Jason Kingsley es el CEO de Rebellion —compañía que viene de varios tropiezos y tumbos con sus últimos juegos— y en entrevista para Gamerzines argumentó su disgusto con la reputación que su marca está obteniendo. "Nadie se propone hacer juegos malos" comentó, luego de admitir que las cosas no estaban resultando tan bien como le gustaría.
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