The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un juego que representa muchísimas cosas por su colosal tamaño, sin embargo, podríamos decir que una de sus principales características tiene que ver con que la buena administración de tus recursos es crucial para la supervivencia. Puede que al inicio esto parezca un poco abrumador, pero la realidad es que su excelente diseño hace que todo sea muy llevadero una vez que entiendes cómo es que funciona. Por tal motivo, nos pareció interesante darte estos cinco tips para que tu paso por el titánico Hyrule sea un poco más simple. Esperemos que te sirvan de mucho.
Conseguir rupias en The Legend of Zelda: Breath of the Wild es mucho más complicado de lo que era en pasadas entregas de la serie, pues ahora, es raro encontrar esta moneda tirada en el campo. Por tal razón, la mejor manera de conseguirla, es a través del comercio. Este juego está repleto de NPCs deseosos de hacer negocios con nosotros, sólo que algunos intentarán sacar ventaja. Lo mejor que puedes hacer es buscar en el camino a todo tipo de ambulantes, los cuales, te darán mucho mejor precio por esos dientes o uñas de Bokoblin. Venderle a establecimientos dentro de poblaciones, no es lo mejor del mundo, pues el dinero que se nos dan por nuestros bienes, normalmente es muy poco.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild dejó de lado los famosos pedazos de corazón para juntar Heart Containers y ahora, necesitamos de los Orbs que nos dan en los Shrines para poder aumentar nuestra vida y stamina. El tener la elección de mejorar estos dos atributos es un tanto complicado, no obstante, te diría que al menos durante las primeras 10 horas de juego, tus esfuerzos se vean concentrados en conseguir todos los Heart Containers que te sean posibles, pues como sea, el tema de la stamina se puede sobrellevar de otras maneras. Recuerda que estamos frente a uno de los Zelda más complicados de todos los tiempos si de enfrentamientos hablamos, por lo que tener cualquier corazón extra, será de gran ayuda.
Una de las principales mecánicas de juego de The Legend of Zelda: Breath of the Wild tienen que ver con saber cómo administrar el equipo que llevamos con nosotros, pues aquí, casi todas las armas son efímeras, es decir que se rompen luego del uso. Sé bien lo cool que se puede ver Link portando cierta espada, escudo o arco, no obstante, te recomiendo pensar dos veces en utilizarlos durante enfrentamientos casuales en el campo. Lo mejor es que cuando sepas que la posibilidad de pelear con un enemigo poderoso no es tan alta, guardes tus mejores armas para otra ocasión. Seguro que un mazo Bokoblin o esa Traveler Sword que te encontraste, harán un buen trabajo contra enemigos no tan poderosos. Reserva tus cartas más importantes para los jefes o templos.
Cortar pasto o un arbusto ya no es suficiente para que Link recupere la vida que ha perdido en el camino al tomar los famosos corazoncitos, ahora, nosotros tenemos que construir nuestros propios recursos para que el protagonista siga adelante. Puede que ese filete crudo te dé dos o tres corazones cuando te lo comas, pero su potencial va mucho más allá. Siempre que veas una de las fogatas en las que hay un sartén para cocinar, saca todos los ingredientes que tengas en tu inventario y ponte a experimentar. Andar jugando al Iron Chef en The Legend of Zelda: Breath of the Wild puede dar grandes resultados, pues algunas frutas que parecen ser de lo más simple, brindan grandes propiedades una vez que las pasamos por el fuego. Ni qué decir de algunas locas combinaciones de yerbas finas y condimentos con diferentes proteínas.
La exploración es una verdadera locura en The Legend of Zelda: Breath of the Wild, pues su gigantesco mundo está lleno de cosas por ver. Normalmente, cuando cierta cueva o recoveco llama nuestra atención, es que algo tiene escondido; nada está ahí por casualidad. Si vas caminando y cualquier elemento de Hyrule atrapa tu atención, lo mejor que puedes hacer es darte el tiempo de ir a revisarlo. Te puedo asegurar que en la gran mayoría de las ocasiones, el juego recompensará ese esfuerzo con algún ítem de utilidad aunque claro, también recuerda el dicho que dice que la curiosidad mató al gato… o en esta ocasión, al hylian.
