3 AM. Tus manos sudan a pesar de que por la ventana entra el frío de noviembre. Distingues a través del velado vidrio de tu ventana la luz de un faro en la calle. Te encandila los ojos, así que desvías la mirada y alcanzas a distinguir una sombra que se mueve entre las ramas de un árbol. ¿Un gato tal vez? Tu espalda da a la puerta de la casa. Juegas con el volumen casi al mínimo. Un ruido. Alguien gira una perilla. Demasiado aterrado para voltear atrás, cierras los ojos y esperas. Los pasos humanos tienen un sonido, un peso, un ritmo reconocible. Se abre una puerta y escuchas que algo camina: el sonido, el peso, el ritmo de su caminar es desconocido e inenarrable (no es humano). Piensas, antes de perder tu templanza, en el último videojuego que disfrutaste. Y eso es justamente lo que hizo el equipo de Atomix. Nos dedicamos a pensar en el título que vamos a disfrutar hoy en la noche. Mientras los muertos disfruten de su ofrenda, seguramente ustedes harán lo propio con sus consolas o computadoras. Pregunté p
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