La música es parte esencial de nuestra vida, y los videojuegos que tienen que ver con la interacción directa con ella tienen ya décadas probando nuestros reflejos y nuestro ritmo. Amplitude se siente como un lindo capricho y a la vez como un homenaje a la manera en que mucho del auge de este tipo de títulos comenzó por allá por los inicios del nuevo milenio hace ya quince años.
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