Hace algún tiempo leí en el extraordinario blog What Games Are sobre cuatro perspectivas fundamentales para abordar los videojuegos: tetrismo, conductismo, simulacionismo y narrativismo. La primera considera a los videojuegos como mecanismos para provocar diversión, la segunda piensa en ellos como máquinas de recompensa, la tercera como simulaciones de la realidad y la cuarta como una herramienta para contar historias. Muchos de ustedes seguramente se identificarán con alguna de esas maneras de aproximarse a los videojuegos.
Si me pidieran adscribir a Tim Rogers a alguna de estas perspectivas, no podría hacerlo. Tal vez sólo podría decir que las dos que menos le convencen son el conductismo y el simulacionismo y que todos los buenos juegos narran una historia, tengan cinemáticas o no. Tim no sólo es colaborador en Atomix Mag, sino que también es editor en jefe de Action Button (mi sitio de reseñas favorito, además de Atomix, por supuesto) y recientente hizo un videojuego. Él trabajó en Grasshopper, en SCE y, en general, es un gran tipo y diseñador de juegos. Los invito a conocer su última increíble creación: ZiGGURAT.
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