Por: Yeni Rueda (@Chupacabritas)
El miedo es una fuerza poderosa que se caracteriza por lo irracional que puede llegar a ser, pero también por su maleabilidad. Para él no hay cosas buenas ni malas, lo que impera es el instinto de supervivencia. Así, se puede jalar un gatillo o regalar una caja de chocolates por miedo a no conservar la vida. Los grandes avances médicos o tecnológicos buscan preservar a la humanidad, combaten su mayor temor: el desaparecer de la tierra, del universo. Podría decirse, que todas nuestras acciones son dictadas por nuestros más profundos temores.
Así, podría hacer un resumen de mi infancia a través de mis temores, y no sólo de ese momento especifico, sino de cada una de las etapas de mi vida. Si me pongo a pensar, casi todas mis acciones están dictadas por el miedo, y sin duda puedo parecerme en muchos sentidos, a ese perro tembloroso de color rosa que veía todas las tardes después de la escuela. El perro y yo tenemos casi las mismas reacciones y actividades, como correr histéricamente hacia la computadora para buscar la solución a cualquier dificultad que se nos esté presentando. Coraje, corre a su fiel computador buscando información para entender los sucesos extraños que suceden en su casa, así como yo me lanzo a goglear mis síntomas corporales, en busca de un diagnósticos que siempre resulta catastrófico.
Ese perro de ojos desorbitantes fue una especie de héroe personal, y al mismo tiempo, uno de las primeras fuentes hacia lo terrorífico. Pero creo, que lo que destacó a Coraje, el perro cobarde (Courage the Cowardly Dog) fueron dos elementos: las paradojas que formaban al personaje principal (su nombre, su miedo, su valentía cuando Muriel estaba en peligro) y que fueran simples o complejas, durante las cuatro temporadas, las historias abarcaron varios de los aspectos desde los cuales puede experimentarse el miedo, además de hacer uso de un humor absurdo y sumamente colorido. El asunto con los capítulos es que podías tener dolor de panza, ya sea por el miedo que pudieran causarte o por lo gracioso de las situaciones por las que tenía que pasar el perro, para poner a salvo a la única persona que se había portado gentil con él.
Coraje es un perro humanizado que pasa por todo tipo de miedo que hemos experimentado, y éste se representa en muchas situaciones: miedo a morir, al ridículo, al olvido, al maltrato físico. Me sorprende un poco que se hable de una renovación del género de las caricaturas con programas como Hora de Aventura y Un show más. Y es que desde el inicio de los noventa, se ha estado reinventando la concepción de este tipo de entretenimiento, no sólo con Coraje, sino con otras producciones que vimos a través de Cartoon Network o lo que llegaba a cuentagotas en el Canal Cinco.
Siempre he tenido un gusto particular por lo oscuro y lo mórbido, es por eso que una de mis actividades favoritas era ver a qué se tendría que enfrentar Coraje esta vez. Obviamente, no es que creyera que cada una de estas cosas era real, después de todo, siempre estuve consciente de que todo era una caricatura, sin embargo, había argumentos tan bien construidos que lograban crear una sensación de extrañeza dentro de mí. Algo que ayudó mucho a crear esta atmosfera enrarecida, fue la combinación de elementos visuales. Cuando uno piensa en pollos conquistando el espacio, puede parecer una línea argumental un poco tonta. Pero en el momento en el que se ve a Justo bajar de una nave espacial, con el cuerpo de un pollo, ya no parece absurdo, sino realmente perturbador. Ahora no sólo se trataba de enlazar elementos disímiles o que eran tan absurdos que realmente lograban enloquecernos (como el mundo habitado por plátanos inteligentes, que son liderados por un gorila disfrazado de plátano, y usa a sus “congéneres” como alimento para otro mono más viejo), sino por optar una ambientación muy usual dentro de las historias policíacas: locaciones oscuras, desoladas, parajes en donde se ubican las casas a varios metros de distancia, o la calles de la ciudades, aunque iluminadas, siguen siendo susurrantes, sucias y decadentes. Este ambiente se vuelve más vibrante cuando se mezclan técnicas de animación distintas, o cuando en lugar de animación se presentan imágenes fijas muy delicadas, como sucede en el capítulo de “Freaky Fred”, donde un barbero, sobrino de Muriel visita la casa. Este hombre está obsesionando con el cabello, más bien, tiene la imperante necesidad de rasurarlo al ras. La conjunción de visuales y música, destruye los nervios de cualquiera, y sin embargo, no puedes dejar de verlo. Esa es la virtud de Coraje, que logra recrear el placer del sufrimiento que experimentamos con cualquier película o cuento de terror, además, de que por alguna razón, nos identificamos con el personaje morado. El catálogo de monstruos que aparecen en la caricatura son los mismos que podemos encontrar en la cultura popular: momias, magos, psicópatas, zombis, e incluso ¡matones!; seguro que recuerdan el capítulo en el que una gata con una máscara sumamente perturbadora se encuentra con Coraje y lo abate a golpes, sólo por ser perro y un macho. En esa historia aparecen temas que para algunos pueden ser muy adultos (la amistad, el secuestro, las relaciones forzadas) y que son adaptadas de manera sutil para que pudiera ser visto por niños de siete años.
Yo creo que aunque la mayoría de mi generación no lo admita, estamos formados por lo que vimos en la televisión. ¿Me avergüenza? por supuesto que no, gracias a Coraje, entendí que no es malo sentirte asustado, que puedes actuar de manera extraordinaria cuando te encuentras en ese estado. El mejor amigo de Coraje es el miedo. Teme como a nada el perder a Muriel, y es capaz de combatir momias, fantasmas de vikingos legendarios, y hasta el demonio de un colchón con tal de recuperarla. Su único y mejor amigo, es el miedo, si sobrevive es gracias a él.
Yeni Rueda López (Morelos, 1990). Editora y narradora. Lectora obsesiva de Juan García Ponce. Le gustan los gatos, la animación, bordar y estudiar Letras Hispanoamericanas en la UNAM. Escribe en el blog El tendedero
