La industria de los videojuegos pareciera una carrera demencial por explotar de mejor manera las posibilidades tecnológicas de nuestra época, o cuando menos la manera más eficiente de hacer dinero con ello.
LEER +A diario vemos muchos éxitos y fracasos en Kickstarter, y muchos videojuegos han tenido la oportunidad de verse financiados por este medio o quedarse cerca de su meta. Vimos el año pasado con proyectos como Project Phoenix o Mighty No. 9 éxitos rotundos que en cuestión de días habían superado por mucho sus metas iniciales, pero otros proyectos no corren con la misma suerte.
LEER +La Mulana fue un aclamado título del estudio independiente Nigoro que comenzó como un proyecto de fans intentando recordar las grandes épocas de los juegos de aventuras del MSX; después de la versión original de PC que fue lanzada en 2006, el juego tuvo un remake para ser lanzado en el Wii a través del servicio Wii Ware. Presentando a los jugadores un alto nivel de dificultad, el primer título ofreció a los fans de los juegos de MSX un verdadero homenaje que por su sistema de juego y dificultad se aleja de muchos títulos que nos llegan en la actualidad.
LEER +TAN DIFÍCIL DE DESCIFRAR COMO UNA INSCRIPCIÓN MAYA, La-Mulana es el más complejo metroidvania que existe y la mejor carta de amor al old school japonés que haya producido jamás la escuela indie. Es un reto tan formidable que en cierto modo te hace sentir orgulloso por la humanidad el mero hecho de que alguien, no sabemos quién, haya podido terminarlo al cien por ciento: no sé quién sea el Champollion, el Evans o el Knórosov japonés que conquistó por primera vez el enigma de La-Mulana, pero estoy casi seguro de que el resto se ha limitado a copiar las respuestas de ese prodigio desconocido. Dejando a un lado el homenaje a aquél Prometeo de la raza videojugadora, La-Mulana es uno de esos raros equivalentes electrónicos de la obra total (Deus Ex, Dwarf Fortress, Ancient Domains of Mystery o Mario 3 son otros ejemplos), una empresa tan ambiciosa, tan colosal, tan definitiva y asombrosa, que todos los demás representantes del género están condenados a ser pálidos reflejos, pedazos, astillas de este Tikal, esta Chichén Itzá de las mil columnas virtual.
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