Por: Davo Valdés (@DavoValdes)
Siempre me han interesado los personajes secundarios en las historias. Creo que a veces ellos son los verdaderos héroes, los que realmente asumen un reto, porque a pesar de sus limitaciones deciden luchar y arriesgar su vida. Gokú y Superman son personajes con cualidades de semidioses con poderes supra-humanos y me parece que con la noción de una fuerza así resulta difícil no hacerle frente a cualquier amenaza. Pero Krillin o Yamcha, por ejemplo, se mueven con el impulso de una fuerza distinta, mucho más humana y frágil. Recuerdo el capítulo en el que muere Krillin asesinado por Freezer (en total muere seis veces, si consideramos su muerte natural, convirtiéndose en el personaje con más muertes de la serie) y cómo me sentí. Lloré desconsoladamente. Mi papá me intentó reconfortar asegurándome que lo iban a revivir con las esferas del Dragón. De ese modo aprendí que ese tipo de personajes estaban ahí para recordarnos lo efímero de la existencia, que sus muertes eran el detonante quizá del destino del héroe principal. En Dragon Ball el ciclo de la muerte se rompía cuando se pedía a Sheng-Long que reviviera a alguien, pero en otras historias los personajes secundarios siempre serán los primeros en morir, los más entrañables por su fragmentación, los que navegan en historias incompletas. ¿Qué quiere decir esto? Que usualmente los personajes secundarios están ahí para contar la historia del personaje principal, como Watson con Sherlok Holmes, por ejemplo. A través de él es que podemos conocer la narración de Holmes. ¿Pero qué tanto sabemos de Watson? No mucho. Así pasa con muchos personajes secundarios que se sostienen más por su carisma que por la empatía que sentimos por sus historias. Muchos son dispensables. Es probable que desaparezcan. Muchos sólo son transitorios. Pero por alguna razón yo no puedo dejar de pensar en ellos. ¿Qué fue de sus vidas? ¿Alguien los extraña?
Otro tipo de personajes que me interesan son los villanos, específicamente aquellos que denotan ambigüedad. En Dragon Ball (cualquiera de las series), Gokú enfrenta a un buen número de villanos, uno peor que el anterior, realmente malvados e inscritos en la tradición maniquea del bien y el mal, pero uno de ellos, quizá el personaje más entrañable y complejo para mí (también personaje favorito de Akira Toriyama, autor de la historia, según he leído en varias entrevistas) es Piccolo, el último hijo de Piccolo Daimao (Daimaku para los mexicanos), el primer gran villano que enfrenta Gokú en su estancia en la Tierra. El origen de Piccolo es un huevo que nace del lado maligno de Kamisama, un ser que se desdobló para convertirse en un ser divino. De esa forma debió expulsar toda su maldad en un alter-ego (Piccolo Daimao) que aunque separado de su cuerpo, compartían un ciclo vital: si uno moría, el otro sufría el mismo destino.
Daimaku es vencido por Goku y antes de morir expulsa un huevo de su boca. De ese huevo nació Piccolo (prolongación de la existencia de su padre y garantía de vida de Kamisama). En una de sus primeras apariciones adultas, Piccolo (como era de esperarse) busca vengar la muerte de su padre. Y es por eso que se presenta al 23° Tenkaichi Budoukai, torneo de artes marciales que reúne a los peleadores más poderosos de la Tierra con el seudónimo Ma Junior (que significa algo así como Mal hijo o hijo del mal).
Existe una larga tradición de villanos que se vuelven buenos. Algunos ejemplos memorables los encontramos en Deadpool, Rouge, Catwoman, Blade, Alucard (Helsing), Wolverine, por citar algunos del cómic o el anime. Como buen shounen, en el universo de Dragon Ball prácticamente todos los Guerreros Z comenzaron como enemigos o contrincantes del protagonista (desde Yamcha hasta Bills/Whis). Piccolo no es la excepción, pero sí es el caso más extremo. Tanto Yamcha como Ten Shin Han después de abandonar su faceta de villanos se revelaron como hombres acomplejados pero buenos en el fondo, en cambio Vegeta y Piccolo (quizá como Wolverine) nunca abandonan ciertas características del antihéroe, es decir que se siguen rigiendo bajo sus propios estatutos morales, pese a que han decidido defender algo que antes atacaban, en este caso la vida en el planeta, siguen mostrándose como misántropos, malencarados, soberbios, etc.
La primera vez que Piccolo decide aliarse con Gokú es cuando Raditz llega al planeta. Gokú se sacrifica y Piccolo logra vencer al invasor. En ese momento Gokú muere y Piccolo descubre que Raditz era la avanzada y que meses después llegarán a la Tierra dos guerreros saiyayin, mucho más poderosos y peligrosos.
