Al igual que toda forma artística, el cine es una espacio perfecto para expresar toda clase de sentimientos e ideas muchas veces abstractas que requieren de ciertos elementos muy puntuales para relucir justo como su autor lo quiere. Cosas como dar un salto de fe en busca de un sueño o dejar de lado la opinión negativa de terceros sobre algo que de verdad amamos, son sólo algunos de los temas que se tratan en La La Land, musical dirigido por Damien Chazelle quien también nos entregó a la espectacular Whiplash, que desborda pasión en cada una de sus escenas y que por supuesto, está dirigida para todos aquellos que han sido acusados de ser unos locos sin razón que persiguen ideales que se antojan imposibles desde casi cualquier punto de vista.
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