En el esfuerzo de darle al consumidor una experiencia cercana a la realidad, las empresas desembolsan fuertes sumas de dinero para obtener las licencias de las armas, los modelos 3D e incluso la oportunidad de poderlas probar en la vida real para así replicar la sensación de peso o de movimiento al disparar… sin olvidar que también se da el sonido más fiel de cada arma.
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