El pasado fin de semana se celebró el N7 Day, el festejo anual de Mass Effect, por lo que BioWare nos proporcionó unas cuantas estadísticas basadas en las decisiones de los usuarios en la Mass Effect Legendary Edition. Estos datos ciertamente nos arrojan unas cuantas cosas bastante interesantes en cuanto a lealtad de personajes, e incluso los niveles de dificultad más populares.
LEER +Garrus es uno de los personajes más emblemáticos del universo de Mass Effect, y ahora se convirtió en una preciada figura coleccionable que muchos fans desearían tener en sus estantes.
LEER +Sabemos que todos esperaban con ansias este especial. Por eso, nos da mucho gusto poder compartir las versiones editadas de Atomix Live especial de Mass Effect. No se preocupen si están jugando la tercera entrega, ya que este episodio está libre de spóilers. Si ya lo terminaron, no olviden leer el artículo del buen urovoros sobre el final de Mass Effect 3.
LEER +Luego de la inmensa polémica que algunos embravecidos fanáticos de Mass Effect desataron por el final de la tercera entrega de la serie, hemos decidido repasar cuáles son los argumentos a favor y en contra de la petición principal de alterar el final del juego. En lo personal, pienso que esta situación es sintomática: es el reflejo del estado actual de la industria y de la relación del público que consume videojuegos con los creadores de contenido. Sin más, los invito a leer este texto y a opinar al respecto en los comentarios. También les recuerdo que, si no han terminado Mass Effect 3, y no han llegado al final tal vez quieran esperar antes de continuar, pues es imposible discutir este tema sin revelar puntos claves de la trama.
LEER +El viejo Kant declaró una vez: “el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”. El contexto, por supuesto, es todo: él hablaba de las dos cosas que más lo asombraban y despertaban su admiración. Hoy podemos cometer la anacronía irresponsable de imaginar a un hombre que nacerá en el futuro y repetirá, sin saberlo, esas mismas líneas: “La materia fría y negra que conforma el espacio ha sido cortada por las alas de mi vehículo mientras viajo más rápido que la luz. Derramé la sangre de otro en la fuente de una gigantesca estación espacial con forma de orquídea. Visité mi propia tumba en un gélido planeta con tres lunas. Hierve en mi cráneo mi cerebro (la estructura más compleja del universo) y es un símil orgánico de la despiadada geografía del universo. Persigo mi destino como Cerbero asecha a los muertos que intentan escapar del Hades. Frente a mí hay, no un sencillo paraje de caminos que se bifurcan, sino un entramado de ríos que se unen y se separan caprichosamente —al final, todos desembocan en la nada del mar. Ese laberinto de tiempo y espacio hiere mis vigilias con la incertidumbre que sólo puede provocar el vacío que hay entre las estrellas. ¿Qué oscura ley natural nos condenó a buscar otros soles? Somos insectos que, rodeados de oscuridad total, anhelan una luz desconocida. En la búsqueda algo he aprendido: o el universo se convulsiona para siempre en ciclos o irremediablemente se dirige a su tibia muerte de entropía. Con temerosa resignación pienso en nuestros dos destinos: la desaparición absoluta o el doloroso tedio de la eternidad. En medio de este caos, dos cosas me han maravillado y me brindan sosiego: la bóveda celeste que he recorrido y el intrincado caudal de causas y efectos que mis actos han desencadenado”. Ésta es la reseña de Mass Effect 3.
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