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Playdead
Playdead
29/06/2016
El movimiento de la escena independiente dentro de los videojuegos ha mutado a una velocidad verdaderamente impresionante. Hasta hace menos de una década, el publicar un título en las principales plataformas de la industria, solo era posible para gigantescos publishers con varios millones de dólares detrás de ellos. La revolución a la forma en la que vemos al medio que este tipo de desarrolladores menores han traído, simplemente no tiene precedentes. Uno de los iniciadores de todo esto fue Playdead, estudio danés que tras haber entregado Limbo, llega para consolidarse con una obra maestra llamada Inside.
Inside salta al ruedo en una época completamente diferente a la que vivió Limbo, pues ahora, gracias a las facilidades que se dan tanto en Xbox Live, como en la PSN y por supuesto Steam, al día se publican miles de juegos, asunto que muchas veces termina provocando que autenticas montañas de basura tapen a los títulos que de verdad valen la pena. Evidentemente el pedigree de Playdead ayuda a que su obra resalte un poco más que el resto, no obstante, puedo apostar a que en el parte comercial tendrá un duro camino con todo y que es una de las experiencias que todo el mundo debería de experimentar en algún punto.
La influencia que Limbo tuvo en toda la industria no es algo que veamos a menudo, pues incluso podríamos estar hablando de que este juego creó un subgénero que se ha intentado imitar en múltiples ocasiones, algunas veces con éxito y otras con resultados bastante medianos. La forma en la que Playdead consigue combinar el platforming con la elaboración de ingeniosos puzzles es una verdadera maravilla. Inside tomó estas sólidas bases para trabajar sobre ellas y así, conseguir mecánicas de juego que me volaron la mente en todo momento.
Desde que comienzas a controlar al protagonista de Inside, te sientes como en casa si es que jugaste Limbo. Este peso tan característico del personaje al que controlamos está de vuelta, el cual, en todo momento nos hace sentir que en lugar de estar comandando a un ser virtual, le estamos dando ordenes a un ser humano que podría existir. La aportación en este apartado de este título, tiene que ver con lo precisos que se volvieron los controles en cada una de las acciones que hacemos. Cada salto, movimiento y en general cualquier actividad, se siente como una verdadera extensión de nosotros mismos en la pantalla, en parte gracias a sus sensacionales animaciones.
Inside presenta un ritmo un tanto más frenético y emocionante que el de su antecesor, apelando mucho más a los momentos de acción y frenetismo, esto claro, sin perder de vista cuál es su verdadera esencia. Habrá momentos en los que cierto peligro te esté amenazando y tu mejor opción será la de correr por tu vida. Algo que disfruté muchísimo de esta secciones es que además de pedirte que seas preciso con los saltos, es que algunas veces es necesario que demos un brinco de fe hacia un lugar en el que no sabemos qué pasará. Toques como este le agregan un alto grado de adrenalina a la experiencia en general.
Los puzzles de Inside son una verdadera locura y creo yo, tienen el justo nivel de dificultad para no tratarnos como idiotas, pero tampoco para generar frustración y sentimientos negativos en quien los está intentando resolver. Dos de las mecánicas que más disfruté fueron las que nos piden controlar a otros personajes por medio de un casco a distancia y otra en la que el título jugaba con las diferentes físicas del agua, colocándola en lugares imposibles como el techo, por ejemplo. Estas dos propuestas tan solo son una muestra de todo lo que tiene que ofrecer este juego y las posibilidades que tiene como experiencia interactiva. Te hablaría de más de ellas, pero te estaría arruinando un par de sorpresas muy interesantes que valen completamente la pena.
Tanto los controles, como cada una de las mecánicas de juego que se utilizan dentro de Inside, funcionan como reloj suizo, es decir, cada momento del título está perfectamente entrelazado con el que fue anterior a él y con el que le sigue. Dicho asunto, obviamente causa que el ritmo de Inside sea muy disfrutable en todo momento y que la experiencia en general fluya sin ningún tipo de contratiempo. No te preocupes, esta entrega también cuenta con esos momentos de paz y hasta reflexión que tanto brillaron en Limbo, solo que ahora, estos no se llegan a sentir como un mero corte, sino que son un recurso para entregarnos una obra mucho más inmersiva y verosímil en todo sentido.