Tras la muerte del padre, Piccolo se convierte en el maestro y guardian de Son Gohan, el hijo de Goku. Al inicio se muestra frío y distante, incluso cruel con el niño, pero con el paso del tiempo se convierte en su único amigo. ¿Qué complejidad de emociones se cocinan al interior de Piccolo que decide ser el mentor del hijo de su más grande enemigo? Pienso un poco en el hecho de que la génesis de este personaje sea precisamente la muerte de su propio padre y cómo poco a poco se convierte en una figura paterna para Gohan. En el fondo Piccolo reconoce el sacrificio de Gokú y entiende que hay cosas más importantes en ese momento que su deseada venganza. Más tarde muere defendiendo a Gohan de los ataques de Nappa. En ese momento Piccolo comienza una suerte de ascenso hacia un estado de conciencia superior. No se convierte en un turrón de azúcar, pero a partir de ahí se consolida como un aliado de Goku y los demás héroes que deciden defender la Tierra. Un ejemplo de su carácter se puede encontrar en su experiencia en el más allá cuando entrenó con Kaio-Sama.
Piccolo es un personaje complejo que evoluciona de una forma gradual pero clara. En un inicio simboliza el mal puro e irracional, pero con el paso del tiempo asume una sabiduría y fuerza que sobrepasa al resto de los personajes. Su sabiduría no sólo se debe a su proceso propio, a su disciplina y entrenamiento constante (¿lo recuerdan meditando y flotando en el aire?), sino que también se obtiene a partir de dos fusiones y eso lo convierte en un personaje único. La primera fusión ocurre en Namek con un moribundo Nail y la segunda con el mismo Kamisama, a quien convence de hacerlo luego de la llegada de los Androides. Todo esto ocurre en cierto modo al margen de la historia, pero las implicaciones de esta fusión cierra uno de los círculos más importantes de toda la saga: la separación de la maldad pura de la divinidad. De pronto todas las facetas de Piccolo y la sacra presencia de Kamisama se unen en un sólo ser. Ya no representa una sola cosa, sino que marca una pauta distinta de cómo se desarrollan el personaje.
Prueba de ello ocurre con lo que yo llamo la transformación total de Piccolo. Cuando se convierte en una suerte de mártir en Dragon Ball GT. Estando en El Más Allá, los dioses a pesar de su origen maligno, deciden que por sus actos totales le es merecedor de ir al paraíso. Sin embargo, durante el combate contra Super A-17 pide que lo dejen llegar al infierno para ayudar a Gokú a escapar de allí; al negarle el permiso, Piccolo finge ser malvado y destruye una parte del Paraíso por lo que se gana la condena eterna (antes de partir pide perdón a los habitantes por atacarlos en una memorable escena), una vez allí ayuda a Goku a abrir un portal de vuelta a la Tierra y a partir de este momento se dedica a cuidar que no escape ningún villano, como lo hizo Super A-17, convirtiéndose en un guardián permanente del infierno. Al final de la saga, Gokú visita a Piccolo en el infierno para despedirse de él y ambos recuerdan todas las veces que se ayudaron mutuamente y se declaran mutua admiración.
Siempre recuerdo a Piccolo por su vestimenta: capa blanca, turbante y conjunto púrpura, ropaje que usó desde su primera batalla en el torneo de artes marciales, hasta el último capítulo de Dragon Ball GT, también porque fue uno de los guerreros que más entrenó, nunca dejó de aprender y de fortalecerse, (se cree que es el personaje más fuerte después de Vegeta y Gokú), también porque es el personaje con el mayor número de habilidades y poderes. Recuerdo que Piccolo fue uno de los primeros personajes de las caricaturas de mi infancia que escuché pronunciar una verdad sobre la vida. Durante un entrenamiento con Gohan, quien llora por el maltrato que recibe, hastiado le grita: “Si quieres odiarme debes empezar por odiar tu destino, así como lo hago yo”.
Davo Valdés de la Campa (Cuernavaca, Morelos,1988) Beneficiario del Programa de Estímulos para el desarrollo y la creación artística en 2009 y en 2011 en las áreas de cuento y novela. Ganador de la convocatoria para publicación de obra inédita del Fondo Editorial del Instituto de Cultura de Morelos con su libro, Ignoto. También ha publicado Relatos de un mundo depravado (EdicioZetina, 2009) y Despertar (Astrolabio, 2014). Colabora en Butaca Ancha, Tierra Adentro, Bicaalú, ERRR Magazine, entre otras. Es codirector del Festival Grotesco. Jornada de Cultura Horrible. Recientemente participó en el programa Talents Critiques en la Semana de la Crítica del Festival Internacional de Cine en Cannes.