En los años en que Wii recibía un decente apoyo de las third parties, cuando aún se confiaba en que llegaría al gusto de todos los jugadores y cumpliría las metas de ventas de juegos no Nintendo, varios títulos aparecieron; unos malos, unos regulares, y otros bastante buenos. Entre todos ellos estaba uno de nombre Fragile Dreams: Farewell Ruins of The Moon, o como en Japón se le conoció, “Fragile: Sayonara Tsuki no Haikyo”
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