Pedro colgó el cuernófono, creo que están cruzadas las lianas.
Fragmento de Los Picapiedra
Por: Laura Sofía
Lo que más recuerdo de mi infancia al encender el televisor y encontrarme con Los Picapiedra eran aquellos aparatos tecnológicos que me confundieron demasiado en mis clases de Historia: durante mucho tiempo pensé que los hombres milenarios de las cavernas en verdad usaban cocodrilos-lavadora o pelícanos-manguera.
Resulta difícil pensar en una vida sin la luz eléctrica que se enciende con tan sólo tocar el interruptor anclado a la pared. Cuando de pronto un apagón en la colonia hace imposible recuperar ese archivo Word que comenzaba a tener forma de trabajo final, los electrodomésticos de la casa se vuelven inservibles y nos sentimos regresar a la era de hielo. Yo no me imagino en un mundo donde el fuego es lo más cercano a los focos en las habitaciones o donde la gente se desvela haciendo filas afuera de las cuevas para adquirir la rueda más novedosa equivalente al iPad de nuestro tiempo.
Los Picapiedra logran el milagro de conjuntar dos épocas históricas y hacernos especular qué pasaría si nosotros usáramos huesos en la cabeza o si los hombres de Cro Magnon chatearan a través de su iPhone. Lo que se encuentra separado por un gigantesco corte temporal se une cuando Pedro perfora su tarjeta al salir de trabajar con los dientes afilados de un dinosaurio que apunta su hora de salida.
Es sencillo recordar el más novedoso medio de comunicación de los Picapiedra: ese simpático cuernófono que aún conservaba la marcación de los antiguos teléfonos de disco que ahora no son utilizados más que por nuestras melancólicas abuelas o amigos hipster. Quizá sea mejor que esta caricatura de Hanna-Barbera, ahora Cartoon Network, amalgame la Edad de Piedra con el ambiente de mediados de siglo pasado puesto que, seguramente, los anchos dedos de Pablo no serían capaces de manipular un smartphone con pantalla touch.
Aún ahora me parece mucho más divertido el mecanismo fotográfico que proponía la caricatura ─un mono labrando un retrato en piedra─ que la manera en que un iPhone logra captar las imágenes del mundo. Sin embargo, esas ingeniosas adaptaciones de los aparatos modernos nos provocan cuestionarnos cómo es que en realidad funciona nuestra tecnología actual.
Las caricaturas no son sólo programas que nos entretienen con la boca abierta frente al televisor pues, partiendo de la imaginación de sus creadores, logramos hacernos preguntas que no nos haríamos de otro modo. Cartoon Network se propone jugar con lo que en el salón de clases nos podría costar reprobar el examen al pensar que el hombre de verdad convivió con los dinosaurios o que, incluso, los adoptaba como mascota.
Los Picapiedra se originaron en una época donde la novedad de los aparatos tecnológicos estaba en boga. En la actualidad sería trabajoso adaptar los nuestros puesto que el cuernófono sería también reloj, chat, red social, cámara fotográfica, álbum familiar y mil cosas más. Quizá alguien en mucho tiempo junte nuestra forma de vida actual con la tecnología de su época presente porque nosotros ya no seremos más que polvo de un libro cerrado en la biblioteca pública.
¿Cómo se imaginan otros dispositivos actuales según Los Picapiedra?
Conoce al colaborador
Laura Sofía Rivero (Ciudad de México, 1993). Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM FES Acatlán. Mención Honorífica en el Sexto Concurso Nacional de Ensayo Filosófico de la Universidad Iberoamericana. Becada por la Fundación para las Letras Mexicanas en el Curso de Creación Literaria Xalapa 2013 y 2014, en la categoría de ensayo literario. Miembro del Seminario Permanente de Metaficción e Intertextualidad. Ha publicado ensayos en: Círculo de poesía, Radiador y El Comité 1973.
Arte cortesía
Dave Perillo
Luis Gadea
Zwoltopia