Para todo el que llevó una niñez normal dentro de los estándares sociales, las series animadas fueron y siguen siendo un elemento por demás importante, incluso hasta determinante de nuestras vidas. Al no tener referencia de nada cuando somos más jóvenes, estamos susceptibles a que cualquier cosa “nueva” nos impacte de manera importante. Como parte de nuestros contenidos por la segunda edición de Atomix Toons, te presentamos una lista de caricaturas que según nosotros estaban increíbles pero que en realidad, su calidad era bastante dudosa. Esperamos tus comentarios al respecto.
Luego del éxito que fue Scooby-Doo, Hanna-Barbera intentó repetir su exitosa fórmula una y otra vez a través de diversas caricaturas que tenían como protagonistas a un grupo de chicos detectives con alguna mascota extraordinaria. Mandibulín fue una de esos experimentos y, por desgracia (o fortuna), no fue tan exitoso como se esperaba. Si bien el concepto del personaje resultaba atractivo y entretenido -hasta cierto punto-, poco se podía hacer con una serie cuyos protagonistas se sentían tan vacíos y carentes de personalidad. Eso sin mencionar que muchos de los argumentos que ofrecía eran los mismos que habíamos visto en Scooby-Doo.
Es bien sabido que las caricaturas muchas veces son usadas con el único fin de vender juguetes. Es decir, cada uno de los capítulos que vemos de tal o cual serie, es un comercial gigante para que los jóvenes espectadores corran con sus papás a pedirles tal o cual figura de acción. Street Sharks era justamente eso, pues a pesar del súper cool diseño de personajes y concepto en general que nos recordaba a las Teen Age Mutant Ninja Turtles, como serie animada dejaba mucho que desear.
Hay ciertos conceptos en la televisión y en general en cualquier medio de entretenimiento que al haber sido probados en la parte comercial, constantemente son replicados por no decir copiados. Dennis the Menace (Daniel el Travieso) nos dejó claro que el público gustaba de los niños que se la pasaban haciendo maldades, por lo que en los noventa se lanzó Problem Child. Esta serie se basaba en los mismos fundamentos que la antes mencionada, solo que le daba un toque “badass” con un protagonista verdaderamente pedante. ¿Recuerdas las horribles películas Live Action que se hicieron de esta serie?
Como te comentábamos hace unos párrafos, las series animadas siempre han sido un medio muy explotado para poder vender todo tipo de mercancía, sobre todo juguetes. Los Biker Mice from Mars son uno de los ejemplos más claros de lo anterior, pues a pesar de haberse colocado en el gusto del público durante más de tres años al aire, la verdad es que cada uno de sus capítulos tan solo era un comercial gigante sobre la nueva variación o vehículo de cierto personaje.
Luego del tremendo auge y el enorme éxito en el que se convirtió la serie de Donkey Kong Country durante los 90, lo más sensato era esperar a que ésta hiciera el salto de las consolas a la televisión. En 1997 esto sucedió, y ocurrió de la peor manera posible.
Aunque divertida por momentos, la caricatura animada de DK no lograba rescatar la esencia y la imagen cool que derrochaban los juegos y, en su lugar, exponía un intento de broma de mal gusto que hacía ver a la franquicia como una simple broma. Y para rematar, el diseño de cada uno de los personajes era terrible, tanto así que hasta te sacaba de onda ver lo mal que se veía nuestro salvaje héroe
¡Amamos a Los padrinos mágicos!… O mejor dicho amábamos, esto antes de que se volvieran tan… tontos. Durante sus primeras temporadas, la serie era sumamente entretenida y derrochaba momentos de genialidad, con todo y pese a la forma absurda en la cual presentaban cada capítulo. Sin embargo, conforme al paso de los años se fue haciendo cada vez más evidente que al equipo de Butch Hartman se le fueron terminando las buenas ideas, mucho antes de lo que nos hubiera gustado.
Sí, sabemos lo que están pensando: ¿Qué no Los padrinos mágicos era una caricatura para millenials? Pues sí, pero qué, ¿apoco hay límite de edad para divertirnos con las animaciones?
