Una navidad más que llega. En mi caso personal, esta fecha es siempre especial, pues mi familia paterna se reúne en el pueblo de mis abuelos. Desde que tengo memoria, he pasado la Navidad ahí. El sonido de las campanas de la iglesia siempre me despiertan el 25. Fue ahí donde me desvelé en el 98 hasta que pude pasar el primer calabozo de Ocarina of Time y ahí me dieron mi Nintendo 64 y mi GameCube (la última consola que no me compré yo, con mi propio dinero). Hoy justamente me puse a revisar las anécdotas navideñas que nos han enviado para el Atomix Live y debo decir que hay un patrón muy marcado en todas: casi nada supera la emoción de recibir un videojuego o una consola en Navidad. En mi lista (que no va en orden de importancia) intenté reflejar no sólo eso, sino también algunos regalos afines (y otros no tanto).
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