Llevo varias noches escabulléndome a la sala para jugar Diabolical Pitch. En cierta forma se siente como si en los noventas me colara al cine a ver alguna película de terror no apta para menores de edad. Hace poco menos de dos décadas, el mundo estaba más que preparado para acoger un universo de ficción como éste: un pitcher que sufre una trágica lesión y que luego, de una forma u otra, termina en un lugar infernal, donde deberá sobrevivir gracias a sus particulares habilidades de jugador de béisbol. De toda la oferta que hay para Kinect, Diabolical Pitch me ha parecido la que más potencial tiene para atraer a un público con gustos más sombríos. A continuación explicaré por qué.
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