Aparte de llevarnos a mundos de fantasía con lecciones sobre valores para los más pequeños, algunas caricaturas rompen esquemas y se atreven a reflejar situaciones de la vida real que ni una telenovela o reality show podría. A través de diversos dibujos animados hemos podido ver cómo se constituye la sociedad, los grupos de amigos, e incluso hemos aprendido de psicología y política. Porque no todo son onomatopeyas y gatos persiguiendo ratones, les presentamos ocho caricaturas más reales que la vida misma.
Las primeras temporadas de estos personajes amarillos nos enseñaron diversos valores que pocas caricaturas diseñadas para niños podían: el valor de la familia, el amor hacia la pareja, el sacrificio por los seres queridos y la depresión infantil. Aunque con el tiempo se han vuelto más y más irreverentes, es imposible negar que de con los Simpson conocimos el significado de la sátira social y entendimos mejor los defectos humanos.
El cambio de década y de milenio fue verdaderamente complicado para las principales productoras de caricaturas, esto debido a que su principal audiencia, comenzaba a convertirse en adolescentes con otro tipo de intereses. Para intentar mantener con ellos a la mayor cantidad posible de espectadores, Nickelodeon lanzó muy interesantes propuestas como As Told by Ginger, serie que nos contaba de una manera muy especial la vida común de una niña que estaba por entrar a la complicada pubertad. El episodio donde escribía un poema que reflejaba su depresión y la mandaban al psicólogo causó gran impacto en muchos de nosotros
Lo mejor de un canal como Nickelodeon era lo versátil que llegaba a ser su programación, pues a pesar de que mantenía cierta tendencia y estilo en el diseño de los shows, se daban ciertos lujos muy interesantes. Rocket Power nos ponía en los zapatos de los niños más cool del mundo. La vivencias de Otto, Reggie, Twister y el famoso Calamar, hicieron que más de uno quisiéramos mudarnos en ese momento a la playa para andar en patineta, hacer surf y todos los deportes extremos que se nos presentaban en la serie de televisión. Quizás no todos convivíamos con un hawaiano ni hacíamos deportes extremos, pero veíamos reflejada en esta caricatura las pequeñas sociedades de grupos de amigos.
Para muchos Daria fue el primer acercamiento que tuvieron con caricaturas no infantiles. Aunque muchos de las situaciones que exponía estaban dirigidos hacia los adolescentes, había varios momentos en los cuales se abordaban tópicos que solamente un adulto podría entender luego de haber pasado por una etapa tan peculiar como lo es la juventud. Detrás de esas gafas, se Daria hablaba de temas tan maduros que, ahora como adultos, adquieren mayor sentido.
Familias rotas, pobreza, la vida de una escuela pública, los frikis del barrio, el primer amor y muchas cosas que experimentamos durante la niñez se encuentran en esta caricatura, en la que a través de diversas temporadas crecimos junto a Arnold. Todos conocimos a la Helga, al Harold, al Gerald, y a cada uno de los pintorescos personales que adornaban este bello retrato de la vida real sin importar la nación o la cultura.
Con una temática mucho más ligera conocimos a la serie de Disney, en la que magistralmente se describían a cada uno de los fenómenos que conforman una escuela primaria. Desde el nerd más aplicado hasta el amigo confiable con sobre peso nos acompañan en las aventuras de este escuadrón en búsqueda de la supervivencia escolar.
Doug era de las pocas series que hacían un grandioso trabajo combinando situaciones de la vida real de cualquier persona con eventos completamente imposibles. Lo introspectivo que podía ser este personaje nos cautivó como pocos. Aunque a veces se volaba la barda con los trips del protagonista, esta caricatura imprimía de manera sublime la mejor amistad y el enamoramiento platónico. ¿Cuántos no nos perdíamos horas en nuestra imaginación hilando situaciones que deseábamos que pasaran?
Aunque irreverente, esta caricatura que hasta la fecha mantiene su esencia como animación en flash desde 1997 mostraba situaciones aparentemente exageradas y absurdas que de alguna manera representan exactamente lo que ocurre en la sociedad. Dejando de lado lo políticamente incorrecto que ha podido llegar a ser, South Park no hace más que señalar los defectos que tenemos como seres humanos.