Complicaciones e incertidumbre en torno a la adquisición de Activision Blizzard

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Después de las altas expectativas que generó la intención de compra de Microsoft para comprar a la casa productora de Call of Duty y Crash Bandicoot, con el paso del tiempo se han ido suscitando trabas para el gigante tecnológico de Redmond que hacen pensar en una disputa legal en el mediano plazo.

Si bien en las naciones de Arabia SauditaBrasilChileJapónSerbiaSudáfrica y Ucrania, la multimillonaria transacción ya ha sido aprobada, en mercados de mayor envergadura ha sufrido varapalos que no sólo han retrasado un veredicto final, sino que nublan las intenciones comerciales de la compañía fundada por Bill Gates.

El primer revés sucedió a finales del año pasado cuando la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés), argumentó que no tenía las facultades suficientes para analizar el caso y lo más conveniente era llevarlo a juicio en territorio estadounidense.

Por su parte y tras múltiples retrasos, la Autoridad de Competencia y Mercados (CMA) en Reino Unido, decidió bloquear la compra, emitiendo su preocupación por un eventual monopolio que Microsoft podría ejercer en los juegos en la nube, debido a su posición predominante en el mercado.

Para finales de este mes, se tiene previsto que la Comisión Europea de Competencia fije una postura al respecto, toda vez que meses atrás decidió aplazarla para analizar los remedios que había propuesto la firma propietaria de Xbox respecto a los convenios para garantizar que Call of Duty llegara a un mayor número de dispositivos.

Dicha resolución será un parteaguas en el referido caso, ya que, si es favorable, Microsoft tendría un buen argumento para presionar en los tribunales mediante apelaciones tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, pero si sucede lo contrario, será complejo mantener tantos frentes jurídicos abiertos.

Algunos analistas de la industria de los videojuegos como Michael Patcher, sostienen que, en la corte, sería factible que el corporativo encabezado por Satya Nadella obtenga una victoria, sin embargo, los antecedentes en esta materia, siempre han dado la razón a la CMA.

En caso de no llegar a ningún acuerdo, Microsoft deberá de pagar tres mil millones de dólares a Activision Blizzard como penalización y no se podría volver a intentar la fusión durante los próximos diez años, situación que trastocaría los planes de Xbox para potenciar Game Pass a un ritmo acelerado.

Aunado a toda esta turbulencia, la división presidida por Phil Spencer no atraviesa por su mejor momento, luego de la tibia recepción que ha tenido el lanzamiento de Redfall y que ha hecho saltar las alarmas sobre la calidad que pudiera tener Starfield.

De momento, los fans de la marca verde deberán de esperar a que mejore el ritmo de estrenos exclusivos de la mano de Xbox Game Studios con la calidad adecuada, además de mantenerse al filo de sus asientos para conocer el desenlace sobre la adquisición de Activision Blizzard, el cual todavía dará muchas páginas por escribir.

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José Celorio