A todos nos ha pasado, a pesar de que todos digan que un videojuego es malo nosotros lo disfrutamos bastante, y no por ello queremos decir que no tengan razón todos los que lo condenan, aceptamos sus males pero no negamos que nos guste, llamémoslo como un "gusto culposo".
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Hay una gran diferencia entre ser un terrible juego y ser una terrible decepción. En esta categoría mencionamos a los títulos cuya llegada representaba un verdadero tren del hype para el público y que quedó a deber, además de uno que otro regreso que en vez de ser triunfal, nos hizo preguntarnos por qué no simplemente se quedó en en baúl de los recuerdos.
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Uno de los conceptos más ciertos de toda esta industria que tanto amamos, es que el éxito comercial de un juego, poco tiene que ver con su calidad. A lo largo de todos los años que tiene este medio de entretenimiento, hemos sido víctimas de efectivas campañas publicitarias, las cuales, nos juraban que tal o cual título, sería la mejor experiencia de nuestras vidas, para que al momento de comprarlas y probarlas, un sentimiento de coraje invadiera nuestros cuerpos al darnos cuenta de la triste realidad.
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