Es el año 1995 y Nintendo se encuentra en la transición de 16 a 64 bits. Justo a la mitad de la década, la Gran N presentó una consola algo difícil de clasificar por su hardware: el Virtual Boy. Este dispositivo ya no requería de una TV pues incluía un visor de realidad virtual que permitía ver los juegos con una profundidad nunca antes vista.
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