Una propiedad única de los videojuegos es aquella que nos permite asumir roles o personajes en ambientes virtuales en los que podemos desenvolvernos a nuestro placer dentro de las limitantes de un sistema. Existe un umbral mágico que podemos cruzar cuando agarramos el control de un videojuego y dejamos de manipular un objeto virtual para realmente convertimos en una representación virtual. La serie de Smash Bros. se ha caracterizado por tener este umbral. Esta es mi experiencia cruzándolo.
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