Las entregas anuales de videojuegos pueden llegar a ser un arma de doble filo. Por un lado le dan la oportunidad a los desarrolladores de constantemente innovar y experimentar con una franquicia. Sin embargo, el corto tiempo de desarrollo no proporciona el espacio suficiente para ofrecer notables cambios. En algunos casos todo recae en una simple capa de pintura nueva, algo que puede causar fatiga en el público.
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