Puede ser que lo más impresionante de Inside es lo divertido que llegan a ser cosas tan simples como el hecho de caminar de un lugar al otro. Puede que esto suene drástico pero me atrevería a decir que las mecánicas y controles están tan bien logrados, que llegan a brillar incluso si les quitáramos el diseño de niveles. Playdead demuestra que cuando se trata de crear videojuegos desde su núcleo, hay muy pocos como ellos. Me encantaría algún día verlos trabajar con un presupuesto multimillonario.
Como te comentaba, las mecánicas núcleo de Inside son tan buenas, que incluso podría brillar sobre escenarios que no fueran tan elaborados, no obstante, Playdead también se ha caracterizado por ponernos en varios de los niveles más impresionantes que nos haya tocado ver en un videojuego contemporáneo. La forma en la que Inside aprovecha este elemento es verdaderamente alucinante, al punto en que creo que como obra, seguramente será material de estudio para quienes estén interesados en dedicarse al diseño de juegos.
A pesar de que se nos da la ilusión de que estamos recorriendo un mundo en 2D que funciona como un solo nivel, la realidad es que Inside tiene muy bien delimitadas cada una de sus áreas y zonas en las que debemos de resolver tal o cual situación, ya sea usando el cerebro o nuestros reflejos.
Sin duda alguna, unas de las partes que más disfruté de Inside fue en las que tenía que saltar de un lugar a otro, pues además de que tenía que estar muy atento de en qué punto debía dar el salto considerando las excelentemente bien emuladas físicas del juego, un sentimiento de vertigo y adrenalina me invadía al no saber si es que mi personaje podría llegar al otro lado con vida, pues las muertes llenas de gore, están de regreso.
Puede ser que la mejor escena de este tipo se dio en una parte en la que tenía que irme cubriendo de una especie de ondas sonoras que en caso de tomarte sin cobertura, te destrozaban de manera instantánea. Lo mejor es que éstas aparecían con cierto timing que debías considerar en cada uno de tus movimientos, levantando objetos para no acabar muerto. No existen palabras suficientes para hacerle justicia a estos maravillosos momentos que Inside nos presenta una y otra vez.
Con todo y lo mucho que disfrutamos los momentos de acción dentro de Inside, la verdad es que las verdaderas estrellas del juego son los absurdamente ingeniosos puzzles que nos ponen enfrente. Como te comentaba, estos cuentan con un nivel de dificultad justo para que resolverlos sea retador, pero no frustrante. Creo que al final, lo más interesante de estos problemas es descubrir la manera en la que funcionan y cómo es que aprovechan todos los elementos del nivel. En este juego, no se te dirá qué es lo debes de hacer poniéndole brillos a los objetos, sino que se echa manos de cosas como tonalidades que contrastan ligeramente con el fondo para darnos pistas sutiles.
Inside apuesta por un diseño de niveles orgánico en el que se espera que el jugador tenga un mínimo de sentido común para resolver las situaciones que se le ponen enfrente por más locas que éstas puedan llegar a ser. La física está tan bien lograda que los de Playdead se atrevieron a crear puzzles en donde tenemos bloques de agua que están colocados en lugares imposibles para cómo es que funciona nuestro mundo, asunto que por supuesto, te obliga a pensar de maneras en las que normalmente no lo hacemos.
Por si todo esto no fuera poco, en Inside decidieron expandir aún más todas estas posibilidades añadiéndole una sección en al que comandamos un submarino. Aquí, los escenarios se alargan de una manera muy considerable, pues esta esfera nos permite explorar lugares bajo el agua muy extensos que están interconectados por varias pantallas en las que tenemos que completar una serie de acciones para poder seguir progresando. Además de que el vehículo hace todo lo anterior, la forma en la que se controla no se parece en nada a nadar o andar a pie con nuestro personaje. No hay sentimiento más placentero que hacer un dash bajo el agua para atravesar una puerta o incluso la pared con esta nave bajo el agua. Es impresionante la soledad que se llega a sentir cuando te encuentras moviéndote por estas zonas. Hubo momentos en los que recordé el vacío de aquella escena final de Artificial Intelligence de Steven Spielberg.
Cada uno de los niveles de Inside está construido con un cuidado verdaderamente impresionante, logrando que las mecánicas principales del juego resalten y lleguen a puntos que simplemente no nos podrían haber maravillado más. Recorrer cada uno los rincones de esos misteriosos lugares perfectamente ambientados, mismos que por cierto, tienen un par de secretos muy interesantes, es un verdadero deleite.
