte para verlo, aunque con tanta gente buscando el mejor espacio para observarlo no suele ser lo más cómodo. Aunque a veces significa ver proezas únicamente posibles por jugadores de talla mundial.
Quizá el que más multitudes jala es Daigo Umehara. El sujeto es, haga lo que haga, el Michael Jordan de la comunidad. Tiene productos con su nombre y hasta cuenta con su propia marca. Incluso le hicieron su propio manga. Aún con ese estatus, la sensación de comunidad es tal que puedes abordarlo para charlar con él (si sabes japonés), pedir una foto o un autógrafo. Lo mismo pasa con la mayoría de los jugadores, siempre y cuando seas amable (como siempre) y los abordes en el momento oportuno.
En este contexto pudimos charlar con personalidades como Chis G, quien nos contó que su meta personal era llegar vivo a las finales del domingo y que ama venir a jugar a México. También con Eduardo Pérez-Frangie, PR Balrog, el héroe boricua que practica ocho horas diarias con tal de llegar lejos. La comunidad es muy amable y siempre hay alguna anécdota qué contar.
Los mexicanos, especialmente los Koferos, se hacen notar con su humor y su algarabía cuando un compatriota está jugando. Estuvimos muy al pendiente de ellos y platicamos con varios. Con Babushas, de Street Fighter, a quien seguimos con su alegría después de haber salido de pools. A Kusanagi, quien recomienda a los jugadores locales aprovechar el Training Mode. Y claro, a la legión mexicana que alcanzó una buena participación en The King of Fighters XIV.
Debo decir que, de las finales del viernes y el sábado, me quedo con las de KOF XIV. No sólo porque fueron en su mayoría duelos muy parejos y el gameplay dio pie a momentos muy emocionantes. También por el hecho de que apoyar a tus paisanos le da un sabor muy especial. Más en un entorno en que puedes desahogarte, gritar en español y echar el desmadre con otros mexicanos. Vivir un triunfo de un connacional en este escenario es algo épico e inigualable. Por momentos así vinimos.
No se nos hace a los mexicanos ganar KOF en el escenario principal. Pero momentos como el triunfo de Luis Cha o la emotiva victoria de Pako, en la cual todos en el escenario nos volvimos locos con él, se convirtieron en mi momento Evo de este viaje. Sólo el gaming nos da esas emociones. Sólo el fighting.
También vivimos el triunfo de Armada sobre Mango en un clásico de Smash. Y vimos cómo Sonic Fox dejó de ser el emperador de Netherrealm en Injustice 2, entre otras proezas. Con esto en la maleta llegamos al día final en la Arena del Mandalay Bay.
Allí donde se han erigido campeones de boxeo y MMA, ahí la FGC consagraría a sus nuevos campeones.
La Arena es un lugar cómodo para ver eSports, pero no da el sentimiento de comunidad que sí se percibe en el escenario principal del Centro de Convenciones. Hay una barrera entre jugadores y público, además de que separa de manera abrupta el ritmo del evento. Hay gente que va a los dos primeros días y al tercero no quiere o no puede asistir. No deja de ser espectacular, pero tiene sus peros.
Además, es un maratón en un espacio menos amigable. Por ello, a las 8 de la mañana eran muy pocos los asientos ocupados para ver Ultimate Marvel vs Capcom 3. La despedida de un título mantenido por la comunidad en los espacios competitivos fue más fría de lo debido. En ese contexto, RyanLV, un nuevo valor de la comunidad, despachó al campeón reinante Chris G. Y en medio de esa frialdad, se presentó un nuevo personaje para Marvel vs Capcom Infinite, lo cual encendió al público a medias.
Blazblue: Central Fiction y Tekken 7 levantaron el ánimo del público. El primero por su atractivo visual y la impecable ejecución técnica de sus jugadores. El segundo por la presencia de dos contendientes estadounidenses en un mar de competidores coreanos. El grito de “USA!” y las expresiones de admiración ante el desempeño de los ciberatletas calentaron la atmósfera del lugar, que aún lucía medio vacío.
Voy a ser muy honesto con ustedes: como espectador prefiero mil veces Smash Melee que Smash for Wii U. Se siente más dinámico y los combates suelen ser más cerrados, especialmente cuando competidores que se conocen de años están frente a frente. Sin embargo, quedó decidido que la versión más reciente del título sería la elegida para el día final. Personalmente quería ver a Zero, un jugador al que respeto mucho y quien nos contó, unos días antes, que el ser considerado el mejor jugador del planeta representa para él una presión.
Sentí a Zero incómodo, fallando en varios momentos importantes, pero al final sacando la casta y mostrando las habilidades por las cuales le han llegado a poner precio a su cabeza. Al final, Salem le plantó una dura batalla y con un movimiento suicida que levantó a todos de sus asientos venció al mejor smashero del planeta. Aún así, creo que Melee hubiera prendido más a la audiencia y merecido mejor ese espacio.
La gente llegó para ver Street Fighter V, cuando inició el top 8 del juego el recinto superaba los tres cuartos de su capacidad. Podremos decir mucho del modelo de negocio que manejó Capcom al vender el título y del resultado que esto ha tenido en el desempeño comercial del mismo. Sin embargo, queda claro que el título está hecho para ofrecer a los jugadores amplias posibilidades de juego, lo cual se traduce en competencias emocionantes.
Tokido, quien se coronó campeón del torneo de Street Fighter, había trabajado mucho para labrarse un camino a la cima en la escena. Especialista en varios juegos, vino de atrás y pasó por rivales complicadísimos ante los cuales demostró ese instinto asesino que lo caracteriza. Me quedo con el match contra Filipino Champ, un duelo cerrado y de alto nivel técnico que estuvo para cualquiera. Y la manera en que destrozó las esperanzas locales encarnadas en Punk, partiendo desde la llave de perdedores, hizo gala del tesón y las cualidades con el control que posee uno de los dioses del Japón.
Con esta gala de talento y amor por el juego, la cita de este año llegó a su fin. Con una comunidad mostrando su fuerza, aunque no me imagino como hubiera sido si la asistencia hubiera sido de récord como en otros años. Pese a ello, está claro que la esencia de Evo radica en la pasión de la comunidad y en el amor que ésta tiene por el juego. El fighting está vivo y esa vida la tiene en su gente. Títulos van y vienen, pero el sentimiento estará presente y con contendientes a la altura para disputarse la corona arropados por el culto al shoryuken y el hadouken.