Cada muerte es más que una disminución en el universo, es la extinción de galaxias, de inteligencias artificiales ancestrales, de flores de fuego, de viejos dragones, de órdenes misteriosas dedicadas a dioses apócrifos, de Shakespeare, de colosos indomables, de Dante, de Love Craft, de un hombre perdido en un planeta azul, de hombres más poderosos que los dioses, de Titanes, de cicatrices en el pecho, de caballeros medievales, de princesas y serpientes, del tigre devorador que es el tiempo. La próxima vez que juegues, incluso algo tan inocente como Super Mario Bros. 3, recuerda que estás aniquilando universos, pululando el mundo con posibilidades. Pero jamás saciarás el hambre del tiempo.
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