Puede ser que la narrativa sea una de las formas de entretenimiento más antiguas de la humanidad, pues desde tiempos verdaderamente inmemoriales, se tiene registro de las formas en las que las personas contaban diferentes sucesos. Presentar una historia sin usar ninguna clase diálogo es un verdadero reto que no todos pueden superar, sin embargo, los de Playdead encontraron la manera de cautivarnos con un cuento memorable que nos voló la mente.
Es muy complicado contarte de qué trata Inside, sin embargo, creo que podríamos decir que somos un niño fugitivo que encontró la manera de escaparse de una especie de asociación que está haciendo experimentos muy pertubadores con las personas. Más adelante se nos presentan hechos que lejos de aclarar la trama, la complican y hacen que tu mente se comience a revolver en el buen sentido, haciendo que te preguntes toda clase de cosas que incluso llegan a poner en perspectiva tu vida propia.
Puede que al final, la historia de Inside sea lo que menos nos debería de preocupar de él, no obstante, en cada momento se nota que Playdead tiene ciertas intenciones con el contexto en el que se nos coloca desde un inicio, el cual, es muy complicado de descifrar por lo bizarro que se llegan a poner a las cosas, pero gracias a esto, es que la cosa se puede poner por demás interesante, sobre todo cuando te sientas con alguien a intentar descifrar lo que acabas de ver.
Evidentemente, esta forma de contar historias no es para todo tipo de personas, no obstante, si eres de lo que disfruta de estar armando rompecabezas a base de locas teorías, estamos seguros de que la forma en la que Inside narra una historia, te encantará.
La enorme cantidad de posibilidades que actualmente brindan los motores gráficos que están a disposición de desarrolladores en todo el mundo, ha causado que la dirección artística de los juegos, pueda alcanzar niveles muy interesantes, sin embargo, se sigue notando quiénes son los que de verdad saben trabajar en este aspecto.
Limbo nos deleitó con su precioso estilo visual caricaturesco completamente en blanco y negro. Para Inside, se decidió darle un importante giro a la experiencia, pues además de que ahora vemos assets en tres dimensiones, se juega con la cámara de maneras muy interesantes, esto sin mencionar lo elegante que es el uso de tonalidades como el rojo, para resaltar elementos claves dentro de nuestra tétrica aventura.
Al ser un juego que basa su narrativa completamente en imágenes carentes de palabras escritas o habladas, su dirección artística y en general gráficas, cobran un papel muy importante, incluso al punto de dejar de ser meros elementos estéticos para impulsar cosas como precisamente la narrativa e incluso al gameplay.
Inside es uno de esos juegos que valen la pena solo por los logros que tiene en la parte visual, asunto que por supuesto trasciende mucho más allá de lo visual. En lo auditivo se hace un uso muy sutil de tonadas que funcionan a la perfección para ambientar cada uno de los momentos que vivimos, generando una atmósfera increíblemente profunda. Estamos frente a una de las experiencias audiovisuales más sobresalientes en mucho tiempo que te recomiendo, disfrutes con un buen equipo de sonido o audífonos en un cuarto obscuro.
2016 está siendo un año maravilloso para todos los que amamos los videojuegos, pues incluso en los meses que consideramos como “tranquilos” en cuanto a lanzamientos, tenemos uno o más estrenos que nos terminan volando la mente. Inside es uno de esos títulos que nos recuerdan por qué es que este medio es tan increíble y cómo es que sólo en él podemos tener experiencias que alcanzan niveles de emotividad de tal importancia. En mi opinión, Playdead ha pasado de ser un estudio con un enorme potencial a uno consolidado que está para cualquier cosa.
Por supuesto que etiquetar a Inside como “independiente” puede resultar ingenuo, pues a pesar de que Playdead es oficialmente es el publisher del juego, obviamente hubo apoyo de Microsoft para mantener aunque sea por un tiempo la exclusiva en el Xbox One y Windows, cosa completamente válida y hasta loable. Recomendar este título es muy simple: tienes que ir en este momento a descargarlo, pues es una experiencia que todo el que diga disfrutar de los videojuegos, debe de vivir. Exquisito diseño de niveles, mecánicas de juego que funcionan cual reloj suizo, una historia memorable y visuales que te dejarán sin aliento, son solo algunos de los elementos que hacen a esta obra como una que seguramente estará compitiendo de tú a tú por el título de Juego del Año con algunas de las súper producciones que hemos visto en este 2016.