Por: Eduardo Rivero (@edupoul)
Japón es bien conocido por su gran competitividad, educación, respeto y por sus tradiciones bastante arraigadas, sin embargo, como en toda sociedad, tienen un lado oscuro en donde los japoneses destacan del resto del mundo con un concepto de perversión referente a lo sexual único.
Para tener una clara visión del concepto primero definiremos a la perversión como un comportamiento o un conjunto de prácticas sexuales que no se ajustan a lo socialmente establecido.
Si bien es cierto que en lo referente a lo erótico la comunidad japonesa tiene muchas referencias históricas, la conducta en el Japón actual ha sido modelada principalmente mediante una nueva estructura política e ideológica que surgió después de La Segunda Guerra Mundial donde la identidad nacional se sumergió en diferentes corrientes que desafiaban los valores tradicionales.
A continuación revisaremos algunas de las excentricidades sexuales más intrigantes y populares de la sociedad nipona.
La Burusera es un fenómeno fetichista de compra y venta de ropa interior usada que inicio en los 90s. En este negocio las chicas venden sus bragas usadas después de varios días seguidos sin cambiárselas, para que cuando estén en su punto óptimo solamente deban ir a una de estas tiendas para entregarlas y sean adquiridas por el cliente. A veces, las chicas se quitan las bragas allí mismo, para que quede totalmente claro que son material de “primera calidad”.
Hace años la popularidad fue tal que en Tokio existían máquinas expendedoras de pantis, que posteriormente fueron declaradas ilegales en 1993, sin embargo el comercio informal aun persiste principalmente por la web.
Los Imekura o Clubs de Imagen son lugares donde las fantasías de muchos hombres se hacen realidad. Estos son locales que van desde los Maid Café hasta habitaciones que emulan un vagón de tren, un ascensor, un salón de clases u hospital donde el cliente puede interactuar con las chicas las cuales están caracterizadas para cada temática. Algunos Clubes están especializados en exhibicionismo, con lo que un cliente por ejemplo, puede contratar a una colegiala para que le acompañe en un viaje en metro, y practicar sexo con ella en el andén.
El Ero-guro es un género del hentai donde el erotismo se fusiona con la decadencia física que envuelve el uso de gore, desfiguración, mutilación y distintas parafilias como la zoofilia, la necrofilia o la coprofagia. El término proviene de gairaigo derivado de la frase del idioma inglés “erotic grotesque“, y es frecuentemente acortado a simplemente guro. Un ejemplo similar de occidente podrían ser las películas snuff. Sin embargo, el ero-guro es en su mayoría es de tipo gráfico y no involucra la muerte o mutilación de personas reales.
El Kanamara Matsuri, que traducido de manera literal significa “Festival del falo de metal”, es una festividad que se lleva a cabo en la ciudad de Kawasaki el primer domingo de abril y tradicionalmente servía para pedir por la fertilidad y el bienestar de los matrimonios. Cabe destacar que es una celebración de la religión sintoísta y se remonta al periodo Edo (1603-1867). En aquel tiempo, las prostitutas de Kawasaki se acercaban al santuario de Wakamiya para pedir protección divina a la hora de realizar su trabajo o la curación de enfermedades de transmisión sexual. El templo, lleno de figuras genitales tanto masculinas como femeninas, tiene como ‘reliquia’ el falo de metal que da nombre al festival.
La leyenda cuenta que un espíritu maligno se encaprichó de una joven y decidió que no la compartiría con nadie. Para ello se instaló entre las piernas de la mujer preparado para morder con sus colmillos a cualquier miembro viril que osara poseer a la chica. Ella encargó entonces a un herrero que le fabricara un falo de metal que, cuando fue mordido por el espíritu maligno, provocó que este se rompiera toda su dentadura y dejara en paz a la mujer para siempre.
Este es un juego derivado de las palabras inglesas panties (bragas) y get (conseguir). El juego comienza cuando una mujer publica un mensaje en un foro anunciando que ocultó su ropa interior usada en una determinada zona de la ciudad. Entonces, todos los interesados deberán buscar la prenda en la calle y pedir más pistas a la chica a través de internet. Cuando alguien lo encuentra debe reportar todos los detalles en el mismo foro para que nadie siga buscando.
Yasuo Matsumoto es el alias de alguien que afirma ser un legítimo Pantsu Getta (así se llama también a los jugadores) y señala cuál es la causa del éxito del juego: “En una época donde no hay sueños ni esperanza, este juego ofrece una oportunidad para vivir una fantasía, al menos una vez en la vida. Y gratis”.
Sin embargo este movimiento no se quedó solo como un simple juego de búsqueda y captura, sino que evoluciono o diferentes juegos al margen de la ley como por ejemplo el de bajarle y quitarle las bragas a cualquier que vaya por la calle, con el único premio de la emoción y tensión del momento.
Una No-pan kissa se traduce literalmente como “café sin bragas”, son cafeterías en las que las camareras visten cortísimas minifaldas sin llevar nada de ropa interior. Además, partes del suelo de la cafetería están cubiertas de espejos para que se vean bien todos sus “encantos”. Son populares porque no hay ningún contacto sexual. Su costo es aproximadamente hasta cuatro veces más caros que en una cafetería normal.
Estos son locales especializados en sexo oral y son famosos por sus accesibles precios, por ejemplo, un bono de tres sesiones de sexo oral no cuesta más de 6.000 yenes, una cifra al alcance de cualquiera. Estos “salones” son similares a cualquier bar normal, aunque están llenos de asientos, aquí los clientes cuentan con una mesa, y antes de que se den cuenta, les han servido algo de beber, y al poco rato ya hay una empleada que le practica sexo oral. Al cabo de un tiempo, normalmente unos 10 minutos, se acerca otra empleada diferente para hacer exactamente lo mismo, y así sucesivamente hasta agotar el bono de sesiones que el cliente haya comprado.
Cabe destacar que todas las actividades realizadas evitan la penetración, de forma que no se incumple la Ley Anti-Prostitución que únicamente prohíbe que haya intercambio de dinero en relaciones sexuales con penetración. Hoy en día el Código Penal japonés, en sus artículos 176 y 177 establece que la edad mínima a la que se pueden tener relaciones sexuales consentidas es de 13 años, aunque las prefecturas pueden tener ordenanzas propias que prohíban tener sexo con cualquier menor por debajo de los 18 años.
Hablar de la forma en que la sexualidad se ha diversificado en Japón nos tomaría mucho. Las posibilidades y temáticas son muy amplias. Desde el Shoukushu Goukan (el famoso sexo con pulpos tan popular en series hentai) que se remonta hasta 1814; el Shibari, que involucra el uso de cuerdas para bondage; las prácticas del Nyotaimori, que consiste en comer, por lo general, sushi sobre el cuerpo desnudo de una chica. Y más, muchas variaciones más.
Lo anterior contrasta con la cada vez menor actividad sexual en la gente de Japón. Interesantes son los números que involucran a un progresivo número de personas, desde la adolescencia y hasta la madurez, considerándose como asexuales o simplemente no interesadas en tener sexo.
¿A ustedes qué les parecen las prácticas sexuales japonesas que les contamos? ¿Ya conocían éstas? ¿Ubican otras igual o más extrañas?
Eduardo Rivero (México, Distrito Federal), también colabora en revista digitales como Arigato Magazine, Unocero y Leptonix. Cirujano de profesión y otaku por convicción.